THE TEACHINGS OF THE SHEMA

EKEV

DEUTERONOMY VII:12-XI:25

In recognition of the fulfillment of the Mitsvot, God promises to consummate the covenant He established with the Hebrew people on Mount Sinai and to continue working with Chesed (mercy).

In the “More Nevuchim“, Rambam notes that he had already explained in his commentary on Avot that Chesed means excess, but generally refers to excess in goodness. Goodness has two aspects according to Rambam: the first is the practice of goodness with the individual who has no right to claim such action; the second refers to acting with goodness beyond what the individual deserves.

Generally, the Neviyim use the term Chesed in the first sense: to act with goodness with those who have no merit for it. Therefore, when the sacred text affirms: “The world is built on Chesed“, or perhaps, “The process of building the world is accomplished through Chesed“, it effectively refers to the unlimited generosity of the Creator. Therefore, perhaps, the Chasid, the individual who according to Rambam integrates in his person both the fulfillment of the Mitsvot and the study of philosophy and metaphysics, behaves in the same way: he offers benefits to the neighbor with whom he has no commitment.

The Chasid observes the Mitsvot without anticipating any reward, and is willing to benefit his fellow human beings without expecting similar behavior in return. Our chapters go on to affirm, Va’ahevcha, “God will love you”. While the Shema Yisrael paragraph of Parshat Vaetchanan exhorts Veahavta et HaShem, “and you shall love God,” our text emphasizes that God is also the source of love for man. As a result of the fulfillment of the Mitsvot, Uverachecha, “God will bless you,” will materialize. With what? The next few verses explain that the blessing will consist of offspring. Perhaps announcing the remedy for one of the greatest concerns of the present generation, which is continuity, God promises that through the observance of the Mitsvot new generations will be generated, offspring will be secured and, consequently, continuity will be established.

Shelach’s textin the Book of Bemidbar, which refers to the obligation to place Tsitsit in the corners of the garments and which is part of the daily recited Shema Yisrael, offers – according to the Talmud – a recipe book for the fulfillment of the Mitsvot, the subject of our chapters. Ure’item oto uzerchartem, “Seeing (the Tsitsit) leads to remembering, and remembering leads to observing”. And observing is the way for Vihyitem Kedoshim, “attaining holiness.”

Our text contains the second chapter of Shema Yisrael: “Vehaya im Shamo’a,” which promises reward for observance and punishment for disobedience. (Perhaps one of the reasons why the Chachamim ordered the recitation of Shema Yisrael twice daily, is also due to the fact that in these paragraphs is included the obligation to teach the children the use of  the Tefilin on the  arm and head, and the placement of the Mezuza on the lintel of the doors).

According to Rambam, the 3 paragraphs that make up Shema Yisrael suggest 3 stages in the process of accepting the sovereignty of the Creator. In the first paragraph we are commanded to love God, as an expression of Chesed, for no ulterior reason. The second paragraph announces reward and punishment, and the Talmud teaches that Mitoch shelo lishma, ba lishma, with continuous action, though self-interested, action finally occurs selfless and as an altruistic action. Because according to Rambam‘s view of Chasid, for this individual who attains a high spiritual level, the fulfillment of the Mitsvot obeys neither to punishment nor reward, but gratuitous and splendid love for God.

The third chapter of the Shema that refers to the Tsitsit, is an action comparable to the hole that is made to the slave who wishes to remain forever in slavery. In the present case, wearing a garment with the Tsitsit is an outward manifestation, a reminder of the obligation to always remain ready to serve God.

MITZVA: ORDINANCE OF THE TORA IN THIS PARSHA

CONTAINS 6 POSITIVE MITSVOT AND 2 PROHIBITIONS

  • Deuteronomy 7:25 Do not profit from the ornaments of an idol.
  • Deuteronomy 7:26 Not to possess an object belonging to idol worship or to derive any benefit from them.
  • Deuteronomy 8:10 Bless God after eating bread.
  • Deuteronomy 10:19 Love those who convert to Judaism.
  • Deuteronomy 10:20 Fear God.
  • Deuteronomy 10:20 Pray to God.
  • Deuteronomy 10:20 Associate with and adhere to Torah scholars.
  • Deuteronomy 10:20 Swear by the Name of God when making a vow.

LAS ENSEÑANZAS DEL SHEMÁ

ÉKEV

DEUTRONOMIO VII:12-XI:25

En reconocimiento por el cumplimiento de las Mitsvot, Dios promete consumar el pacto que estableció con el pueblo hebreo en el monte SinaÍ y continuar obrando con Jésed (misericordia). 

En el “Moré Nevujim”, Rambam observa que ya había explicado en su comentario sobre Avot que Jésed quiere decir exceso, pero generalmente se refiere al exceso en beneficencia. La beneficencia tiene dos aspectos según Rambam: el primero es la práctica de la beneficencia con el individuo que no tiene derecho a reclamar tal acción; el segundo se refiere obrar con beneficencia más allá de lo que el individuo merece. 

Generalmente, los Nevyiim utilizan el término Jésed en el primer sentido: obrar con beneficencia con aquellos que no tienen mérito alguno para ello. Por ello, cuando el texto sagrado anuncia: “El mundo está construido sobre Jésed”, o tal vez, “El proceso de la construcción del mundo se realiza a través de Jésed”, se refiere efectivamente a la ilimitada generosidad del Creador. Por ello, tal vez, el Jasid, el individuo que según Rambam integra en su persona tanto el cumplimiento de las Mitsvot como el estudio de la filosofía y la metafísica, se comporta de la misma manera: ofrece beneficios al prójimo con quien no tiene compromiso alguno. 

