ISRAEL: INDEPENDENCIA Y REFLEXIÓN ÉTICA

VAYISHLACH_GENESIS XXXII,4 – XXXVI

Yaacov decide que no puede continuar en el ambiente ambiguo, de dudosa moralidad del hogar de su tío Laván. Ha formado una familia numerosa y ha adquirido bienes para su independencia económica. Yaacov decide regresar a la tierra ancestral. Pero Esav, el hermano de quien tomó la primogenitura no ha olvidado el engaño y se apresta a recibir a Yaacov con una comitiva de cuatrocientos hombres. Yaacov decide dividir su caravana a fin de que, en el caso, de un enfrentamiento armado, al menos la mitad de su gente pueda salvarse. Vayirá Yaacov meod, vayétser lo…, “Yaacov tuvo mucho miedo y se sintió adolorido…” 

Yaacov, según nuestros Jajamim, tuvo “miedo” de morir, y se sintió “adolorido” por si él tuviese que matar a otros. Esta situación se está repitiendo en nuestros días en Yehudá, Shomrón y Aza, donde los soldados de Tsáhal tienen que cuidar sus vidas, ante todo. Pero al mismo tiempo están conscientes de su deber de evitar que la sangre de otras personas, sea derramada.

En el Líbano, muchos soldados perdieron la vida por no entrar en las casas del enemigo que atacaban. Para luego encontrarse con terroristas que, escondidos tras los delantales de sus mujeres, les disparaban. La guerra no permite cuidar los modales y tener las consideraciones habituales si se desea sobrevivir. Pero ¿qué valor tendría nuestra vida, si para asegurarla tuviésemos que traicionar la esencia de la razón de nuestra existencia? Sería como asegurar que el fin justifica los medios. Vayirá tiene que estar aunado con vayétser, porque en nuestro afán por sobrevivir no podemos enceguecernos como para no ver el derecho de otros de vivir igualmente una vida digna.

Yaacov eleva sus oraciones a Dios, Hatsileini na miyad ají, miyad Esav: “sálvame por favor de la mano de mi hermano, de la mano de Esav”. Comentan nuestros Jajamim, “es mi hermano, pero también es Esav”, prototipo del malvado. La consanguinidad no siempre garantiza amistad y bondad. La enemistad entre hermanos puede ser extremadamente cruel, alimentada por la envidia y una excesiva competencia filial. Parte de la historia de la humanidad comienza con el asesinato de Abel por su hermano Caín.

Yaacov se prepara para el encuentro con Esav con Tefilá, “rezo”, Dorón, “obsequios”, y para la posibilidad de Miljamá, “el conflicto armado”. Es la noche anterior al encuentro, Vayivater Yaacov levadó, vayeavek ish imó…, “Yaacov queda solo y lucha contra un hombre”. Yaacov es el vencedor y no permite al hombre irse sin antes obtener una bendición. Lo Yaacov yeamer od shimejá ki im Israel, “tu nombre no será más Yaacov, sino Israel”, pronuncia el enigmático hombre, ki sarita… vatujal, “porque te enseñoreaste… y venciste.” ¿Quién era este hombre que lucha contra Yaacov

Según algunos comentaristas era el ángel guardián de Esav que logra herir a Yaacov en el muslo, dejándolo cojo como resultado del combate. Yaacov recibe su nombre original porque al nacer se había colgado arrastrados del talón de su hermano. Ahora recibe un nuevo nombre, Israel, que lo señala como el victorioso. Es el mismo vocablo que se utiliza para designar al Estado Judío creado por la decisión de las Naciones Unidas en noviembre de 1947. Cuando proclama su independencia en mayo de 1948, lo hace con el nombre de Estado de Israel.

¿Por qué se escogió el nombre Israel para designar al nuevo estado? Judea hubiera sido una apelación más acorde con la historia. Después de la muerte del rey Shlomó, el estado se dividió en dos reinos, Israel en el norte, y Yehudá, Judea, en el sur. Nosotros somos los descendientes del reino de Yehudá, y, por lo tanto, éste hubiera sido el nombre más apropiado.

La impotencia de no poder decidir su destino podría ser la lógica caracterización de la situación del pueblo judío durante los dos milenios de su exilio. ¿En qué lugar geográfico se radicaba el judío? En el país en el cual le permitían residir. ¿Cuáles eran sus oficios o profesiones preferidas? Dependía de la bondad de los gremios o de los cupos, de los numerus clausus que las universidades le ofrecían. 

