VEZOT HABERAJÁ

DEUTERONOMIO XXXII:1-XXXIV:12

LA MUERTE DE MOSHÉ

Los últimos 8 versículos de la Torá cuentan el proceso de la muerte de Moshé. “Y lo enterró en la depresión de la tierra de Moav, frente a Beit P’or, y hasta este día nadie sabe el lugar de su sepultura”, reza el texto bíblico. 

¿Quién enterró´a Moshé? Aparentemente, Dios se encargó de la sepultura y la falta de mención del lugar específico de su entierro probablemente pretendía evitar que este sitio se convirtiera en un lugar de veneración. Porque no es la figura de Moshé lo que debe ser recordado por encima de todo, sino la enseñanza que dejó, el contenido de la Torá que le fue comunicado directamente por Dios. Por ello, el texto de la Torá tiene mayor santidad que los restantes libros del Tanaj.

Moshé transcribió lo que Dios –con quien habló Panim el Panim, “cara a cara”– le dictó. Aunque hay quienes opinan que el mismo Moshé, inspirado por Dios, escribió las últimas líneas de la Torá que describen su muerte y entierro. De acuerdo con el Talmud los últimos versículos fueron escritos por Yehoshúa, el sucesor de Moshé en el liderazgo del pueblo. 

Yehoshúa escribió el Libro del Tanaj que porta su nombre y los últimos 8 versículos de la Torá, así lo afirma el Talmud en 2 ocasiones. Por ello, estos versículos no tienen la misma categoría que el resto del texto de la Torá. Forman una unidad aparte que debe ser leída completa. No se debe dividir la lectura entre varias personas.

El Talmud también menciona que Yajid Koré, el individuo puede leer estos versículos sin que sea necesaria la presencia de un Minyán, de acuerdo con Rambam. Esta norma sirve para diferenciar su grado de santidad con respecto al resto de la Torá. Tal vez estos versículos corresponden a la transición hacia la época de Yehoshúa, que iniciará la conquista de la Tierra Prometida, lugar donde se podrán cumplir a cabalidad todos los preceptos contenidos en la Torá.

Así se da por concluido el período de Moshé, para dar inicio a una nueva etapa en la historia del pueblo judío. Cabe destacar que estos capítulos no son leídos en un Shabat tal como las otras porciones semanales. En Israel existe una excepción, cuando Sheminí Atséret coincide con Shabat. Más aún, su lectura en Simjat Torá, fuera de Israel, al igual que en Sheminí Atséret en Israel, es seguida por la lectura del primer capítulo de Bereshit. La razón para no asignar un Shabat específico a la lectura pública de Vezot HaBerajá se deba tal vez al deseo de no identificar un día con la conclusión de la Torá, un texto que es inagotable. Cada lectura permite un nuevo entendimiento acerca de la naturaleza del hombre y su relación con Dios. 

Quienes sostienen que Moshé también escribió las últimas líneas de la Torá, posiblemente quieren transmitir la idea de que, no obstante, el contenido de estos versículos, el maestro del pueblo hebreo no murió. Al menos no partió de este mundo de la misma manera que otros seres mortales. 

Según el Midrash, la muerte de Moshé se produjo con un beso de Dios, que extrajo su Neshamá, su alma. Ya que filosóficamente es difícil que la persona demuestre su propia existencia, tal vez se puede apreciar la misma a través de la influencia que el individuo ejerce sobre otros. 

En los anales de la historia del pueblo judío ninguna persona se le puede comparar, tal como reza el texto “Veló kam naví od beIsrael”, nunca se erigió otro mensajero de Dios como Moshé. Sus enseñanzas y admoniciones continúan vigentes, incluso las que se denominan Halajá leMoshé MiSinai, las normas que no fueron escritas en el texto pero que Moshé logró transmitir verbalmente a sus fieles discípulos, hecho que se repitió a través de las edades. 

Moshé fue el maestro del pueblo hebreo, pero lo que realmente lo convirtió en Rebe fue el hecho de que tuvo Talmidim, discípulos que hasta el presente siguen sus instructivos y viven de acuerdo con las Mitsvot que transmitió directamente de acuerdo con la Voluntad de Dios y que están registradas por siempre en la Torá.