El Jasid observa las Mitsvot sin anticipar recompensa alguna, y está dispuesto a beneficiar a sus congéneres sin esperar un comportamiento similar a cambio. Nuestros capítulos continúan afirmando, Vaahevejá, “Dios te amará”. Mientras que el párrafo Shemá Israel de la Parashá Vaetjanán exhorta Veahavtá et HaShem, “y amarás a Dios”, nuestro texto destaca que Dios también es la fuente del amor por el ser humano. Como resultado del cumplimiento de las Mitsvot se concretará Uverajejá, “Dios te bendecirá”. ¿Con qué? Los próximos versículos explican que la bendición consistirá en la descendencia. Tal vez anunciando el remedio para una de las mayores preocupaciones de la generación presente que es la continuidad, Dios promete que a través de la observancia de las Mitsvot se generarán nuevas generaciones, se asegurará la descendencia y, en consecuencia, se establecerá la continuidad.

El texto de Shelaj en el Libro de Bemidbar, que se refiere a la obligación de colocar Tsitsit en las esquinas de las vestimentas y que forma parte del recitado diario de Shemá Israel, ofrece –según el Talmud– un recetario para el cumplimiento de las Mitsvot, tema de nuestros capítulos. Ureitem otó uzerjartem, “Ver (los Tsitsit) conduce a recordar, y recordar conduce a observar”. Y observar es la vía para Vihyitem Kedoshim, “alcanzar la santidad”.

Nuestro texto contiene el segundo capítulo de Shemá Israel: “Vehayá im Shamóa”, que promete la recompensa por la observancia y el castigo por la desobediencia. (Tal vez una de las razones por las cuales los Jajamim ordenaron la recitación de Shemá Israel 2 veces al día, se deba también al hecho de que en estos párrafos está incluida la obligación de enseñar a los hijos el uso de los Tefilín sobre el brazo y la cabeza, y la colocación de la Mezuzá sobre el dintel de las puertas).

Según Rambam, los 3 párrafos que componen Shemá Israel sugieren 3 etapas en el proceso de aceptar la soberanía del Creador. En el primer párrafo se nos encomienda amar a Dios, como una expresión de Jésed, sin motivo ulterior alguno. El segundo párrafo anuncia la recompensa y el castigo, y el Talmud enseña que Mitoj sheló lishmá, ba lishmá, con la acción continua, aunque interesada, se produce finalmente la acción desinteresada y altruista. Porque según la visión de Rambam sobre el Jasid, para este individuo que alcanza un alto nivel espiritual, el cumplimiento de las Mitsvot no obedece ni al castigo ni a la recompensa, sino al amor gratuito y espléndido por Dios.

El tercer capítulo del Shemá que hace referencia a los Tsitsit, vestir el con sus Tsitsit es una acción comparable con el agujero que se hace al esclavo que desea permanecer por siempre en la esclavitud. En el presente caso, portar una vestimenta con los Tsitsit es una manifestación externa, un recordatorio de la obligación de permanecer siempre dispuesto al servicio de Dios.

MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARASHÁ

CONTIENE 6 MITSVOT POSITIVAS Y 2 PROHIBICIONES

  • Deuteronomio 7:25 No obtener beneficio por los ornamentos de un ídolo.
  • Deuteronomio 7:26 No poseer un objeto perteneciente al culto de ídolos ni obtener beneficio alguno de ellos.
  • Deuteronomio 8:10 Bendecir a Dios después de comer pan.
  • Deuteronomio 10:19 Amar a quienes se convierten al judaísmo.
  • Deuteronomio 10:20 Temer a Dios.
  • Deuteronomio 10:20 Rezar a Dios.
  • Deuteronomio 10:20 Asociarse y adherirse a eruditos de la Torá.
  • Deuteronomio 10:20 Jurar por el Nombre de Dios al hacer un voto.

LA AFIRMACIÓN BÁSICA DEL JUDAÍSMO

VAETJANÁN_DEUTRONOMIO III:23-VII:11

El nombre de estos capítulos refleja el desánimo de Moshé cuando Dios le comunicó que no conduciría al pueblo de Israel a la Tierra Prometida. Aunque estaba consciente de que no se podía alterar la voluntad Divina, Moshé oró, porque la oración es un reconocimiento del individuo de que su destino depende de Dios. Incluso cuando se piensa que no existe el mérito para la reconsideración, la persona debe orar, porque el acto de orar en sí mismo, cuando está acompañado de la sinceridad y del arrepentimiento, debe producir una alteración en la personalidad del individuo de tal manera que, después de la oración, debido al cambio que ésta causa, podría ser merecedor de una sentencia diferente.

Otro aspecto básico de la lectura semanal es el texto del Shemá Israel. Cuando le preguntaron a Rabí Akivá cuál era el gran concepto fundamental de la Torá, opinó que la frase Veahavtá lereajá kamoja, “Y amarás a tu prójimo como a ti mismo”, era la enseñanza cardinal. No hay duda de que ésta expresión condensa un principio fundamental del judaísmo, lección que Hillel utilizó en su versión alterna cuando respondió a la persona que quería aprender la base del judaísmo mientras estaba de pie, apoyado en una sola pierna: “No hagas a tu prójimo lo que para ti es odioso”.

No obstante, lo antedicho, la frase Shemá Israel encarna el mensaje ideológico y teológico esencial del judaísmo en contraposición a un entorno idólatra. Este principio es la existencia de un solo Dios, afirmación que incluye la hermandad existencial de los seres humanos, porque implica que fuimos creados por el mismo Dios, el Dios único.