¿Por qué abandonaba, en masa, algún país? Porque de allí lo desterraban. En fin, el judío no era quien regía ni su presente ni su futuro. Era un objeto que se comportaba de acuerdo con la idiosincrasia y el capricho de los otros. No se le permitía iniciativa o decisión propia alguna. Reaccionaba de acuerdo con las circunstancias que se creaban en su entorno, pero sin poder participar en ellas. El judío no tenía voz, ni aporte alguno,en las decisiones de la sociedad. Estaba enteramente apartado del medio circundante. Así como el nombre Yaacov quiere decir seguir detrás de algo, así era la vida del judío de esta diáspora de larga duración. Estaba destinado a seguir instrucciones ajenas en un ambiente intolerante y hostil.

Con la creación del nuevo estado se quiso dar por terminada esta situación. Este era un grito de independencia, en el sentido de que, desde ese momento en adelante, era el propio judío quien iba a decidir su destino. El mismo iba a trazar el compás y el rumbo de su vida. Dejaría de ser un testigo pasivo de la historia para convertirse en un actor, en un partícipe de las grandes decisiones de la sociedad humana. Estaba dispuesto a luchar por ello y confiaba en que podría vencer la adversidad. 

Tal vez sea esa la razón por la que ser escogió el nombre de Israel para el nuevo estado. Con su establecimiento que quiso significar un vuelco distinto a la historia de los siglos pasados. Se propuso señalar que somos como el Israel bíblico, el que cuando fue necesario se había enfrentado a un ángel y había obtenido la victoria.

La reunión con Esav es pacífica y amistosa. Los hermanos se abrazan y Vayishakehu, “se besan” con emoción. En el pergamino original de la Torá, la palabra Vayishakehu resalta debido a unos puntos sobre las letras que carecen de significación fonética. Nuestros Jajamim, con su acostumbrada sensibilidad, señalan que esos puntos hacen alusión al hecho de que el abrazo y el beso de Esav no eran sinceros y, por lo tanto, Yaacov decide apartarse nuevamente de su hermano y hacer una vida independiente.

Nuestro relato abre ahora un paréntesis literario para introducir un episodio enigmático, el de la seducción de Diná, la hija de Yaacov. Diná da un paseo por el campo (hecho considerado como inmodesto para una joven) y Shejem, hijo de Jamor el señor de esas tierras, se enamora de ella. Shejem tiene relaciones sexuales con Diná e insta a su padre a hablar con Yaacov y sus hijos para que les permitan casarse. Jamor le dice a Yaacov que lleguen a un arreglo a fin de que las hijas de Yaacov se casen con sus varones, y viceversa. Shejem añade que está dispuesto a hacer cualquier cosa para casarse. Los hermanos le exigen que se circuncide al igual que todos los varones de su pueblo. Al tercer día después de la circuncisión, cuando el dolor era agudo, Shimón y Leví, los hermanos de Diná, masacran a todos los hombres. Los hermanos alegan que no podían permanecer indiferentes frente a la obligada prostitución de su hermana. Yaacov aunque no objeta claramente la inmoralidad de la acción de sus hijos, comenta que le han hecho un gran daño porque, en adelante, será odiado por los habitantes de la región.

El episodio descrito suscita numerosos interrogantes éticos que son incompatibles con el contenido moral de la revelación Divina en el Monte Sinaí. Nuestros comentaristas abundan en razonamientos y explicaciones, pero la injusticia y crueldad obvias no desaparecen y quedan abiertos para la reflexión de cada lector de la Torá.

MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARASHÁ

CONTIENE 1 PROHIBICIÓN 

  1. Génesis 32:33 No ingerir el nervio ciático (Guid hanashé)

ISRAEL: INDEPENDENCE AND ETHICAL REFLECTION

VAYISHLACH_GENESIS XXXII,4 – XXXVI

Yaacov decides that he cannot continue in the ambiguous, dubious morality environment of his uncle Lavan’s home. He has formed a large family and acquired assets for his economic independence.  Yaacov decides to return to the ancestral land. But Esav, the brother from whom he took the birthright, has not forgotten the deception and is preparing to receive Yaacov with a retinue of four hundred men. Yaacov decides to divide his caravan so that, in the event of an armed confrontation, at least half of his people can be saved. Vayira Yaacov me’od, vayetser lo…, “Yaacov was very afraid, and it distressed him…”.

Yaacov, according to our Chachamim, was “afraid” of dying, and “distressed” in case he had to kill others. This situation is being repeated in our days in Yehudah, Shomron, and Azah, where Tsahal’s (IDF) soldiers must watch out for their lives foremost. But at the same time, they are aware of their duty to prevent other people’s blood from being shed.

