LA SANGRE NO REDIMIDA

MATOT_ NÚMEROS XXX:2-XXXII:42

Nuestros capítulos reseñan la solicitud que presentaron ante Moshé las tribus de Reuvén y Gad, más la mitad de los integrantes de la tribu de Menashé. Deseaban ocupar la orilla oriental del Yardén pero, al mismo tiempo, estaban dispuestos a acompañar a las otras tribus en la conquista de Canaán. A tal efecto construyeron casas para sus mujeres e hijos y corrales para los animales, mientras que sus hombres cruzarían el Yardén para ayudar en la conquista de la Tierra Prometida.

Como parte de la colonización de la orilla oriental, Dios exigió la construcción de 3 ciudades de refugio, a las cuales podrían acudir aquellas personas que mataran a otro ser humano sin la intención de hacerlo. Porque el Goel Hadam, el “redentor de la sangre derramada” y protector de la familia, tenía el derecho, o tal vez la obligación, de vengar la sangre de su deudo muerto. Tal como si la sangre derramada exigiese venganza y sólo quedara satisfecha con la muerte del asesino o con su destierro en una de las ciudades de refugio. Incluso la tierra que bebió la sangre del asesinado exige redención. Como relata el Génesis, que recoge las palabras severas de Dios a Caín: “Clama la voz de la sangre de tu hermano desde la tierra”. Según la Torá, la sangre produce la polución, corrompe la tierra, hecho que sólo puede remediarse con la sangre del asesino. 

Según Hayyim Borgansky, mientras la tierra exige la sangre del asesino intencional, se satisface con el destierro del asesino que cometió el crimen sin la intención de hacerlo. De esta manera, las ciudades de refugio adquieren una cualidad especial, como si fueran extraterritoriales de la Tierra Prometida. La Torá establece una relación de mutualidad entre el comportamiento humano y la naturaleza. En Shemá Israel leemos que la abundancia o falta de lluvia, elemento fundamental para toda sociedad agrícola, es una función de la actuación de la gente. Al observar las Mitsvot causamos que los cielos se abran para que descienda la bendición representada por la lluvia abundante.

El asesinato de Abel fue motivo para que Dios sentenciara que, cuando Caín arase la tierra, ésta no respondiera con su fruto. En efecto, la tierra no toleraría la presencia de   Caín, quien tendría que andar errante por el resto de su vida. O sea que, al apartar ciudades de refugio no sólo se respondía a la necesidad de escape de la ira del Goel Hadam. Las ciudades de refugio eran una exigencia de la tierra, que no toleraba que la pisara un asesino. Al considerar que Dios creó al hombre y le insufló Su espíritu, el asesinato constituye un atentado contra Dios. Por ello, la naturaleza creada por Dios también reacciona ante la muerte del individuo y no tolera en su entorno la presencia del asesino.

La Torá no establece una relación panteísta entre tierra y hombre. La Torá nunca confunde a Dios con lo que ha sido creado. Sin embargo, otorga cierta “personalidad” a la naturaleza, no permite que sea violada o violentada por la persona. Exige el “descanso” periódico de la tierra cada 7 años y proclama el año 50, como año jubilar, cuando las tierras vuelven a sus dueños originales. Más aún, Dios proclama: ki Li kol haarets, la tierra le pertenece a Dios, el hombre sólo puede cultivarla y alimentarse con su fruto. 

Tal vez el destierro a una ciudad de refugio sirve para ofrecerle la oportunidad del arrepentimiento y recogimiento a quien perpetró el crimen, que probablemente es culpable del descuido y de no considerar el posible efecto de su actuación. Por ello, tal vez, la Torá también sentencia que, con la muerte del Kohén Gadol de la época, se da por terminado el período del destierro. 

Según Harav Soloveitchik, la muerte de un Tsadik produce un ambiente que estimula la Teshuvá, la reflexión y el arrepentimiento, razón fundamental para el destierro del asesino.

MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARSHÁ

CONTIENE 1 MITSVÁ POSITIVA Y 1 PROHIBICIÓN

  1. Números 30:3 Ley sobre anular promesas
  2. Números 30:3 No incumplir una promesa

POSIBILIDAD DE LA ENMIENDA

MAS’EI_NÚMEROS XXXIII:1-XXXVI:13

Con estos capítulos concluye Bemidbar, el cuarto libro de la Torá. La larga travesía por el desierto subrayó la dependencia del pueblo hebreo de Dios. El desierto es un ambiente hostil y la supervivencia hubiera sido imposible sin la providencia Divina. Pero también será necesaria la ayuda Divina en el proceso de conquista de la Tierra Prometida que se iniciará después de la muerte de Moshé, quien conduce al pueblo hasta la frontera.

