VAYISHLAJ_GÉNESIS XXXII:4-XXXVI:43
La narrativa de la Torá describe la competencia entre los actores de la historia, especialmente dentro del seno de la familia. Ya en Bereshit, tropezamos con la rivalidad entre Kayin y Hével, rivalidad cuya esencia no está reseñada. De acuerdo con el Midrash, ambos eran poseedores de tierras y ganado. Cada uno quería que el futuro Beit HaMikdash fuera construido en su parcela y por ello se dio la contienda a muerte.
La competencia adquiere una modalidad diferente en el caso de Avraham y Lot, su sobrino. Esta vez, el problema tiene un carácter económico, porque el cuantioso ganado de ambos –con el requerimiento de un pasto suficiente– les impide permanecer juntos y deciden separarse. Lot opta por unos valles fértiles, no obstante que sus habitantes tienen una conducta inmoral. Allí estaban las ciudades de Sedom y Amorá. Los hijos de Avraham tienen personalidades muy diferentes y no pueden convivir bajo el mismo techo. La esposa Sará se asegura de que su hijo Yitsjak no comparta el hogar con Yishmael, hijo de la concubina Hagar, e insta a que se le exile del hogar paterno.
En este mismo sentido encontramos que Yaacov y Esav tampoco pueden compartir el hogar paterno. Son dos individuos diferentes. Esav es un hombre del campo y Yaacov es un joven introvertido y estudioso. En este caso, los personajes dejan de tener un carácter lineal y simple, se da comienzo a la complejidad. Esav es un cazador, hombre del campo, sin embargo, es muy respetuoso de los padres y permanece en el hogar paterno, mientras Yaacov huye y se refugia en el hogar de su tío Laván.
¿Por qué tuvo que abandonar la tierra de Canaán? Porque Yaacov es un personaje que tiene que resolver conflictos internos. Utilizó el engaño para obtener la bendición paterna, hecho que produjo la ira de su hermano primogénito Esav quien, como venganza, expresó la intención de asesinarlo. Con intento didáctico, la Torá relata que Yaacov fue el blanco del engaño también, pero a manos de su tío Laván, maestro del embuste de acuerdo con los Jajamim. Aunque enamorado de Rajel, a través de una artimaña se encontró casado con la odiada Leá, la hermana de Rajel. Para un mayor énfasis didáctico, Leá da a luz a seis hijos, hecho muy apreciado e importante en una sociedad agrícola, mientras que su amada Rajel tiene dificultades para concebir.
Después de dos décadas de ausencia, Yaacov decide regresar a la tierra ancestral, pero sabe que tendrá que enfrentar primero la ira de su hermano Esav, no obstante, el lapso transcurrido. En el encuentro filial, Esav da una muestra de hermandad, abraza a Yaacov y lo invita a compartir las bondades de la Tierra Prometida. Pero en un revivir del episodio entre Avraham y Lot, la abundancia del ganado y los bienes de ambos les impide compartir la misma tierra. Yaacov le había brindado un sinnúmero de piezas de ganado a Esav, quien ahora necesita una expansión significativa de sus campos, donde otros rebaños no competirán por el mismo sustento. En el desenlace de los episodios mencionados sale a relucir una diferencia importante acerca de los valores de estos personajes.
Kayin está dispuesto a solucionar el problema, incluso a través del asesinato de su hermano, porque piensa que por ser el primogénito debería tener la primera opción para la ubicación de la futura Casa de Dios en su territorio. Yishmael se siente rechazado por Avraham y no intenta la reconciliación porque su orgullo ha sido vulnerado. Es un cazador y un hombre del campo, que sólo retorna al hogar paterno después de la muerte del patriarca para participaren su entierro.
Esav permanece al lado de sus padres, especialmente durante el largo período de ausencia de su hermano mellizo Yaacov. Pero por motivos netamente materiales abandona la Tierra Prometida y se radica en Seir, que es la tierra de Edom.
La continuidad del judaísmo no podía depender de personajes que en momentos críticos estuvieran dispuestos a tomar un rumbo diferente para responder a situaciones circunstanciales. Las enseñanzas de los patriarcas tenían que ser interiorizadas con profundidad para que sus descendientes no se desviaran del sendero trazado, incluso bajo las circunstancias más adversas. Tal vez ese es el mensaje que los Jajamim desean destacar en su interpretación del versículo: Im Laván Garti, “residí con Laván”. Señalan que la palabra Garti es equivalente al vocablo Taryag. Son las mismas letras hebreas, pero en un orden diferente. La moraleja es que incluso en el hogar de Laván, Yaacov no olvidó las Taryag Mitsvot, las 613 ordenanzas que la Torá comprenderá. Su comportamiento fue acorde a las enseñanzas de Yitsjak.
MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARSHÁ
CONTIENE 1 PROHIBICIÓN
- Génesis 32:33 No ingerir el nervio ciático (guid hanashé)