In Lebanon, many soldiers lost their lives for not entering enemy homes first. They were then met by terrorists who, hidden behind the aprons of their women, did shoot. War does not allow for manners and the usual considerations if you want to survive. But what value would our life have if, to secure it, we had to betray the essence of the reason for our existence? It would be like ensuring that the end justifies the means. Vayira has to be united with Vayetser, because in our eagerness to survive we cannot blind ourselves and not see the right of others to live an equally dignified life.

Yaacov elevates his prayers to God, Hatsileini na miyad achi, miyad Esav: “Save me please from the hand of my brother, from the hand of Esav”. Our Chachamim comment, “He is my brother, but he is also Esav”, the archetype of an evil one. Consanguinity does not always guarantee friendship and kindness. The enmity between siblings can be extremely cruel, fueled by envy and excessive filial competition. Part of human history begins with the murder of Abel by his brother Cain.

Yaacov prepares for the meeting with Esav with Tefillah, “prayer”, Doron, “gifts”, and for the possibility of Milchamah, “armed conflict”. It is the night before the meeting, Vayivater Yaacov levado, vaye’avek ish imo…,”Yaacov is left alone and fights with a man”.  Yaacov is the victor and does not allow the man to leave without first obtaining a blessing. Lo Yaacov ye’amer od shimecha ki im Israel, “your name shall no longer be Yaacov, it will be Israel,” pronounces the enigmatic man, Ki sarita…vatuchal, “because you sired over… and were victorious”. Who was this man fighting Yaacov?

According to some commentators, he was the guardian angel of Esav who managed to wound Yaacov in the thigh, leaving him lame because of combat. Yaacov gets his original name because at birth he had held on to his brother’s heel. Now he receives a new name, Israel, which shows him as the victorious one. It is the same word used to designate the Jewish State created by the resolution of the General Assembly of the United Nations in November 1947. When it proclaimed its independence in May 1948, it did so under the name of State of Israel.

Why was the name Israel chosen to designate the new state? Judea would have been a name more in keeping with history. After the death of King  Shlomo, the state was divided into two kingdoms, Israel in the north, and Yehudah, Judea, in the south. We are the descendants of Yehudah’s kingdom, and therefore this would have been the most appropriate name.

The impotence of not being able to decide their fate best characterized the Jewish people during the two millennia of their exile. In what geographical place did the Jew reside? In the country in which he was allowed to reside. What were their preferred trades or professions? He depended on the goodness of the guilds or the quotas, on the numerus clausus that the universities offered him.

Why did Jews leave, massively, any country? Because they were banished. In short, the Jew was not the one who decided either his present or his future. He was an object that behaved according to the idiosyncrasies and whim of others. He was not allowed any initiative or decision of his own. He reacted according to the circumstances that were created in the environment, but without being able to participate in it. The Jew had no voice, no participation, in the decisions of society. He was entirely removed from the surrounding environment. Just as the name Yaacov means to follow behind something or someone, so was the life of the Jew of this long-standing diaspora. He was destined to follow other people’s instructions in an intolerant and hostile environment.

With the creation of the new state, this situation was to be terminated. This was a cry for independence, in the sense that, from that moment on, it was the Jew himself who was going to decide his fate. He himself was going to chart the compass and the course of his life. He would cease to be a passive witness of history to become an actor, a participant in the great decisions of human society. He was willing to fight for it and was confident that he could overcome adversity.

Perhaps that is the reason why they chose the name Israel for the new state. With its establishment, the Jew wanted to imprint a different attitude to the history of past centuries. He set out to point out that we are like biblical Israel, the one who, when necessary, faced an angel and was victorious.

The meeting with Esav turns out peaceful and friendly. The brothers hug and Vayishakehu, “kiss” with emotion. In the original Torah Scroll, the word Vayishakehu stands out because of dots on top of the letters that lack phonetic significance. Our Chajamim, with their usual sensibility, point out that these dots allude to the fact that Esav’s embrace and kiss were not sincere and, therefore,  Yaacov decides to turn away from his brother again and make an independent life for himself and his immediate family.

Our story now opens a literary parenthesis to introduce an enigmatic episode, that of the seduction of Dinah, the daughter of Yaacov. Dinah takes a walk in the countryside (considered immodest for a young woman) and Shechem, son of Chamor the Lord of those lands, falls in love with her. Shechem has sex with Dinah and urges his father to talk to Yaacov and his sons to allow them to marry. Chamor tells Yaacov to conclude an arrangement for Yaacov’s daughters to marry their sons and vice versa. Shechem adds that he is willing to do anything to get married. The brothers demand that he be circumcised as well as all their males. On the third day after circumcision, when the pain is acute, Shimon and Levi, brothers of Dinah, massacre all the men. The brothers claim that they could not remain indifferent to their sister’s forced prostitution. Yaacov, although he does not clearly object to the immorality of his children’s actions, comments that they have done him great harm because, henceforth, he will be hated by the inhabitants of the region.

