RECORDANDO A SERGIO KIBLISKY z’l

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Recuerdo haber leído que la sociedad se compone de quienes forman parte del problema y quienes se identifican con la solución. Sergio era parte de la solución.

Era el referente de la familia entera en Caracas, especialmente después del fallecimiento accidental de su hermano Mauricio z’l, en cuya memoria Sergio patrocinó un Majzor de Rosh HaShaná que lleva el nombre Tefilat Moshé.

Inteligente, honesto, responsable y generoso, representaba en su persona el dicho de nuestros sabios: Eizehu jajam? Haroé et hanolad, que usualmente se traduce como “Quién es sabio,? El que ve el futuro”. En realidad, la palabra “nolad”, puede ser traducida como “nacido ya”, o sea que el adagio puede interpretarse como sagaz es la persona que comprende el presente, quien entiende lo que realmente está pasando, sabe deshojar las diferentes membranas que esconden al fruto.

Cualquier conversación era un deleite. Muy bien informado porque era un ávido lector, Sergio sabía analizar eventos, tanto los sucesos en Venezuela, como en Israel, USA y el mundo entero. Respetaba las libertades de USA, añoraba su patria natal Chile, tenía un lugar especial para Israel en su corazón. Pero no hay duda que Venezuela ocupaba el centro de su atención porque allí realmente formó familia y creó empresa.

Luchó por casi un año contra una temible enfermedad y su esposa Edith fue su mayor poyo emocional y afectivo. Lo visité en varias oportunidades en esa última etapa de su vida y siempre encontré hijos y nietos presentes, amigos que lo acompañaban y con quienes entablaba una conversación interesante y relevante.

Sonreía fácilmente, pero simultáneamente, profundizaba sobre temas serios, de consecuencia. Le interesaba y preocupaba el futuro de la humanidad y sus proyecciones se basaban en serias reflexiones acerca de las diferentes corrientes políticas y sociales del momento actual.

Siempre tenía presente la implicación de los eventos para Medinat Israel y el pueblo judío, no obstante que su visión tenía un carácter universal.

Me dio aliento y proporcionó sostén material en el afán de reunir a las diferentes confesiones religiosas en Venezuela bajo un manto común que se denomina CRISEV. Consciente de que somos minoría, era importantísimo mantener relaciones cercanas con los representantes de otros credos. A fin de cuentas actuar en pro de la solución, o al menos alivio, de los problemas sociales de pobreza y desigualdad es un desideratum común para todas las personas de fe.

Tuve mano libre para realizar reuniones y almuerzos de confraternidad religiosa gracias al apoyo concreto de Sergio, y cabe destacar a TELEVEN que puso a nuestra disposición en varias oportunidades un espacio físico en sus instalaciones para luego transmitir el contenido de nuestras reuniones por su canal.

Es difícil pensar y escribir en términos pretéritos sobre Sergio porque hacía sentir su presencia en cualquier reunión por su agudo intelecto. Nos quedará ahora el recuerdo, ejemplo de un padre preocupado por el bienestar de sus hijos y familia.

Tengo entendido que se último legado a los miembros más cercanos de su familia fue: “Nunca dejen de apoyar a Israel en todo sentido”.

Tov shem tov mishemen tov, el buen nombre es preferible a cualquier bien material, y Sergio dejó una herencia de rectitud y generosidad, características que se verán incrementadas con el pasar de los años.

Zijró baruj, sus restos mortales descansan en paz y su memoria es una bendición para todos.