CONTAMINACIÓN Y RECUERDO

BO_ÉXODO X:1-XIII:16

El paso del pueblo hebreo por Egipto no fue uniforme. Durante la vida de Yosef fueron huéspedes privilegiados del Faraón, quien los ubicó en un sector productivo de nación egipcia con el nombre de Goshen. En cambio, después de la muerte de Yosef, su nombre y su aporte fueron olvidados por el nuevo Faraón que asumió el mando. O tal vez fue el mismo Faraón quien consideró que no había razón para otorgar un trato especial a los hermanos del fallecido Yosef ya sus descendientes. 

Empezó entonces el conteo de los 210 años de esclavitud del pueblo hebreo en Egipto. ¿Cuál fue la reacción del pueblo hebreo al yugo egipcio? Se sintieron humillados o tal vez desconcertados, porque no entendieron la razón del cambio de actitud por parte de sus anfitriones. Tal vez deberíamos indagar acerca de su actitud hacia la cultura egipcia. 

¿Podían acaso diferenciar entre las enseñanzas de los patriarcas y las prácticas sociales y culturales de los egipcios? ¿Cuál cultura era superior a sus ojos? Es muy probable que un sector importante del pueblo hebreo admirara los adelantos egipcios en los campos de la agricultura y la astronomía, y como consecuencia de ello, reverenciaron sus prácticas en otros renglones, incluso el religioso. 

Tal vez, como una derivación de esa admiración, trataron integrarse a la sociedad egipcia, se contaminaron de su práctica idólatra y no pudieron escapar de la misma. El Midrash menciona que los ángeles celestiales se presentaron ante Dios y cuestionaron por qué se estaba castigando a los egipcios para salvar a los hebreos, “cuando estos son idólatras y estos son idólatras”. Incluso durante la penúltima plaga, que tuvo una duración de 3 días, muchos hebreos fueron castigados; su muerte ocurrió efectivamente durante este período de oscuridad para que los egipcios no se alegraran por el castigo de los hebreos. 

¿Por qué fueron castigados? Existía el temor de que interfiriesen con el éxodo. No sólo se temía que no participasen en él, sino que obstaculizarían la salida de sus hermanos, porque consideraban que la esclavitud dentro de una civilización de avanzada como la egipcia era preferible a cualquier otro entorno social de la época.

De acuerdo con el Midrash, si tanto los egipcios como los hebreos eran idólatras, ¿por qué salvó Dios al pueblo hebreo de la esclavitud egipcia? Es muy probable que, no obstante, su admiración por Egipto, un sector importante del pueblo hebreo nunca olvidó las enseñanzas de los patriarcas. Tal como en el caso de Yosef cuando, tentado por la esposa de Potifar, recordó a su anciano padre Yaacov, al que no había visto durante 17 años, pero que seguía siendo su maestro anímico: la figura patriarcal cuyas enseñanzas eran incompatibles con el adulterio. De igual manera, aunque muchos hebreos quedaron deslumbrados por los avances intelectuales y tecnológicos de los egipcios, recordaron las virtudes y hazañas espirituales de los patriarcas que cambiaron el mundo de la fe para siempre. 

Mientras que los hebreos no tuvieron que hacer preparación alguna para no ser castigados por la furia de las plagas, si tuvieron que hacerlo en el caso de la décima y última plaga, que consistió en la muerte de los primogénitos. Esta vez hicieron una ofrenda y pintaron los dinteles de sus hogares con la sangre de este sacrificio. Está claro que la sangre no era necesaria para que el Ser Supremo reconociera cuáles eran los hogares de los hebreos. El sacrificio era una demostración individual de los hebreos que depositaron su fe en Dios, quien los rescataría de la esclavitud egipcia. 

De acuerdo con la tradición judía, el sacrificio pascual no puede ser ingerido por quienes están incircuncisos. Por ello, los exégetas deducen que el sacrificio pascual demandó que los hebreos se circuncidaran primero, siguiendo el ejemplo del patriarca Avraham. Mientras que la ofrenda pascual se efectúa a través del sacrificio de un animal, el Brit milá, la circuncisión, exige el sacrificio del individuo, que destaca el aporte personal en toda transacción trascendental, tanto en la relación con Dios como en la relación con el prójimo.

MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARASHÁ

CONTIENE 9 MITSVOT POSITIVAS Y 11 PROHIBICIONES

  1. Éxodo I2:2 Consagrar los meses (incluye llevar el cálculo de los años y calcular el calendario hebreo)
  2. Éxodo I2:6 Sacrificio ritual de la ofrenda Pascual
  3. Éxodo I2:8 Comer la carne de la ofrenda Pascual (en la noche del 15 de Nisán, primer Séder de Pésaj)
  4. Éxodo I2:9 No comer la ofrenda Pascual cuando es cocinada o insuficientemente asada
  5. Éxodo I2:10 No permitir que sobre carne de la ofrenda Pascual hasta el mañana
  6. Éxodo I2:15 Remover de la casa todo jaméts (alimento leudado) 
  7. Éxodo I2:18 Comer matsá (pan sin leudar) la primera noche de Pésaj
  8. Éxodo I2:19 No se debe poseer jaméts durante Pésaj
  9. Éxodo I2:20 No comer alimentos que contienen jaméts durante Pésaj 
  10. Éxodo I2:43 No compartir la ofrenda de Pésaj con un judío apóstata
  11. Éxodo I2:45 No compartir la ofrenda de Pésaj con converso parcial o un residente gentil, aunque haya cesado de adorar ídolos
  12. Éxodo I2:46 No se debe llevar carne de la ofrenda de Pésaj fuera de la casa
  13. Éxodo I2:46 No se debe romper un hueso de la ofrenda de Pésaj
  14. Éxodo I2:48 Quien no está circuncidado no puede comer de la ofrenda de Pésaj
  15. Éxodo I3:2 Santificar al primogénito en la Tierra de Israel
  16. Éxodo I3:3 No se debe comer jaméts en Pésaj
  17. Éxodo I3:7 No se debe ver jaméts dentro de propiedad judía durante Pésaj
  18. Éxodo I3:8 Narrar los sucesos del éxodo de Egipto
  19. Éxodo I3:13 Redimir el primerizo de un asno
  20. Éxodo I3:13 Desnucar al asno primerizo si no fue redimido

LAS SEÑALES Y MILAGROS QUE DIOS ENVIÓ A LOS EGIPCIOS

VAERÁ_ÉXODO VI:2-IX:35

A través de una serie de Otot umoftim, señales y milagros, usualmente referidos como plagas, Dios liberó al pueblo hebreo de Egipto. Cada una de estas plagas tenía el propósito de demostrar la superioridad de Dios sobre el culto idólatra. Empezando con el río Nilo, que era adorado por los egipcios, conscientes de que su producción agrícola dependía de esta fuente de agua, y continuando con los animales que también eran deificados, las plagas demostraron que había una fuerza suprema, el Dios de los hebreos, que también era el Dios único que regía el destino de los egipcios y del universo creado por Él.

Estos eventos no podían ser explicados como fenómenos naturales porque la población hebrea no sufrió los mismos estragos. Las plagas tenían destinatarios selectivos. La plaga mayor, sin duda, fue la última: la muerte de los primogénitos, que convenció al Faraón para que, finalmente, permitiera el Éxodo del pueblo hebreo. En este caso, los primogénitos hebreos fueron absueltos de la muerte, pero solamente aquellos que tuvieron la audacia de sacrificar un cordero y pintar con su sangre los dinteles de sus hogares.

De esta manera se identificaban ante Dios para que el ángel de la muerte pasara de largo frente a sus hogares y demostraron su valentía ante los egipcios. Está claro que no todos los hebreos se arriesgaron, y en efecto, aquellos que no pintaron los umbrales de sus hogares con la sangre del sacrificio pascual perecieron, al igual que los primogénitos egipcios.

Algunos exégetas bíblicos dividen las primeras 9 plagas, que no lograron el objetivo deseado, en tres grupos de 3 plagas cada una. De acuerdo con su naturaleza, se pueden agrupar las plagas en pares. Algunas plagas atacaron a las bestias del campo, la sangre y las ranas emergieron del Nilo, la peste y las erupciones son enfermedades, el granizo y las langostas destruyeron la agricultura, las plagas de la oscuridad y los primogénitos están relacionadas con la muerte. 