The episode described raises numerous ethical questions that are incompatible with the moral content of Divine revelation at Mount Sinai. Our commentators abound in reasoning and explanations, but the obvious injustice and cruelty do not disappear and remain open for reflection by every Torah reader.

MITSVAH: TORAH ORDINANCE IN THIS PARASHAH

CONTAINS 1 PROHIBITION

  1. Genesis 32:33 Do not ingest the sciatic nerve (Gid hanasheh)

ISRAEL: INDEPENDENCIA Y REFLEXIÓN ÉTICA

VAYISHLAJ_GÉNESIS XXXII,4 – XXXVI

Yaacov decide que no puede continuar en el ambiente ambiguo, de dudosa moralidad del hogar de su tío Laván. Ha formado una familia numerosa y ha adquirido bienes para su independencia económica. Yaacov decide regresar a la tierra ancestral. Pero Esav, el hermano de quien tomó la primogenitura no ha olvidado el engaño y se apresta a recibir a Yaacov con una comitiva de cuatrocientos hombres. Yaacov decide dividir su caravana a fin de que, en el caso, de un enfrentamiento armado, al menos la mitad de su gente pueda salvarse. Vayirá Yaacov meod, vayétser lo…, “Yaacov tuvo mucho miedo y se sintió adolorido…” 

Yaacov, según nuestros Jajamim, tuvo “miedo” de morir, y se sintió “adolorido” por si él tuviese que matar a otros. Esta situación se está repitiendo en nuestros días en Yehudá, Shomrón y Aza, donde los soldados de Tsáhal tienen que cuidar sus vidas, ante todo. Pero al mismo tiempo están conscientes de su deber de evitar que la sangre de otras personas, sea derramada.

En el Líbano, muchos soldados perdieron la vida por no entrar en las casas del enemigo que atacaban. Para luego encontrarse con terroristas que, escondidos tras los delantales de sus mujeres, les disparaban. La guerra no permite cuidar los modales y tener las consideraciones habituales si se desea sobrevivir. Pero ¿qué valor tendría nuestra vida, si para asegurarla tuviésemos que traicionar la esencia de la razón de nuestra existencia? Sería como asegurar que el fin justifica los medios. Vayirá tiene que estar aunado con vayétser, porque en nuestro afán por sobrevivir no podemos enceguecernos como para no ver el derecho de otros de vivir igualmente una vida digna.

Yaacov eleva sus oraciones a Dios, Hatsileini na miyad ají, miyad Esav: “sálvame por favor de la mano de mi hermano, de la mano de Esav”. Comentan nuestros Jajamim, “es mi hermano, pero también es Esav”, prototipo del malvado. La consanguinidad no siempre garantiza amistad y bondad. La enemistad entre hermanos puede ser extremadamente cruel, alimentada por la envidia y una excesiva competencia filial. Parte de la historia de la humanidad comienza con el asesinato de Abel por su hermano Caín.

Yaacov se prepara para el encuentro con Esav con Tefilá, “rezo”, Dorón, “obsequios”, y para la posibilidad de Miljamá, “el conflicto armado”. Es la noche anterior al encuentro, Vayivater Yaacov levadó, vayeavek ish imó…, “Yaacov queda solo y lucha contra un hombre”. Yaacov es el vencedor y no permite al hombre irse sin antes obtener una bendición. Lo Yaacov yeamer od shimejá ki im Israel, “tu nombre no será más Yaacov, sino Israel”, pronuncia el enigmático hombre, ki sarita… vatujal, “porque te enseñoreaste… y venciste.” ¿Quién era este hombre que lucha contra Yaacov

Según algunos comentaristas era el ángel guardián de Esav que logra herir a Yaacov en el muslo, dejándolo cojo como resultado del combate. Yaacov recibe su nombre original porque al nacer se había colgado arrastrados del talón de su hermano. Ahora recibe un nuevo nombre, Israel, que lo señala como el victorioso. Es el mismo vocablo que se utiliza para designar al Estado Judío creado por la decisión de las Naciones Unidas en noviembre de 1947. Cuando proclama su independencia en mayo de 1948, lo hace con el nombre de Estado de Israel.

¿Por qué se escogió el nombre Israel para designar al nuevo estado? Judea hubiera sido una apelación más acorde con la historia. Después de la muerte del rey Shlomó, el estado se dividió en dos reinos, Israel en el norte, y Yehudá, Judea, en el sur. Nosotros somos los descendientes del reino de Yehudá, y, por lo tanto, éste hubiera sido el nombre más apropiado.