La posibilidad de anular una promesa, el establecimiento de ciudades de refugio y el fallo en el caso de las hijas de Tselofjad son los temas principales del texto sagrado. De alguna manera, cada uno de estos temas y situaciones refleja la necesidad de tener confianza en la Providencia Divina. La Torá toma en consideración las debilidades de la persona y señala cómo en diversas oportunidades actúa con falta de responsabilidad. 

Una enseñanza básica es la existencia de la Teshuvá, la posibilidad de hacer enmiendas para modificar el carácter de la persona. De acuerdo con la tradición judía, Adam es el padre de la Teshuvá, se arrepintió después de comer del fruto del árbol prohibido.’

Esta lectura semanal considera el caso de la persona que mata a otra sin intención de hacerlo. En este caso, el crimen fue causado por la parte metálica del hacha. Mientras una persona estaba cortando leña, se desprendió la parte metálica de su hacha, causando la muerte de otra persona que se encontraba en el área. Está claro que no había intención alguna de matar, sin embargo, la persona no está libre de responsabilidad. Cuando se utiliza una herramienta que potencialmente puede causar la muerte, se debe tener cuidado especial en su manejo y asegurar la integridad física del instrumento.

La Torá ordena la construcción de Arei Miklat, ciudades de refugio para la persona que mató sin intención de hacerlo. De esta manera, la persona queda fuera del alcance del Goel Hadam, el pariente del muerto que podría tomar venganza. El refugiado en el Ir Miklat debe permanecer allí hasta la muerte del Kohén Gadol, hecho que según Harav Soloveitchik causa el recogimiento de la población por la muerte del gran líder espiritual del pueblo judío, hecho que a su vez conduce a la introspección y a la Teshuvá.

En el caso del Néder, la promesa, la Torá l permite al padre anular la promesa de su hija joven y faculta al esposo para dejar sin validez la promesa de su esposa. Muchas veces, en un estado de euforia o de ira, de excesiva alegría o rencor, la persona toma una resolución a través de una promesa que luego resulta ser inapropiada, pero que hizo debido a la exaltación del momento. La Torá facilita la posibilidad de anular cualquier tal promesa hecha en un momento de euforia, que luego resulta inaceptable para la persona.

El tercer caso que se refiere a las Benot Tselofjad también destaca la manera de remediar una situación para que la herencia paterna no salga del entorno de la tribu de Menashé. Se explica primero que las hijas también son herederas, pero que es indispensable que luego se casaran con miembros de su tribu, a fin de que el patrimonio permaneciera en la misma. Un denominador común de los casos referidos es el posible tratamiento para remediar una situación. 

La Torá se esmera por encontrar una solución para todo problema. A veces la persona forma parte del problema, por causa de una actuación indebida, y en otros casos, la dificultad es el producto de un evento en el cual la persona no tiene injerencia, como en el caso de la muerte del padre de las Benot Tselofjad

Cuando la infracción es el resultado de una trasgresión deliberada, la consecuencia es el castigo; pero cuando la persona actúa por descuido o el fervor del momento sin afectar el bienestar del prójimo, la Torá ofrece una vía para la redención que, en el caso de la muerte de otra persona, resulta en “cárcel simbólica” en la una de las Arei Miklat.

MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARASHÁ

CONTIENE 2 MITSVOT POSITIVAS Y 4 PROHIBICIONES

  1. Números 35:2 Proveer ciudades para los Levitas que también servían como Ciudades de Refugio
  2. Números 35:12 No ejecutar una persona considerada culpable antes del juicio
  3. Números 35:25 Obligar a la persona que mató sin intención a ir a una Ciudad de Refugio
  4. Números 35:30 El testigo en un caso capital no puede juzgar el evento
  5. Números 35:31 No aceptar un pago de redención para salvar a un asesino de la pena de muerte
  6. Números 35:32 No aceptar un pago de redención para liberar a una persona de tener que ir a una Ciudad de Refugio

UNREDEEMED BLOOD

MATOT_NUMBERS XXX:2-XXXII:42

Our chapters outline the petition submitted to Moses by the tribes of Re’uven and Gad, plus half of the members of the tribe of Menashe.  They wished to occupy the eastern bank of the Yarden, the Jordan River, and at the same time, were willing to accompany the other tribes in the conquest of Canaan. For this purpose, they built houses for their wives and children and pens for animals, while their men would cross the Yarden to help in the conquest of the Promised Land.