El Midrash testimonia que los primeros en enunciar esta frase fundamental de la tradición judía fueron los hijos del tercer patriarca, Yaacov. Cuando Yaacov estaba próximo a morir, no podía descansar porque temía que sus hijos olvidaran después sus enseñanzas. Por ello los interrogó acerca de sus creencias y ante esa pregunta respondieron: Shemá Israel (nombre alterno del patriarca), HaShem es nuestro Dios, HaShem es único. Después de escuchar esta afirmación inequívoca de fe, Yaacov se despidió de este mundo para reunirse con su padre y su abuelo: los patriarcas Avraham y Yitsjak.

En este sentido, Rambam hace una reflexión importante. Mientras las cosas materiales se pueden fraccionar porque siempre existe algo que es más pequeño, hecho que se demostró con la división del átomo que se está compuesto de partes o partículas cada vez más pequeñas y difíciles de medir. En cambio, señala Rambam, la frase HaShem ejad, que afirma que Dios es uno o único, implica que es indivisible. Dios es un todo que no se puede fraccionar ni partir. Si consideramos que la singularidad del ser humano radica en que Dios le insufló su espíritu, siendo este el ingrediente espiritual que lo separa de las otras criaturas que fueron creadas por Dios, se puede asumir que este espíritu o alma es indivisible. Que tanto la inclinación por el mal como la tendencia a hacer el bien forman parte de un todo, son un elemento integral del alma. Tal vez la diferencia entre el bien y el mal –que son una manifestación de la misma fuente, el alma que tiene un origen Divino– es parte de una energía espiritual singular que se manifiesta de manera positiva o negativa solamente por su uso, debido a la conducta ética o inmoral que se escoge.

Así sentenció el rabino jasídico cuando le preguntaron cuál era la distancia entre el Mizraj y Maarav, el Este y el Oeste. El rabino respondió: ninguna. Basta con dar una vuelta de 180 grados sobre el mismo sitio para cambiar diametralmente la dirección de la mirada del individuo.

A fin de cuentas, la escogencia entre una conducta moral que se atiene a los imperativos indispensables para la convivencia en sociedad y un comportamiento que es indiferente al conjunto de leyes contenidas en la Torá, las Mitsvot, depende del individuo. La proximidad de una era en la que la Humanidad reconocerá la existencia del Dios único es una consecuencia de la voluntad de la persona que se debe traducir a una conducta moral y ética, en la que impere el amor por el prójimo, de acuerdo con Rabí Akivá.

MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARASHÁ

CONTIENE 8 MITSVOT POSITIVAS Y 4 PROHIBICIONES

  1. Deuteronomio 5:18 No desear lo que pertenece a otro judío.
  2. Deuteronomio 6:4 Creer en la unidad de Dios.
  3. Deuteronomio 6:5 Amar a Dios.
  4. Deuteronomio 6:7 Estudiar la Torá.
  5. Deuteronomio 6:7 Recitar Shemá Israel cada mañana y cada noche.
  6. Deuteronomio 6:8 Amarrar los Tefilín sobre el brazo.
  7. Deuteronomio 6:8 Colocar los Tefilín sobre la cabeza.
  8. Deuteronomio 6:9 Apostar una Mezuzá sobre la jamba de nuestros hogares.
  9. Deuteronomio 6:16 No poner a prueba de manera irrazonable a un profeta auténtico.
  10. Deuteronomio 7:2 Eliminar las 7 naciones que ocuparon la Tierra de Israel.
  11. Deuteronomio 7:2 No tener sentimientos positivos por idólatras.
  12. Deuteronomio 7:3 No casarse con los idólatras.

THE BASIC AFFIRMATION OF JUDAISM

VAETCHANAN_DEUTRONOMIE III:23-VII:11

These chapters’ names reflect Moshé’s unhappiness when God told him that He would not lead the people of Israel into the Promised Land. Although he was aware that the Divine will not be altered, Moshé prayed because prayer is an acknowledgment by the individual that his destiny depends on God. Even when it is thought that there is no merit for reconsideration, the person must pray because the act of praying in itself, when accompanied by sincerity and repentance, must produce an alteration in the personality of the individual in such a way that, after prayer, because of the change it causes, he could now be deserving of a different sentence.

Another basic aspect of the weekly reading is the text of the Shema Yisrael. When Rabbi Akivá was asked what the great fundamental concept of the Torah was, he opined that the phrase Veahavta lere’acha kamocha, “And you shall love your neighbor as yourself,” was the cardinal teaching. There is no doubt that this expression condenses a fundamental principle of Judaism, a lesson that Hillel used in his alternate version when he responded to the person who wanted to learn the basis of Judaism while standing, leaning on one leg: “Do not do unto your neighbor what is hateful to you.”

However, the phrase Shema Yisrael embodies the essential ideological and theological message of Judaism as opposed to an idolatrous environment. This principle is the existence of one God, an affirmation that includes the existential brotherhood of human beings because it implies that we were created by the same God, the one God.

The Midrash testifies that the sons of the third patriarch, Yaakov, were the first to enunciate this fundamental phrase of Jewish tradition. When Yaakov was about to die, he could not rest because he feared that his sons would later forget his teachings. Therefore, he questioned them about their beliefs, and to that question, they answered: Shema Yisrael (alternate name of the patriarch), HaShem is our God, HaShem is one, unique. After hearing this unequivocal affirmation of faith, Yaacov bid farewell to this world to be reunited with his father and grandfather: the patriarchs Avraham and Isaac.