Según el Midrash, los hebreos infames perecieron durante la plaga de la oscuridad para que los egipcios no fueran testigos de su castigo. La plaga decisiva fue la muerte de los primogénitos, que abarcó el hogar del Faraón. Solamente en esta última plaga tuvieron una participación los hebreos, al colocar la sangre del sacrificio pascual sobre sus umbrales. Para poder salir de Egipto y no retornar luego, los hebreos tenían que demostrar ante los egipcios y ante sí mismos que habían perdido el temor hacia sus capataces, al sacrificar a uno de sus dioses: la oveja.

Aunque el culto a Dios empezó formalmente con la revelación en el monte Sinaí, cuando los hebreos recibieron los Diez Mandamientos, su origen se encuentra en Egipto. La ofrenda del sacrificio pascual es la primera Mitsvá que cumplieron los hebreos; por ello, el gran comentarista Rashí cuestiona por qué no empezó la Biblia con el capítulo que hace referencia a esta Mitsvá, dado que la Torá contiene los instructivos rituales y morales que deben regir a las personas.

Mientras Moshé y Aharón producían los milagros que se tradujeron en las 10 Makot, plagas, para convencer al Faraón, los hechiceros y magos egipcios duplicaron casi todas estas proezas. De tal manera que la “mano fuerte” de Dios no era aparente. ¿Cuál era la diferencia entre los milagros producidos por Moshé y Aharón y las hechicerías de los magos egipcios? 

El rabino Yaacov Kaminetzky opina que para que tuviera validez moral, la decisión del Faraón habría de ser el resultado de su libre albedrío. Por lo tanto, Dios permitió que los magos egipcios imitaran los resultados obtenidos por Moshé y Aharón. De esta manera, el Faraón no actuaría porque se estaba enfrentando a un poder invencible, sino que permitió, o tal vez expulsó a los hebreos de Egipto, porque finalmente reconoció la existencia de un Dios único para todos los pueblos.

THE SIGNS AND MIRACLES THAT GOD SENT THE EGYPTIANS

VA’ERA_EXODUS VI:2-IX:35

Through a series of Otot umoftim, “signs and miracles”, usually referred to as plagues, God delivered the Hebrew people from Egypt. Each of these plagues was meant to demonstrate God’s superiority over idolatrous worship. Starting with the Nile River, which was worshipped by the Egyptians, who were aware that their agricultural production depended on this source of water. And also continuing with the animals that were deified as well, the plagues proved that there was a supreme force, the God of the Hebrews, who was also the One God who ruled the destiny of the Egyptians and the universe created by Him.

These events could not be explained as natural phenomena because the Hebrew population did not suffer the same ravages. The pests had selective recipients. The severest plague, no doubt, was the last: the death of the firstborn, which convinced Pharaoh to finally allow the Exodus of the Hebrew people. In this case, the firstborn Hebrews were absolved of death, but only those who had the audacity to sacrifice a lamb and paint with its blood the lintels of their homes.

In this way, they identified themselves before God so that the angel of death would pass over their homes and demonstrated their courage before the Egyptians. Not all the Hebrews took risks, and indeed, those who did not paint the thresholds of their homes with the blood of the Paschal sacrifice perished, as did the Egyptian firstborn.

Some biblical commentators divide the first 9 plagues, which did not achieve the desired goal, into three groups of 3 plagues each. According to their nature, pests can be grouped into pairs. Some plagues attacked the beasts of the field, blood and frogs emerged from the Nile. Plague and rashes are diseases, hail and locusts destroyed agriculture, plagues of darkness and the firstborn are related to death.

According to the Midrash, the infamous Hebrews perished during the plague of darkness so that the Egyptians would not witness their punishment. The decisive plague was the death of the firstborn, which included the home of Pharaoh. Only in this last plague did the Hebrews have a stake, placing the blood of the Paschal sacrifice on their thresholds. To leave Egypt and not return later, the Hebrews had to prove to the Egyptians and to themselves that they had lost their fear of their enslavers by sacrificing one of their gods: the sheep.

Although the worship of God formally began with the revelation at Mount Sinai, when the Hebrews received the Ten Commandments, its origin lies in Egypt. The offering of the Paschal sacrifice is the first Mitsvah the Hebrews fulfilled. Therefore, the great commentator Rashi questions why the Bible did not begin with the chapter that refers to this Mitsvah since the Torah is all about the instructive rituals and morals that should govern the people.

While Mosheh and Aharon produced the miracles that resulted in the 10 Makot, “plagues”, that served to convince Pharaoh, Egyptian sorcerers, and magicians to duplicate these feats. In such a way that Gåod’s “strong hand” was not apparent. ¿What was the difference between the miracles produced by Mosheh and Aharon and the sorcery of the Egyptian magicians?