As part of the colonization of the eastern shore, God demanded the construction of 3 cities of refuge, to which people who killed another human being without the intention of doing so could escape. Because the Goel Hadam, the “redeemer of the shed blood” and protector of the family, had the right, or perhaps the obligation, to avenge the blood of his dead bereaved.  As if the bloodshed demanded revenge and was only satisfied with the death of the murderer or with his banishment in one of the cities of refuge. The land that drank the blood of the slain apparently also demands redemption. As Genesis recounts God’s stern words to Cain: ” The voice of your brother’s blood cries out from the earth”. According to the Torah, blood produces pollution, and corrupts the earth, a fact that can only be remedied by the blood of the murderer. 

According to Hayyim Borgansky, while the earth demands the blood of the intentional murderer, it is satisfied with the banishment of the murderer who committed the crime without the intention of doing so. In this way, the cities of refuge acquire a special quality, as if they were extraterritorial from the Promised Land. The Torah establishes a relationship of mutuality between human behavior and nature. In Shema Yisrael we read that the abundance or lack of rain, a fundamental element for every agricultural society, is a consequence of the deeds of the people. By observing the Mitzvot we cause the heavens to open so that the blessing represented by abundant rain may descend.

Abel’s murder was a reason for God to decide that, when Cain plowed the earth, it would not respond with its fruit. Indeed, the earth would not tolerate the presence of Cain, who would have to wander for the rest of his life. In other words, setting aside cities of refuge was not only responding to the need to escape the wrath of the Goel Hadam. The cities of refuge were a demand of the land, which did not tolerate being stepped on by a murderer. Considering that God created man and breathed His spirit into him, murder constitutes an attack on God. Therefore, the nature created by God also reacts to the death of the individual and does not tolerate in its environment the presence of the murderer.

The Torah does not establish a pantheistic relationship between land and man. The Torah never confuses God with what has been created. However, it gives a certain “personality” to nature and does not allow it to be raped or violated by humans. It demands the periodic “rest” of the earth every 7 years and proclaims the year 50, as a Jubilee Year, when the land returns to its original owner. Moreover, God proclaims: ki Li kol ha’arets, the land belongs to God, man can only cultivate it and feed on its fruit. 

Perhaps banishment to a city of refuge serves as an opportunity for repentance and penitence to the perpetrator of the crime, who is probably guilty of carelessness without considering the possible effect of his action. Therefore, perhaps, the Torah also states that, with the death of the Kohen Gadol of the time, the period of exile is over. 

According to Harav Soloveitchik, the death of a Tsadik produces an environment that stimulates Teshuva, reflection, and repentance, a fundamental reason for the banishment of the murderer.

MITZVA: TORAH ORDINANCE IN THIS PARSHA

CONTAINS 1 POSITIVE MITSVA AND 1 PROHIBITION

  1. Numbers 30:3 Law on voiding promises
  2. Numbers 30:3 Do not break a promise

POSSIBILITY OF AMENDMENT

MAS’EI_NUMBERS XXXIII:1-XXXVI:13

These chapters conclude Bemidbar, the fourth book of the Torah.  The long journey through the wilderness underscored the dependence on God of the Hebrew people. The desert is a hostile environment and survival would have been impossible without Divine providence. But Divine help will also be needed in the process of conquering the Promised Land that will begin after the death of Moses, who led the people to the border.

The possibility of annulling a promise, the establishment of cities of refuge, and the ruling in the case of the daughters of Tselofchad are the main themes of the sacred text. In some ways, each of these issues and situations reflects the need to have confidence in Divine Providence. The Torah takes into consideration the weaknesses of the person and points out how he sometimes acts with a lack of responsibility. 