La impotencia de no poder decidir su destino podría ser la lógica caracterización de la situación del pueblo judío durante los dos milenios de su exilio. ¿En qué lugar geográfico se radicaba el judío? En el país en el cual le permitían residir. ¿Cuáles eran sus oficios o profesiones preferidas? Dependía de la bondad de los gremios o de los cupos, de los numerus clausus que las universidades le ofrecían. 

¿Por qué abandonaba, en masa, algún país? Porque de allí lo desterraban. En fin, el judío no era quien regía ni su presente ni su futuro. Era un objeto que se comportaba de acuerdo con la idiosincrasia y el capricho de los otros. No se le permitía iniciativa o decisión propia alguna. Reaccionaba de acuerdo con las circunstancias que se creaban en su entorno, pero sin poder participar en ellas. El judío no tenía voz, ni aporte alguno,en las decisiones de la sociedad. Estaba enteramente apartado del medio circundante. Así como el nombre Yaacov quiere decir seguir detrás de algo, así era la vida del judío de esta diáspora de larga duración. Estaba destinado a seguir instrucciones ajenas en un ambiente intolerante y hostil.

Con la creación del nuevo estado se quiso dar por terminada esta situación. Este era un grito de independencia, en el sentido de que, desde ese momento en adelante, era el propio judío quien iba a decidir su destino. El mismo iba a trazar el compás y el rumbo de su vida. Dejaría de ser un testigo pasivo de la historia para convertirse en un actor, en un partícipe de las grandes decisiones de la sociedad humana. Estaba dispuesto a luchar por ello y confiaba en que podría vencer la adversidad. 

Tal vez sea esa la razón por la que ser escogió el nombre de Israel para el nuevo estado. Con su establecimiento que quiso significar un vuelco distinto a la historia de los siglos pasados. Se propuso señalar que somos como el Israel bíblico, el que cuando fue necesario se había enfrentado a un ángel y había obtenido la victoria.

La reunión con Esav es pacífica y amistosa. Los hermanos se abrazan y Vayishakehu, “se besan” con emoción. En el pergamino original de la Torá, la palabra Vayishakehu resalta debido a unos puntos sobre las letras que carecen de significación fonética. Nuestros Jajamim, con su acostumbrada sensibilidad, señalan que esos puntos hacen alusión al hecho de que el abrazo y el beso de Esav no eran sinceros y, por lo tanto, Yaacov decide apartarse nuevamente de su hermano y hacer una vida independiente.

Nuestro relato abre ahora un paréntesis literario para introducir un episodio enigmático, el de la seducción de Diná, la hija de Yaacov. Diná da un paseo por el campo (hecho considerado como inmodesto para una joven) y Shejem, hijo de Jamor el señor de esas tierras, se enamora de ella. Shejem tiene relaciones sexuales con Diná e insta a su padre a hablar con Yaacov y sus hijos para que les permitan casarse. Jamor le dice a Yaacov que lleguen a un arreglo a fin de que las hijas de Yaacov se casen con sus varones, y viceversa. Shejem añade que está dispuesto a hacer cualquier cosa para casarse. Los hermanos le exigen que se circuncide al igual que todos los varones de su pueblo. Al tercer día después de la circuncisión, cuando el dolor era agudo, Shimón y Leví, los hermanos de Diná, masacran a todos los hombres. Los hermanos alegan que no podían permanecer indiferentes frente a la obligada prostitución de su hermana. Yaacov aunque no objeta claramente la inmoralidad de la acción de sus hijos, comenta que le han hecho un gran daño porque, en adelante, será odiado por los habitantes de la región.

El episodio descrito suscita numerosos interrogantes éticos que son incompatibles con el contenido moral de la revelación Divina en el Monte Sinaí. Nuestros comentaristas abundan en razonamientos y explicaciones, pero la injusticia y crueldad obvias no desaparecen y quedan abiertos para la reflexión de cada lector de la Torá.

MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARASHÁ

CONTIENE 1 PROHIBICIÓN 

  1. Génesis 32:33 No ingerir el nervio ciático (Guid hanashé)

YAACOV: SUEÑOS, AMOR Y FE

VAYETSÉ,GÉNESIS XXVIII,10 – XXXII,3

Yaacov tiene que abandonar el hogar paterno porque Esav decide matarlo al enterarse de que su hermano lo había despojado de su primogenitura. Rivká, al conocer las intenciones de Esav, insta a Yaacov a ir a Jarán a la casa de su hermano Laván. Dice la Torá: “Vayifgá baMakom”, y se encontró en el lugar. Lugar en el cual se recostó de una piedra, Vayajalom “y soñó”. Para nuestros Jajamim, Makom, lugar, es también una manera de referirse a Dios, porque El, le da cabida a todo. Dios es el “lugar por excelencia”, porque sin Él no hay existencia. Señalan, igualmente, que la palabra Vayifgá también puede interpretarse en el sentido de oración, o sea que Vayifgá baMakom, implica que Yaacov oró a Dios. 