Rabbi Yaacov Kaminetzky believes that for it to have moral validity, Pharaoh’s decision would have to be the result of his free will. Therefore, God allowed the Egyptian magi to imitate the results obtained by Mosheh and Aharon. In this way, Pharaoh would not act because he was facing an invincible power but allowed, or perhaps expelled the Hebrews from Egypt, because he finally recognized the existence of the One and Only åGod for all peoples.

EGYPTIAN INGRATITUDE

SHEMOT_EXODUS I:1-VI:1

Yaacov and his sons have passed away. The Galut, the exile of the Jewish people begins. While a member of Yaacov’s immediate family was alive, there was a palpable link to the Land of Israel and the stay in Egypt took on a passing character. With the death of Yaacov’s sons, the strong attachment with the ancestral land is lost and residence in Egypt acquires permanence. The descendants begin to integrate into the Egyptian environment and culture, and according to the Midrash, they abandon the practice of circumcision, which distinguished the descendants of the patriarch Avraham.

After Yosef’s death, the Egyptians question his relationship with the Hebrews. Pharaoh gathers his advisors to ask for their advice: What should be done with them? The fact is that the Egyptians had become slaves of the state because Yosef had given them the seeds necessary to sow their fields and as payment, the peasants became the servants of Pharaoh, to whom they had to deliver twenty percent of their labor.

The Hebrews, however, remained as an independent group within the State, a group that in some future date, could ally itself with any invader that would come to overthrow the regime. According to the Midrash, Pharaoh met with three advisors:  Bileam, Iyov, and Yitro, and asked them: did Egypt owe a permanent debt to Yosef’s descendants?  It had been the consequence of Yosef’s policies which consisted in storing the overproduction of the years of plenty, that enabled Egypt to become the first power of the known world at that time. Now that Yosef had passed, was there still a relevant issue of gratitude to his descendants, to the Hebrews?

Bileam, jealous of the Hebrews for their ties with God, since he had promised the patriarchs that he would make them a great people, demonstrated again his antipathy for this people and opined that they represented a danger to the stability of Egypt and, therefore, it was necessary to end their independence and stop their growth. Despite his prophetic abilities, which some commentators equate to those of Moses, Bileam opined that Egyptian gratitude should be limited to the person, to the individual Yosef. His descendants did not necessarily need to enjoy the effect of the well-being that Yosef had brought to Egypt.

Although Iyov is described by the Bible as a whole and correct person, God-fearing, he was unwilling to go beyond what was strictly required in his conception of justice. Judaism preaches the notion of Lifnim mishurat hadin, the goodness of living according to an ample spirit of justice and not necessarily abiding only the strict letter of the Law. Judaism teaches that there are circumstances and cases in which the help offered should not be measured. For example, the honor that is dispensed to parents has no limit, nor the help that is offered to a poor person. Iyov remained silent in the face of Pharaoh’s question. By not responding, he avoided allying himself with Bileam, but he also did not explicitly defend the Hebrews, and, in many cases, silence has a negative effect. Silence, which is not far from indifference, is usually very painful for the affected. This is expressed by many survivors of the Holocaust of the past century.

Yitro disagreed with Bileam and, while thinking he was in the minority, decided to leave the meeting. Yitro took the risk of becoming a minority of one and thereby demonstrated the traits of an even-tempered personality, who would later become Moses’ father-in-law. Although Yitro did not identify with Bileam’s position, on the other hand, he was also not convincing enough to change the course of the conversation, which concluded in a series of decrees whose purpose was to weaken the Hebrews morally and materially, including the cruel order to throw newborn males into the Nile.


Eventually, the Hebrews were enslaved and had to perform the most arduous physical tasks, the basic purpose of which was to break their sense of self-worth and pride and nullify any aspiration for freedom. As in many other cases, effective leadership was required to break the chains of slavery. Moses is chosen by God for a double task: to convince Pharaoh to allow the Hebrews to leave and, at the same time, to carry out an equally difficult task: convince the Hebrews that freedom is one of the most important values for preserving the dignity of the human being.