Basic teaching is the existence of the Teshuva, the possibility of making amends, to modify the character of the person. According to Jewish tradition, Adam is the father of Teshuva, he repented after eating the fruit of the forbidden tree. ‘

This weekly reading considers the case of the person who kills another without intent to do so. In this case, the crime was caused by the metal part of the axe. While one person was cutting firewood, the metal part of his axe broke off, killing another person who was in the area. Even though there was no intention to kill, the person is not free from responsibility. When using a tool that can potentially cause death, special care must be taken in its handling and ensuring the physical integrity of the instrument.

The Torah orders the construction of Are’i Miklat, cities of refuge for the person who killed without intending to do so. In this way, the person is out of reach of Goel Hadam, the relative of the dead man who could take revenge. The refugee of the Ir Miklat must remain there until the death of the Kohen Gadol, a fact that according to Harav Soloveitchik produces a feeling of repentance in society. The death of a great spiritual leader leads to introspection and Teshuva.

In the case of a Neder, a promise, the Torah allows the father to annul the vow of his young daughter and empowers the husband to render his wife’s promise invalid. Many times, in a state of euphoria or anger, of excessive joy or resentment, a person makes a resolution by way of a promise that later turns out to be inappropriate, since he made it due to the exaltation of the moment. The Torah facilitates the possibility of nullifying any such promise made in a moment of euphoria, which then becomes unacceptable to the person.

The third case concerns the Benot Tselofchad and also highlights the way to remedy a situation so that the paternal inheritance does not leave the environment of the tribe of Menashe. God rules that daughters are also heirs, but it is essential that they marry members of their tribe so that the patrimony remains there. A common denominator of the cases referred is the possibility of solving a situation. 

The Torah strives to find a solution to problems. Sometimes the person is part of the problem, because of improper behavior, and in other cases, the difficulty is the product of an event in which the person has no participation, as in the case of the death of the father of the Benot Tselofchad

When the infraction is the result of a deliberate transgression, the consequence is punishment; but when a person acts out of carelessness or the fervor of the moment without affecting the well-being of one’s neighbor, the Torah offers a path to redemption that, in the event of the death of another person, results in “symbolic imprisonment” in one of the Arei Miklat.

MITZVAH: TORAH ORDINANCE IN THIS PARSHA

CONTAINS 2 POSITIVE MITSVOT AND 4 PROHIBITIONS

  1. Numbers 35:2 Provide cities for the Levites who also served as Cities of Refuge
  2. Numbers 35:12 Failure to execute a person deemed guilty before trial
  3. Numbers 35:25 Forcing the person he killed unintentionally to go to a City of Refuge
  4. Numbers 35:30 The witness in a capital case cannot judge the event
  5. Numbers 35:31 Not accepting a redemption payment to save a murderer from the death penalty
  6. Numbers 35:32 Not accepting a redemption payment to free a person from having to go to a City of Refuge

MOSHÉ COLOCÓ SUS MANOS SOBRE LA CABEZADE YEHOSHÚA

PINJÁS_NÚMEROS XXV:10-XXX:1

Moshé no logró todas sus metas. Está claro que, además deliberar al pueblo judío de las cadenas de la esclavitud, tenía el propósito de conducirlo triunfalmente a la Tierra Prometida. Había preparado al pueblo espiritualmente en el monte Sinaí, donde escucharon las Diez Palabras de Dios quedan marco al comportamiento humano indispensable tanto para la dicha personal como para el éxito de la sociedad.

Dios había librado batallas por el pueblo hebreo, tal como reza el texto bíblico: HaShem yilajem lajem veatem tajarishún. Seguramente lo haría de nuevo cuando el pueblo se encontrará en las fronteras de la Tierra Prometida: Canaán. ´Pero no sería así. El diseño divino era diferente. La conquista de Canaán exigía un liderazgo diferente. Más aún, de ese momento en adelante, el pueblo tendría que librar sus propias batallas. Las Diez Palabras de Dios en el Sinaí les había revelado el secreto de la superación: confianza en su propia energía espiritual como resultado de una vida ordenada, respetuosa de los derechos del prójimo. 

Nuestro texto bíblico reseña el caso de las hijas de Tselofjad, que querían heredar de su padre. Moshé presenta el interrogante ante Dios, quien responde que en la ausencia de hijos varones las hijas heredan al padre, pero tienen que casarse con un miembro de la misma tribu para que el patrimonio no pase a otra tribu. Moshé pensó que el caso de las hijas de Tselofjad era propicio para aclarar la sucesión en su caso personal. ¿Acaso no deberían heredar el mando sus propios hijos? ¿Por qué se seleccionaría a Yehoshúa para la conquista de Canaán? 