In this sense, Rambam makes an important reflection. At the same time, material things can be divided because there is always something that is smaller, a fact that was demonstrated with the division of the atom, composed of parts or particles increasingly smaller and difficult to measure. Instead, Rambam points out the phrase HaShem echad, which asserts that God is one or unique, implies that He is indivisible. God is a whole that cannot be divided or split. If we consider that the uniqueness of the human being lies in the fact that God breathed his spirit into him, this being the spiritual ingredient that separates him from the other creatures that were created by God, it can be assumed that this spirit or soul is indivisible. That both the evil inclination and the tendency to do good are part of a whole, they are an integral element of the soul. Perhaps the difference between good and evil – a manifestation of the same source, the soul having a Divine origin – is part of a singular spiritual energy that manifests itself positively or negatively only by its use due to the chosen ethical or immoral conduct.

This is what the Hasidic rabbi said when asked what the distance was between Mizrach and Ma’arav, East and West, the rabbi replied: none. It is enough to make a 180-degree turn in the same place to diametrically change the direction of the individual’s gaze.

In the end, the choice between moral conduct that conforms to the norms indispensable for coexistence in society and behavior that is indifferent to the set of laws contained in the Torah, the Mitsvot, depends on the individual. The approach of an era in which humanity will recognize the existence of the one God is a consequence of the will of each individual that is translated into moral and ethical conduct, in which love for one’s neighbor prevails, according to Rabbi Akivá.

MITZVAH: ORDINANCE OF THE TORAH IN THIS PARSHA

CONTAINS 8 POSITIVE MITSVOT AND 4 PROHIBITIONS

  1. Deuteronomy 5:18 Do not desire what belongs to another Jew.
  2. Deuteronomy 6:4 Believe in the unity of God.
  3. Deuteronomy 6:5 Love God.
  4. Deuteronomy 6:7 Study the Torah.
  5. Deuteronomy 6:7 Recite Shema Israel every morning and night.
  6. Deuteronomy 6:8 Bind the Tefillin on the arm.
  7. Deuteronomy 6:8 Place the Tefillin on the head.
  8. Deuteronomy 6:9 Set a Mezuzah on the jamb of our homes.
  9. Deuteronomy 6:16 Do not unreasonably test an authentic prophet.
  10. Deuteronomy 7:2 Eliminate the seven nations that occupied the Land of Israel.
  11. Deuteronomy 7:2 Do not have positive feelings for idolaters.
  12. Deuteronomy 7:3 Do not marry idolaters.

HACIA LA TIERRA PROMETIDA

DEVARIM_DEUTERONOMIO I:1-III:22

El quinto libro del Pentateuco, el Jumash, recoge los discursos y admoniciones de Moshé al colectivo. Dios había dictaminado que este líder no conduciría al pueblo en la conquista de la Tierra Prometida y Moshé sabía que sus días estaban contados. Era impostergable una evaluación sobria de su actuación y un examen sincero del comportamiento del pueblo hebreo durante los años de su travesía por el desierto. Un período que destaca las dificultades de nuestros antepasados para aceptar el yugo de la ley, porque no habían tenido que regir su actuación en Egipto por ningún imperativo moral. Tendrían que reconocer que sólo con el cumplimiento de un conjunto de reglas, las Mitsvot, podrían convivir en armonía, formar una sociedad que eventualmente se convirtiera en un pueblo soberano en una tierra propia.

Los espías que fueron enviados a examinar si la Tierra Prometida era apropiada para el desarrollo del pueblo y evaluarla posibilidad de su conquista regresaron con un informe desalentador, porque observaron que sus habitantes eran gigantescos y sus ciudades estaban fortificadas. ¿Porqué no confiaron en el Dios que los había redimido de la esclavitud egipcia, que partió las aguas del mar para que pudieran salvarse de las carrozas egipcias que los perseguían? 

En realidad, los exploradores que informaron negativamente sobre la Tierra Prometida no negaron las proezas que Dios había realizado en el pasado. Pero estaban conscientes de que la conquista tendría que ser efectuada por el esfuerzo del pueblo, que debería demostrar que sabría administrar la soberanía que asumiría con el establecimiento de un Estado independiente. Dios sería un observador en esta etapa. Mientras que en la zaga egipcia la Biblia reza HaShem yilajem lajem veatem tajarishún, “Dios batallará por ustedes y ustedes deben permanecer en silencio”, esta vez el pueblo tendría que librar las batallas mientras Dios observaba y evaluaba el comportamiento de Israel.

Hacemos un paréntesis para señalar que estos capítulos de Devarim se leen generalmente en el Shabat que precede a Tishá BeAv, fecha conmemorativa de la destrucción de los 2 Templos de Jerusalén. Varios comentaristas formulan la interrogante de si durante la existencia del segundo Beit HaMikdash se ayunaba en Tishá BeAv. La pregunta es pertinente, porque si la fecha recuerda la destrucción, la reconstrucción del Templo debía haber sido un motivo suficiente para el regocijo. Al contrario, Tishá BeAv debía haberse convertido en una fecha festiva, porque se había corregido la tragedia perpetrada por los babilonios que destruyeron el primer Beit HaMikdash

Tal vez había razones para continuar con el ayuno, porque el segundo Beit HaMikdash nunca igualó la gloria del primer Templo. La Tablas de la Ley habían desaparecido al igual que algunos otros enseres del culto religioso. Pero hay una razón adicional de mayor significación. La destrucción del primer Beit HaMikdash fue una demostración de que la Casa de Dios no ofrecía protección permanente: no era indestructible. Aparentemente, el factor decisivo era el comportamiento humano, el cumplimiento de las Mitsvot, y no una edificación. 