Nuestros Jajamim opinaban que la Torá no había sido otorgada en el vacío. Con anterioridad a la revelación en el Monte Sinaí, existieron personas excepcionales que guiaron sus vidas de acuerdo con muchos de los principios enumerados posteriormente en la Torá. Sugieren, por ejemplo, que los patriarcas cumplieron con todos estos preceptos que fueron enunciados siglos más tarde, gracias a su sensibilidad profética.

De acuerdo con lo expuesto, nuestros Jajamim afirman que Avraham estableció la norma de recitar Shajarit, el rezo de las mañanas. Yitsjak fue el que dio origen al rezo de Minjá de las tardes, y Yaacov, en el mencionado relato, establece el rezo de Arvit o Maariv, en las noches.

Yaacov es una persona de gran sensibilidad; como lo indica nuestro texto es soñador. En esta oportunidad sueña con una escalera que une cielo y tierra y ve cómo los ángeles de Dios suben y bajan por la misma. Esta imagen es importante porque confirma que cielo y tierra no son dos lugares incompatibles y absolutamente separados, tal como espíritu y cuerpo. En efecto, se puede escalar peldaño por peldaño, y de tal modo ascender de lo mundano, a lo celestial. No existe, en realidad, una dicotomía absoluta entre lo material y lo espiritual. Se trata de manifestaciones diferentes de un solo todo.

En el mismo sueño, Yaacov escucha la promesa Divina de que esa tierra sobre la cual está recostado, con una piedra por almohada, le será otorgada a él y a sus descendientes que serán tan numerosos como el polvo de la tierra. Ufaratstá, “y te diseminarás” por todos los puntos cardinales y serás motivo de bendición para todos, afirma nuestro texto. El movimiento jasídico Lubavitch ha tomado este vocablo Ufaratstá como un lema, considerándolo como un imperativo para extenderse por los confines del globo en la búsqueda de nuestros hermanos para llevarles el mensaje de nuestra tradición milenaria.

Yaacov despierta y reconoce que se encuentra en un lugar sagrado y hace una promesa solemne. “Si Dios estuviese conmigo y me cuidase en el camino que ambulo y me diera pan para comer y vestimenta para vestir al regresar al hogar de mi padre, entonces HaShem (vocablo que significa también Dios) será mi Dios”. El versículo parece ser una condición de parte de Yaacov. Es como si dijera, “te seré fiel Dios, siempre y cuando Tú me proveas de vestimenta y alimento”. Nuestros Parshanim, los expositores, tienen dificultades con esta afirmación y, según algunos, es la promesa de Yaacov de continuar fiel al Dios único, aun estando lejos del hogar paternal, en éste, el comienzo de su exilio. 

Recordemos que estamos en los albores de nuestra fe y muchos de los principios que forman parte de nuestra educación, hoy en día, eran descubrimientos novedosos para aquel entonces. En capítulos siguientes leeremos acerca del temor de Yaacov de acudir al llamado de su hijo Yosef a residenciarse en Egipto. Yaacov teme “bajar” a Egipto. Dios lo conforta diciéndole, Al tirá merdá mitsraima…, anojí ered imejá; “no temas bajar a Egipto…, Yo bajaré contigo”. Yaacov aprende que la Deidad no está confinada a un lugar geográfico. Dios no es Dios de una localidad específica únicamente. Dios está en todas partes. En efecto, uno no puede ocultarse ni huir de Dios. Meló jol haarets kevodó: “Su gloria llena completamente el universo”.

Hay quienes hacen hincapié en la expresión de Yaacov, Léjem leejol uvégued lilbosh, “vestimenta para vestir y pan para comer”, aludiendo que es obvio que la vestimenta es para vestir y el pan es para comer. Cabe entonces preguntarnos, dado que la Biblia es especialmente económica en vocablos: ¿para qué la redundancia? Algunos responden diciendo que hay momentos en la vida en los que uno puede disfrutar de abundancia material pero el estado de salud no le permite comer. Por tanto, la petición de Yaacov era doble: tener el pan y al mismo tiempo tener la posibilidad y la oportunidad de consumirlo y saborearlo. 

Porque no siempre es así. ¿Qué valor tuvieron las mansiones judías en la Alemania nazi de los años cuarenta? ¿Cuál fue la consideración que se le dio a los académicos judíos que tanto aportaron a sus notables universidades y, por ende, a la cultura germana? Ni los bienes materiales ni los logros intelectuales fueron válidos en el momento cuando se produce un eclipse total de la razón y del humanismo, eclipse que provocó el genocidio de hace apenas décadas.