Se estaba dando una lección muy importante. Mientras que los bienes materiales pasan de generación en generación, el mundo de la espiritualidad y del mando no se rige por esta simple regla. Cada persona tiene que adquirir personalmente el conocimiento por medio del estudio y la dedicación. El mando exige una personalidad con características especiales: empatía por la suerte del prójimo y la necesidad de ganar la confianza del colectivo.

En el momento de la transmisión del mando, Moshé “colocó sus manos sobre la cabeza” de Yehoshúa, ritual de semijá que será utilizado para el nombramiento de los rabinos. Según el Midrash, esta semijá se puede comparar con el encendido de una vela mediante el uso de una vela ya encendida. Otra versión la compara con el derrame de un líquido a otro receptáculo.

Un examen de los ejemplos citados destaca una diferencia: mientras que al encender una vela no disminuye la llama de la primera, al derramar un líquido se reduce el contenido del primer receptáculo. El segundo ejemplo tal vez se refiere al mando social, económico o político: el líder cede parte o la totalidad de su poder a quien le sucede. En cambio, en el caso del liderazgo espiritual, la transmisión de mando no merma la cualidad inherente del otorgante, es como la llama que al encender otra luz no pierde su energía o efectividad. Al contrario, el maestro avanza intelectualmente gracias a cada discípulo que instruye.

En el caso del sacerdocio, el Kohén hereda la condición clerical de su padre. Desde luego, el Kohén tiene que prepararse para asumir el liderazgo espiritual, pero dado que no se trata de una condición indispensable, inicialmente se dieron casos en la historia de personas no preparadas para asumirla posición de Kohén Gadol. En efecto, en ciertos casos, el nombramiento respondía a las necesidades políticas del momento.

Aunque Yehoshúa eventualmente asumió la posición de liderazgo que había sido ocupada por Moshé, a diferencia de éste, Yehoshúa no era un Kohén. Aunque Aharón había sido seleccionado por Dios para el sacerdocio, su hermano Moshé había ocupado ese rol en ciertas ocasiones. De tal manera que Moshé no tenía que consultar con Aharón, porque también tenía la característica de Kohén. En cambio, Yehoshúa tenía un liderazgo menor que Moshé, porque tenía que consultar con el Urim veTumim que portaba Eleazar, el sucesor de Aharón como Kohén Gadol.

MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARASHÁ

CONTIENE 6 MITSVOT POSITIVAS

  1. Números 27:8 – Leyes sobre herencia
  2. Números 28:2 La ofrenda incinerada diaria
  3. Números 28:9 La ofrenda adicional de Shabat
  4. Números 28:11-15 La ofrenda adicional Rosh Jódesh
  5. Números 28:26 La ofrenda adicional de Shavuot
  6. Números 29:1 Sonar el Shofar en Rosh HaShaná

MOSES PLACED HIS HANDS ON YEHOSHUA’S HEAD

PINCHAS_NUMBERS XXV:10-XXX:1

Moses did not achieve all his goals.  In addition to delivering the Jewish people from the chains of slavery, he intended to lead them triumphantly to the Promised Land. He had prepared the people spiritually at Mount Sinai, where they heard the “Ten Words” of God that gave a structure to human behavior indispensable for both personal bliss and the success of society.

God had fought battles for the Hebrew people, as the biblical text says: HaShem yilachem lachem veatem tacharishun: ”God would fight for us while we remain silent”. Surely, He would do so again when the people will arrive on the borders of the Promised Land: Canaan. But it was not going to be like that. The divine design was different. The conquest of Canaan required different leadership. Moreover, from that moment on, the people would have to fight their own battles. God’s “Ten Words” at Sinai had revealed to them the secret of overcoming, by trust in their own spiritual energy because of an orderly life, respectful of the rights of others. 

Our biblical text outlines the case of the daughters of Tselofchad, who wanted to inherit their father.  Moses presents the question before God and receives the answer that in the absence of sons, the daughters inherit the father. However, they must marry a member of the same tribe so that the patrimony does not pass to another tribe.  Moses thought that the case of the daughters of Tselofchad was conducive to clarifying the succession in their personal case. Should not then his own sons inherit the command from him? Why would Yehoshua be selected for the conquest of Canaan? 