“¿De qué sirven sus ofrendas cuando la conducta humana no se rige por los instructivos contenidos en la Torá?”, es la reflexión divina de acuerdo con las palabras del profeta. La destrucción del primer Beit HaMikdash se produjo debido a la presencia de la idolatría en el seno del pueblo. El segundo Beit HaMikdash fue destruido por la enemistad gratuita que existió en la sociedad judía. El ayuno de Tishá BeAv recuerda la destrucción física de la Casa de Dios pero, más que ello, testimonia el incumplimiento de las ordenanzas, la deslealtad con Dios y la insinceridad con el prójimo.

La reconstrucción del tercer Beit HaMikdash sólo puede producirse por medio de un acto excepcional que depende de la intervención Divina. Pero para que se realice el milagro, es menester que el hombre corrija su comportamiento, que se reconcilie con la Mitsvá, el amor por el prójimo que excluye la enemistad y el odio, invitando al respeto mutuo ya la convivencia armónica.

MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARASHÁ

CONTIENE 2 PROHIBICIONES

  1. Deuteronomio 1:17 No designar un juez que no es estudioso de la Torá, aunque sea un erudito en otras materias
  2. Deuteronomio 1:17 El juez no debe temer a un malvado durante un juicio

oshe

TOWARDS THE PROMISED LAND

DEVARIM_DEUTERONOMY I:1-III:22

The fifth book of the Pentateuch, the Chumash, collects Moshe’s speeches and admonitions to the collective. God had ruled that this leader would not lead the people in conquering the Promised Land, and Moshe knew his days were numbered. A sober evaluation of his performance and a sincere examination of the behavior of the Hebrew people during the years of their journey through the desert could not be postponed. It is A period that highlights our ancestors’ difficulties in accepting the yoke of the Law because they did not govern their actions in Egypt by any moral imperative. They would have to recognize that only by complying with one set of rules, the Mitsvot, could they live together in harmony, forming a society that would eventually become a sovereign people on their own land.

The spies sent to examine whether the Promised Land was suitable for the development of the people and to evaluate the possibility of its conquest returned with a discouraging report. They observed that its inhabitants were gigantic, and its cities were fortified. Why didn’t they trust in the God who had redeemed them from Egyptian slavery, who parted the waters of the sea so they could be saved from the Egyptian chariots that persecuted them?

The explorers who reported negatively on the Promised Land did not deny the feats God had performed in the past. But they were aware that the conquest would have to be accomplished by the efforts of the people, who would have to demonstrate that they knew how to administer the sovereignty by establishing an independent State. God would be an observer at this stage. While in the Egyptian years, the Bible reads HaShem yilachem lachem veatem tacharishun, “God will fight for you, and you must remain silent” This time, the people would have themselves fight the battles. At the same time, God observed and evaluated Israel’s behavior.

We make a parenthesis to point out that these chapters of Devarim are usually read on the Shabbat that precedes Tisha B’Av, the commemorative date of the destruction of the 2 Temples of Jerusalem. Several commentators ask the question of whether, during the existence of the second Beit HaMikdash, fasting was done on Tisha B’Av. The question is pertinent because if the date recalls the destruction, the rebuilding of the Temple must have been a sufficient reason for rejoicing. On the contrary, Tisha B’Av should have become a holiday because the tragedy perpetrated by the Babylonians who destroyed the first Beit HaMikdash had been corrected. 

Perhaps there were reasons to continue fasting because the second Beit HaMikdash never equaled the glory of the first Temple. The Tablets of the Law had disappeared, as well as some other items of religious worship. But there is an additional reason of greater significance. The destruction of the first Beit HaMikdash demonstrated that the House of God offered no permanent protection: it was not indestructible. The decisive factor was human behavior, the fulfillment of the Mitsvot, and not an edification. 

“What good are your offerings when the instructions in the Torah do not govern human conduct?” is the divine reflection according to the prophet’s words. The destruction of the first Beit HaMikdash occurred due to idolatry among the people. The gratuitous enmity in Jewish society destroyed the second Beit HaMikdash. The fast of Tisha B’Av recalls the physical destruction of the House of God. More than that, it testifies to the non-observance of ordinances, disloyalty to God, and insincerity to one’s neighbor.

The reconstruction of the third Beit HaMikdash can only occur through an exceptional act that depends on Divine intervention. But for the miracle to be realized, man must correct his behavior to be reconciled with the Mitsvah, love for one’s neighbor that excludes enmity and hatred, inviting mutual respect and harmonious coexistence.

MITZVAH: ORDINANCE OF THE TORAH IN THIS PARSHA

CONTAINS 2 PROHIBITIONS

  1. Deuteronomy 1:17 Do not appoint a judge who is not a Torah scholar, even if he is a scholar in other matters.
  2. Deuteronomy 1:17 The judge should not fear a wicked during a trial.

LA PRIMERA DIVISIÓN DEL PUEBLO

MATOT_NÚMEROS XXX:2-XXXII:42 – MAS’EI_NÚMEROS XXXIII:1-XXXVI:13

Moshé había enfrentado numerosas rebeliones durante sus 40 años de liderazgo. El pueblo se había quejado por la falta de comida, agua y carne. En una ocasión se escuchó el murmullo del descontento, sin que se alegara alguna razón específica para ello. Era una reacción a la monotonía del desierto, por un lado, y por otro lado, estaban los peligros que acechaban a diario. 