Al llegar a la casa de su tío Laván, Yaacov se enamora de la hija Rajel y, para poder casarse con ella ofrece trabajar gratuitamente durante siete años. Ambas partes se ponen de acuerdo, pero al amanecer después de su noche de bodas, Yaacov descubre, Vehiné hi Leá, la mujer a su lado, en su lecho, es Leá, la hermana mayor de Rajel. Recordemos que Rivká, la madre de Yaacov, se había colocado un velo sobre la faz la primera vez que vio a Yitsjak

Ya señalamos que de allí proviene la tradición de que toda novia se cubre la cara durante la ceremonia nupcial. ¿Fue el velo de Leá, acaso, de tal espesor como para ocultar la cara de la novia? Nuestros Jajamim, conscientes de la dificultad de explicar el engaño que sufre Yaacov, sugieren que Rajel y Yaacov habían acordado ciertas señas secretas entre sí y fue la misma Rajel quien le reveló a Leá el santo y seña acordado con Yaacov, a fin de que, por ser la mayor de las hermanas, ella pudiese casarse primero, como lo señala la tradición. Hoy opinaríamos, tal vez, que el altruismo de Rajel fue excesivo. La fidelidad filial también debe conocer ciertos límites. En la oscuridad de la noche Yaacov está satisfecho que Rajel es quien está a su lado, al escuchar la consigna seleccionada anteriormente.

Yaacov decide añadir otros siete años a su servidumbre a fin de poder casarse también con Rajel. Yaacov ama a Rajel y rechaza a Leá. Dios no puede contemplar el odio hacia una esposa y permite que únicamente Leá sea fecunda y conciba. A su primogénito, Leá nombra Reuvén, reú ben, “miren, un varón” concluyendo que ahora, al haber dado a luz a un futuro heredero, su esposo la amará. Los partos son sucesivos y al cuarto hijo llama Yehudá, como expresión de su agradecimiento a Dios. 

¿Y por qué haber esperado para el agradecimiento hasta este parto? Más aún, cada parto adicional era menos vital para su relación matrimonial. Pueda que se trate de instruir que cada nacimiento es un acontecimiento extraordinario. Si preguntáramos a padres que tienen media docena de hijos si extrañan al que no está cuando se sientan a la mesa, confirmaríamos que esto es así. La concepción y el embarazo, el dar a luz y el ver crecer a un ser humano, con su capacidad intelectual y espiritual de concebir el mundo (es nuestro intelecto y nuestra concepción humana del universo, lo que le da existencia y realidad al mismo) es un hecho trascendental. Nuestra obligación personal es la de desarrollar, en la medida de nuestras posibilidades, los múltiples talentos y aptitudes con que hemos sido dotados por la Divinidad.

YAACOV: DREAMS, LOVE, AND FAITH

VAYETSE_GENESIS XXVIII,10 – XXXII,3

Yaacov must leave his father’s home when told that his brother Esav decided to kill him because he had stripped him of his birthright and obtained the father’s blessing by a ruse. Rivkah, their mother, upon learning of Esav’s intentions, urges Yaacov to go to Charan, to her brother Lavan’s house. The Torah says, “Vayifga baMakom,” and Yaacov encountered the place. The place in which he lay on a stone and dreamt. For our Chachamim, Makom, place, is also a reference to God, because He gives room to everything. God is the “place par excellence” because without Him there is no room for existence. They also point out that the word Vayifga can also be interpreted in the sense of prayer, that is, Vayifga baMakom, which implies that Yaacov prayed to God in that place.

Our Chachamim believed the Torah was not given in a vacuum. Prior to the revelation at Mount Sinai, there were exceptional people who guided their lives according to many of the principles listed later in the Torah. They suggest, for example, that the patriarchs complied with all these precepts that were enunciated centuries later, thanks to their prophetic sensibility.

According to the above, our Chachamim claim that Avraham established the norm of reciting Shacharit, the morning prayer. Yitzchak was the one who gave rise to the prayer of Minchah in the evenings, and Yaacov, in the mentioned account, established the prayer of Arvit or Ma’ariv, the evening prayer.

Yaacov is an individual of great sensitivity; as our text indicates, he is a dreamer. This time he dreams of a ladder that connects heaven and earth and observes how angels of God go up and down the rungs. This image is important because it confirms that heaven and earth are not two incompatible and separate entities, such as spirit and body according to some traditions. Indeed, one can climb rung by rung, and thus ascend from the mundane to the heavenly. There is, in fact, no absolute dichotomy between the material and the spiritual. They are different manifestations of a single whole.