LA INGRATITUD EGIPCIA

SHEMOT_ÉXODO I:1-VI:1

Yaacov y sus hijos han fallecido. Comienza entonces el Galut, el exilio del pueblo judío. Mientras vivía un miembro de la familia inmediata de Yaacov, existía un nexo palpable con la Tierra de Israel y la estadía en Egipto adquiría un carácter pasajero. Con la muerte de los hijos de Yaacov se pierde el vínculo con la tierra ancestral y la residencia en Egipto adquiere permanencia. Los descendientes empiezan a integrarse al ambiente y a la cultura egipcia, y según el Midrash, abandonan la práctica de la circuncisión, que distinguía a los descendientes del patriarca Avraham.

Después de la muerte de Yosef, los egipcios cuestionan su relación con los hebreos. El Faraón reúne a sus consejeros para plantearles qué se debe hacer con ellos. El caso es que los egipcios se habían convertido en esclavos del Estado porque Yosef les había dado las semillas necesarias para sembrar el campo y como pago, los campesinos se limitaron a ser los siervos del Faraón, a quien tenían que entregar el veinte porciento de la producción. 

En cambio, los hebreos permanecían como un grupo independiente del Estado que, en un futuro, podría aliarse con cualquier invasor para derrocar al régimen. Según el Midrash, el Faraón se reunió con tres consejeros: Bileam, Iyov y Yitró y les planteó: ¿acaso tenía Egipto una deuda permanente con los descendientes de Yosef? Gracias a las políticas de Yosef, que consistieron en almacenar la sobreproducción de los años de abundancia, Egipto se había convertido en la primera potencia del mundo conocido de aquel entonces. Ahora que Yosef había fallecido, ¿cuál era la responsabilidad con los hebreos?

Bileam tenía celos de los hebreos por sus nexos con Dios, puesto que había prometido a los patriarcas que los convertiría en un gran pueblo, demostró nuevamente su antipatía por este pueblo y opinó que representaban un peligro para la estabilidad de Egipto y, por lo tanto, era menester poner fin a su independencia y frenar su crecimiento. A pesar de sus capacidades proféticas, que algunos comentaristas equiparan a las de Moshé, Bileam opinó que la gratitud egipcia debía limitarse a la persona de Yosef. Sus descendientes no tenían por qué gozar del efecto del bienestar que Yosef había traído a Egipto.

Aunque Iyov es descrito por la Biblia como una persona íntegra y correcta, temerosa de Dios, no estaba dispuesto a ir más allá de lo estrictamente requerido en su concepción de la justicia. El judaísmo predica la noción de Lifnim mishurat hadín, la bondad de vivir de acuerdo con el espíritu de la justicia y no atenerse necesariamente a la letra estricta de la Ley. El judaísmo enseña que hay circunstancias y casos en los cuales no se debe medir la ayuda que se ofrece. Por ejemplo: la honra que se dispensa a los padres no tiene límite, ni la ayuda que se ofrece a un pobre. Iyov mantuvo silencio antela interrogante del Faraón. Al no responder, evitó aliarse con Bileam, pero tampoco defendió explícitamente a los hebreos y, en muchos casos, el silencio tiene un efecto negativo. El silencio, que no está lejos de la indiferencia, suele ser muy doloroso para el afectado. Así lo expresan muchos sobrevivientes del Holocausto del siglo pasado.

Yitró no estuvo de acuerdo con Bileam y, pensando que estaba en la minoría, decidió abandonar la reunión. Yitró asumió el riesgo de convertirse en una minoría de uno, y con ello demostró los rasgos de una personalidad apropiada, que luego se convertirá en el suegro de Moshé. Aunque Yitró no se identificó con la posición de Bileam, por otro lado, tampoco fue lo suficientemente convincente para cambiar el rumbo de la conversación, que concluyó en una serie de decretos cuyo propósito era debilitar moral y materialmente a los hebreos, incluyendo la orden de arrojar al Nilo a los varones recién nacidos. 


Finalmente, los hebreos fueron esclavizados y tuvieron que realizar las más arduas tareas físicas, cuyo propósito básico era quebrantar su orgullo y anular cualquier aspiración de libertad. Como en otros muchos casos, se requería un liderazgo efectivo para romper las cadenas de la esclavitud. Moshé es escogido por Dios para una doble tarea: convencer al Faraón para que permita la salida de los hebreos y, al mismo tiempo, para llevar a cabo una tarea igualmente difícil: convencer a los hebreos que la libertad es uno de los valores más importantes para conservar la dignidad del ser humano.