Obligados a enfrentar los reinos que no les permitieron el paso a través de sus tierras, también tuvieron que responder al reto de Bileam, el profeta gentil que, de acuerdo con el consejo que de los ancianos de Midyán, había sido contratado por Balak, rey de Moav. Según el comentario de Rashí, los dos pueblos eran adversarios, pero al hallarse ante un enemigo común, unieron esfuerzos para vencer el reto que significó la presencia del pueblo hebreo en la región.

Moshé respondió con energía y decisión para enfrentar al enemigo. Cuando la falta se debía a la debilidad espiritual del pueblo hebreo, su respuesta se traducía en una admonición y una advertencia, al mismo tiempo que defendía la integridad física del pueblo ante Dios para no permitir su destrucción por causa de la desobediencia. Moshé, el líder que supuestamente era muy estricto y severo, siempre fue fiel a su pueblo de manera afectiva y emocional. 

En los capítulos de nuestra lectura, Moshé tiene que enfrentar con una situación novedosa. Las tribus de Reuvén y Gad, a las cuales se unió la mitad de la tribu de Menashé, decidieron permanecer en la orilla oriental del Yardén para establecer allí su campamento de residencia. Construyeron establos para sus animales y casas para sus mujeres e hijos. Afirmaron que estaban dispuestos a acompañar a sus hermanos en la conquista de las tierras ubicadas en la otra orilla del Yardén, para volver a reunirse con sus familias en el lado oriental del río.

Los exegetas toman nota del hecho de que construyeron primero los establos para los animales, anteponiendo de esta manera la seguridad económica al bienestar familiar. Obviamente, fueron cautivados por aquellas tierras que prometían un futuro material de abundancia, y su primera consideración fue canjear un desierto improductivo por un área donde visualizaron la construcción de un entorno estable y prometedor.

No estamos frente a una rebelión contra el mensaje Divino que había sido pronunciado en el monte Sinaí. Las tribus declaran su disposición de regir sus vidas de acuerdo con el pacto que los patriarcas habían establecido con Dios y, en conformidad con la Torá que había sido transmitida y enseñada por Moshé. Se trata de una secesión de carácter nacional, porque desean establecer un hogar aparte de las demás tribus. 

El lazo histórico de una experiencia común de esclavitud y sufrimiento sería suplantado por el interés tribal y las necesidades personales. Moshé no estuvo de acuerdo. Instintivamente, sabía que la conducta de aquellas tribus era reprochable, pero no se había violado ninguna ley. En una sociedad que se conduce de acuerdo con un conjunto de reglas (que en el caso del judaísmo está contenido en la Torá), la forma como se juzga un comportamiento –que, no obstante, que permanece dentro del marco de la legalidad– es una señal de falta de lealtad con el destino del pueblo entero.

En siglos posteriores, las disidencias comenzaron por motivos religiosos, pero en el fondo siempre había un elemento de carácter nacional: la lucha por el poder de decisión. La rebelión de Kóraj que ostensiblemente se basó en un reto a los fallos religiosos de Moshé y Aharón, tenía como objetivo real el cuestionamiento de su liderazgo. Kóraj sentía que tenía igual derecho a una de las coronas del mando, que, en su opinión, habían usurpado 2 hermanos: Moshé y Aharón.

La decisión de estas tribus amenazaba con debilitar al colectivo, por el rompimiento de la unidad que sería inmediatamente percibido por los habitantes de la región. Esta escisión podía convertirse en un precedente peligroso. Efectivamente, después de la muerte del rey Shelomó, el reino fue dividido y, por ende, debilitado, para abrir un compás que facilitaría su eventual destrucción, primero por los asirios-babilonios y luego por los romanos. Siglos más tarde, el pueblo fue dividido por el movimiento reformista, que asumió su postura con argumentos teológicos. Pero no se puede escapar del hecho que esta división obedeció a otros intereses de carácter social y económico.

Sin embargo, la situación presente es diferente debido al establecimiento del moderno Estado de Israel, que ofrece un punto de referencia e intersección de propósitos que no había existido por milenios y que apunta a un renovado vigor, no obstante, las diferencias que siempre han caracterizado al pueblo judío como una manifestación de su compromiso ineludible con la libertad pensamiento y expresión.

MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARASHÁ

CONTIENE 1 MITSVÁ POSITIVA Y 1 PROHIBICIÓN

  1. Números 30:3 Ley sobre anular promesas
  2. Números 30:3 No incumplir una promesa

LA ACCIÓN TERRENAL Y LA INTENCIÓN CELESTIAL

En la víspera de la conquista de la Tierra Prometida, los dirigentes de las dos tribus, Reuvén y Gad, y de la mitad de otra adicional, Menashé, se acercaron a Moshé para solicitar se les permitiera permanecer en el lugar sin tener que cruzar el río Yardén. El argumento para la petición se basó en el hecho de que había abundante pasto en la región que proveería alimento para su ganado y por ello estaban dispuestos a permanecer allí. 

Después de una reflexión, Moshé respondió que no era correcto que estas tribus abandonaran al resto del pueblo en esa hora crucial. Lo propio sería luchar por la conquista de la Tierra Prometida y luego retornar a ese lugar para asentarse sobre esas tierras. Las tribus construyeron casas provisorias para sus mujeres y niños, así como establos para su ganado y decidieron acompañar al resto de las filas del pueblo para cruzar el Yardén.