In the same dream, Yaacov hears the Divine promise that the land on which he is lying, with one stone per pillow, will be given to him and his descendants who will be as numerous as the dust of the earth. Ufaratsta,” and you will spread” through all the cardinal points and you will be a source of blessing for all, affirms the text. The Lubavitch Hasidic movement has taken this word Ufaratsta  as a motto, considering it an imperative to search for our brothers in all parts of the globe and to bring to them the message of our millenary tradition.

Yaacov wakes up and recognizes that he is in a sacred place and makes a solemn promise. “If God were with me and took care of me on the path I took and gave me bread to eat and clothing to wear when I return to my father’s home in peace, then HaShem (a word that also means God) will be my God”. The verse seems to be a condition on Yaacov’s part. It is as if I say, “I will be faithful to you God, as long as You provide me with clothing and food”. Our Parshanim, the expositors, have difficulty with this affirmation and, according to some, it is Yaacov’s promise to remain faithful to the one God, even though he is far from the paternal home, in this, the beginning of his exile.

Let us remember that we are at the dawn of our faith and many of the principles that are part of our education, today, were novel discoveries at that time. In subsequent chapters, we will read about Yaacov’s fear of coming to his son Yosef’s call to reside in Egypt. Yaacov fears “going down” to Egypt. God comforts him by saying, Al tira merdah mitsraimah…, Anochi ered imcha; “Do not be afraid to go down to Egypt…, I will go down with you”.  Yaacov learns that the Deity is not confined to a geographical place. God is not the God of a specific locality only. God is everywhere. Indeed, one cannot hide or run away from God.  Melo chol ha’arets kevodo: “His glory completely fills the universe”.

There are those who emphasize Yaacov’s expression, Lechem le’echol uveged lilbosh, “bread to eat and garment to dress”, alluding that it is obvious that clothing is for dressing and bread is for eating. It is therefore worth asking, given that the Bible is especially frugal with words: why the redundancy? Some respond by saying that there are times in life when one can enjoy material abundance, but the state of health does not allow one to eat. Therefore, Yaacov’s request was twofold: to have the bread and at the same time to have the possibility and the opportunity to consume and taste it.

Because that’s not always the case. What value did Jewish mansions have in Nazi Germany in the forties? What was the consideration given to the Jewish scholars who contributed so much to their remarkable universities and, consequently, to German culture? Neither material goods nor intellectual achievements were valid at the time when there was a total eclipse of reason and humanism, the darkness that permitted the genocide of just decades ago.

Arriving at his uncle Lavan’s house, Yaacov falls in love with his daughter Rachel and, to marry her, offers to work for free for seven years. Both sides agree, but at dawn after their wedding night, Yaacov discovers, Vehine hi Le’ah, the woman next to him, in his bed, is Le’ah, Rachel’s older sister. Recall that Rivkah, Yaacov’s mother, had placed a veil over her face the first time she saw Yitzchak, thereby hiding her face.

We already pointed out that this is where the tradition comes from that every bride covers her face during the wedding ceremony. Was the veil of Le’ah, perhaps, so thick as to hide the bride’s face? Our Chachamim, aware of the difficulty of explaining the deception that Yaacov suffers, suggest that Rachel and Yaacov had agreed on certain secret signs with each other, and it was Rachel herself who revealed to Le’ah the signs agreed with Yaacov, so that, being the eldest of the sisters, she could marry first, as tradition points out. Today we would think, perhaps, that Rachel’s altruism was excessive. Filial fidelity must also know certain limits. In the darkness of the night, Yaacov is satisfied that Rachel is the one next to him, hearing the secret words they had agreed upon.

Yaacov decides to add another seven years to his servitude so that he can also marry Rachel. Yaacov loves Rachel and rejects Le’ah. God cannot contemplate hatred of a wife and allows only Le’ah to be fruitful and conceive. Her firstborn, Leah names Re’uven, re’u ben, “look, a son” concluding that now, having given birth to a future heir, her husband will love her. The births are successive, and the fourth child is called Yehudah, as an expression of her gratitude to God.

And why have waited for thanksgiving until this birth? Moreover, each additional birth was less vital to their marital relationship. It may be a question of teaching that every birth is an extraordinary event. If we were to ask parents who have half a dozen children if they miss the one who is not there when they sit at the table, we will confirm that this is so. Conception and pregnancy, giving birth, and seeing a human being grow, with his intellectual and spiritual capacity to perceive the world (it is our intellect and our human conception of the universe, which gives existence and reality to it) is a transcendental fact. Our personal obligation is to develop, to the best of our ability, the multiple talents, and aptitudes with which we have been endowed by the Almighty.