De alguna manera este episodio trae a memoria el momento de unas décadas atrás, cuando los exploradores regresaron de espiar la tierra y entregaron un informe negativo acerca del posible éxito de una conquista. El resultado fue que el pueblo no entró a la Tierra Prometida, porque de acuerdo con el informe, cualquier intento de conquista estaba destinado al fracaso. 

Está claro que un elemento indispensable para el éxito es la confianza, y el informe de estos espías desterró este sentimiento. Es posible que el castigo de Moshé, que consistió en prohibirle que concluyera su misión con la conquista de Erets Israel, fuera una consecuencia del episodio de los Meraglim, aquellos exploradores que informaron que la tierra estaba habitada por gigantes y que sus ciudades eran inconquistables debido a sus fortificaciones.

Tal vez la osadía de las tribus de Reuvén, Gad y Menashé fue una consecuencia del castigo que recibió Moshé. Sabiendo que Moshé no entraría a la tierra, ¿cómo podría oponerse a que ellos tampoco lo hicieran? Además, con su presencia en la orilla oriental del Yardén, estarían ampliando la extensión de la Tierra Prometida. Consideraron que estaban actuando acordes con la promesa Divina y serían los primeros en poblar esa tierra.

Tal vez el mayor yerro de estas tribus que querían permanecer en la orilla oriental del Yardén fue que se preocuparon primero por las necesidades de su ganado, tal como hizo Lot, sobrino del patriarca Avraham, cuando escogió el valle fértil de Israel, no obstante, la conducta inmoral reinante entre los habitantes de la región. Los Jajamim apuntaron hacia este hecho, al señalar que el texto bíblico testimonia que primero construyeron corrales para el ganado antes de ocuparse de erigir casas para las mujeres y niños que dejarían detrás.

Desde un prisma humano, la intención es secundaria a la acción. Le importa probablemente poco al pobre, por ejemplo, saber cuál es la intención del donante, si éste anda tras el reconocimiento de la sociedad o actúa movido por la consideración de que es importante ayudar al pobre. Lo que es fundamental es la acción: la ayuda efectiva a quien la necesita en el momento. En muchísimas edificaciones en las grandes ciudades queda plasmado el nombre del donante. Los hospitales nunca podrían haberse desarrollado y ampliado sin la generosidad de algunos filántropos. Sin embargo, para los enfermos que se benefician de estas instalaciones, el nombre de la institución en nada afecta la efectividad de los servicios de salud que allí se dispensan.

En cambio, desde un prisma espiritual, desde el punto de vista Divino, la intención puede ser más importante quela acción. Rajmaná libá ba’i, la Torá desea la buena voluntad, valora la intención representada por la bondad del corazón. Mientras que en el mundo de los hombres y las mujeres prevalece la acción, en el ámbito espiritual, la Kavaná, la intención pura y desinteresada es el barómetro que mejor evalúa el mérito.

MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARASHÁ

CONTIENE 2 MITSVOT POSITIVAS Y 4 PROHIBICIONES

  1. Números 35:2 Proveer ciudades para los Levitas que también servían como Ciudades de Refugio.
  2. Números 35:12 No ejecutar una persona considerada culpable antes del juicio.
  3. Números 35:25 Obligar a la persona que mató sin intención a ir a una Ciudad de Refugio.
  4. Números 35:30 El testigo en un caso capital no puede juzgar el evento.
  5. Números 35:31 No aceptar un pago de redención para salvar a un asesino de la pena de Muerte.
  6. Números 35:32 No aceptar un pago de redención para liberar a una persona de tener que ir a una Ciudad de Refugio.

THE FIRST DIVISION OF THE PEOPLE

MATOT_NUMBERS XXX:2-XXXII:42 – MAS’EI_NUMBERS XXXIII:1-XXXVI:13

Moshe had faced numerous rebellions during his 40 years of leadership. The people had complained about the lack of food, water and meat. On one occasion the murmur of discontent was heard, without any specific reason being given for it. It was a reaction to the monotony of the desert, on the one hand; and on the other hand, there were the dangers that lurked daily. 

Forced to face the kingdoms that did not allow them passage through their lands, they also had to respond to the challenge of Bile’am, the Gentile prophet who, according to the advice of the elders of Midyan, had been hired by Balak, king of Mo’av. According to Rashi‘s commentary, the two peoples were adversaries, but when faced with a common enemy, they joined forces to overcome the challenge posed by the presence of the Hebrew people in the region.

Moshe responded energetically and decisively to face the enemy. When the fault was due to the spiritual weakness of the Hebrew people, his response was translated into an admonition and a warning, while he defended the physical integrity of the people before God so as not to allow their destruction because of disobedience. Moshe, the leader who was supposedly very strict and severe, was always faithful to his people Intellectually and emotionally. 

In the chapters of our reading, Moshe had to face a novel situation. The tribes of Re’uven and Gad, joined by half of the tribe of Menashe, decided to remain on the eastern bank of the river Yarden to establish their residence camp there. They built stables for their animals and houses for their wives and children. They stated that they were willing to accompany their brothers in the conquest of the lands located on the other bank of the Yarden, to reunite with their families on the eastern side of the river.

The exegetes take note of the fact that they built the stables for the animals first, thus putting economic security before family welfare. Obviously, they were captivated by those lands that promised material future and abundance. And their first consideration was to exchange an unproductive desert for an area where they envisioned the construction of a stable and promising environment.

We are not facing a rebellion against the Divine message that had been delivered at Mount Sinai. The tribes declared their readiness to live their lives according to the covenant that the patriarchs had established with God and, in accordance with the Torah that had been transmitted and taught by Moshe. On the other hand, it may considered a national secession, because they wanted to establish a home apart from the other tribes. 

The historical bond of a common experience of slavery and suffering would be supplanted by tribal interest and personal needs. Moshe disagreed. Instinctively, he knew that the conduct of those tribes was reprehensible, but no law had been broken. In a society that conducts itself according to a set of rules (which in the case of Judaism is contained in the Torah), the way a behavior is judged – which, however, remains within the framework of legality – is a sign of lack of loyalty to the fate of the entire people.

In latter centuries, dissent began for religious reasons, but in the background, there was always an element of national character: the struggle for decision-making power. Korach’s rebellion, ostensibly based on a challenge to the religious failings of Moshe and Aharon, had as its real objective the questioning of their leadership. Korach felt he had an equal right to one of the crowns of command, which, in his opinion, had been usurped by two brothers: Moshe and Aharon.

The decision of these tribes threatened to weaken the collective, by breaking the unity that would be immediately perceived by the inhabitants of the region. This split could become a dangerous precedent. Indeed, after the death of King Shelomo, the kingdom was divided and, therefore, weakened, to open a compass that would facilitate its eventual destruction. Initially by the Assyrian-Babylonians and then by the Romans. Centuries later, the people were divided by the reform movement, which took its position with theological arguments. But one cannot escape the fact that this division was driven by other interests of a social and economic nature.

Nowadays, the situation is different because of the establishment of the modern State of Israel, which offers a point of reference and intersection of purposes that had not existed for millennia and which points to renewed vigor. Yet the differences that have always characterized the Jewish people remain as a manifestation of their inescapable commitment to freedom of thought and expression.

MITZVA: ORDINANCE OF THE TORAH IN THIS PARSHA

CONTAINS 1 POSITIVE MITSVA AND 1 PROHIBITION

  1. Numbers 30:3 Law on canceling promises.
  2. Numbers 30:3 Do not break a promise.

MAS’EI

EARTHLY ACTION AND HEAVENLY INTENT

On the eve of the conquest of the Promised Land, the leaders of the two tribes, Re’uven and Gad, and the middle of an additional tribe, Menashe, approached Moshe to request that they be allowed to remain in the place without having to cross the Yarden River. The argument for the petition was since there was abundant grass in the region that would provide food for their cattle, they were willing to stay there. 

After reflection, Moshe replied that it was not right for these tribes to abandon the rest of the people at that crucial hour. The proper thing would be to fight for the conquest of the Promised Land and then return to that place to settle on those lands. The tribes built temporary houses for their women and children, as well as stables for their cattle and decided to accompany the rest of the ranks of the people to cross the Yardén.

Somehow this episode recalls the moment a few decades ago, when explorers returned from spying on the land and delivered a negative report about the possible success of a conquest. The result was that the people did not enter the Promised Land, because according to the report, any attempt at conquest was destined to fail.

An indispensable element for success is trust, and the report of these spies banished this feeling. It is possible that Moshe’s punishment, which consisted in forbidding him to conclude his mission with the conquest of Erets Israel, was a consequence of the episode of the Meraglim, the explorers who reported that the land was inhabited by giants and that their cities were unconquerable due to their fortifications.

Perhaps the daring of the tribes of Re’uven, Gad, and Menashe was a consequence of Moshe’s punishment. Knowing that Moshe would not enter the earth, how could he object to them not entering either? In addition, with their presence on the eastern bank of the Yarden, they would be expanding the extent of the Promised Land. They considered that they were acting in accordance with the Divine promise and would be the first to populate that land.

Perhaps the greatest mistake of these tribes who wanted to remain on the east bank of the Yarden was that they first concerned themselves with the needs of their livestock, just as Lot, nephew of the patriarch Avraham, did when he chose the fertile valley of Israel, despite the immoral behavior prevailing among the inhabitants of the region. The Chachamim pointed to this fact, noting that the biblical text testifies that they first built pens for cattle before taking care of erecting houses for the women and children they would leave behind.

From a human perspective, intention is secondary to action. It probably matters little to the poor, for example, to know what the donor’s intention is, whether he is pursuing the recognition of society or acting out of the consideration that it is important to help the poor. What is fundamental is action: effective help to those who need it now. In many buildings in large cities the name of the donor is reflected. Hospitals could never have developed and expanded without the generosity of some philanthropists. However, for the patients who benefit from these facilities, the name of the institution in no way affects the effectiveness of the health services provided there.

On the other hand, from a spiritual prism, from the Divine point of view, intention may be more important than action. Rachmana liba ba’i, the Torah desires goodwill, values the intention represented by the goodness of the heart. While in the world of men and women action prevails, in the spiritual realm, Kavana, pure and disinterested intention is the barometer that best evaluates merit.

MITZVAH: ORDINANCE OF THE TORAH IN THIS PARSHA

CONTAINS 2 POSITIVE MITSVOT AND 4 PROHIBITIONS

  1. Numbers 35:2 Provide cities for the Levites that also served as Cities of Refuge.
  2. Numbers 35:12 Not to execute a person found guilty before trial.
  3. Numbers 35:25 Forcing the person who killed unintentionally to go to a City of Refuge.
  4. Numbers 35:30 The witness in a capital case cannot judge the event.
  5. Numbers 35:31 Do not accept a redemption payment to save a murderer from the death penalty.
  6. Numbers 35:32 Not accepting a redemption payment to free a person from having to go to a City of Refuge.