A very important lesson was being given. While material goods are passed down from generation to generation, the world of spirituality and command is not governed by this simple rule. Each person must personally acquire knowledge through study and dedication. Command demands a personality with special characteristics: empathy for the fate of others and gaining the trust of the collective.

At the time of the transmission of command, Moses “placed his hands on the head” of Yehoshua, a ritual of Semicha that will be used for the appointment of rabbis. According to the Midrash, this Semicha can be compared to the lighting of a candle by using an already lit candle. Another version compares it to the spillage of a liquid into another receptacle.

An examination of the examples cited highlights a difference: while lighting a candle does not diminish the flame of the first, spilling a liquid reduces the contents of the first receptacle. The second example perhaps refers to social, economic, or political command: the leader cedes part or all of his power to the one who succeeds him. On the other hand, in the case of spiritual leadership, the transmission of command does not diminish the inherent quality of the teacher, it is like the flame that when turning on another light does not lose its energy or effectiveness. On the contrary, the teacher advances intellectually due to the disciple he instructs.

In the case of the priesthood, the Kohen inherits the clerical status of his father. Of course, the Kohen must prepare to assume spiritual leadership, but since it is not an indispensable condition, there were cases in the history of people who were not prepared to assume the position of Kohen Gadol. Indeed, in certain cases, the appointment responded to the political needs of the day.

Although Yehoshua eventually assumed the leadership position that had been occupied by Moses, unlike Moses, Yehoshua was not a Kohen nor a Leví. Although Aharon had been selected by God for the priesthood, his brother Moses had held that role on certain occasions. Moses did not have to consult with Aharon, because he also had the characteristic of a Kohen. However, Yehoshua had lesser leadership than Moses, because he had to consult with the Urim veTumim carried by Eleazar, Aharon’s successor as Kohen Gadol.

MITSVAH: TORAH ORDINANCE IN THIS PARSHAH

CONTAINS 6 POSITIVE MITSVOT

  1. Numbers 27:8 – Inheritance Laws
  2. Numbers 28:2 The Daily Cremated Offering
  3. Numbers 28:9 The Additional Shabbat Offering
  4. Numbers 28:11-15 The Additional Offering of Rosh Chodesh
  5. Numbers 28:26 The Additional Offering of Shavuot
  6. Numbers 29:1 Sounding the Shofar on Rosh HaShanah

STRENGTH LIES IN UNION

Balak, king of Moav, gives these chapters his name; however, the dominant character of the story is Bil’am, the Gentile prophet of spiritual stature comparable to that of Moshe Rabbenu. The presence of this prophet prevents other peoples from justifying their mistakes by claiming that, had they had a spiritual leader comparable to that of the Hebrew people, they would have reached a higher level.

Our text tells that Bil’am was invited by Balak to curse the Hebrew people, after having concluded that the traditional way of facing an adversary could not be applied in the Hebrew case. Other nations had already failed with weapons. Balak concluded that the energy of the Hebrews had a spiritual quality, therefore, it was in this field that the confrontation should be conducted. Balak was disillusioned by Bil’am, who, instead of cursing, blessed the Hebrew people. Observing the Hebrew camp from the top of a mountain, Bil’am could not help but express his admiration for the Hebrew people and was forced to exclaim: “Ma tovu ohalecha Yaacov, mishkenotecha Israel“, “How goodly are your tents, Yaacov, your habitat, Israel“, a phrase that is used to start the daily morning prayers.

It is clear that Bil’am’s intention was to curse the people, to use his powers to hurt the Hebrews. Why did he bless them? Perhaps, because as a man inspired by God, he could not change what he saw and had to applaud the peaceful and harmonious life that reigned in the Hebrew camp.

According to the Midrash, Ohalecha and Mishkenotecha refer to synagogues and houses of study.  Bil’am had to recognize that he was in the presence of a human group that had broken the patterns of idolatry and was climbing levels of spirituality hitherto unknown. Parents passed on to their children the values that Moses had instilled. 

The Rebbe of Slonim, author of Netivot Shalom, suggests that Bil’am’s nefarious power could only have an effect on an individual, but was ineffective against the collective. When Bil’am visualized the Hebrew community as a whole and observed the spirit of harmony and understanding among the people, his powers to curse were nullified. The obvious moral is that in the face of unity and coincidence in values there is no enemy or adversity that is invincible. 

Bil’am then advised the Mo’avites to send their maidens to sexually seduce the people, to lead them through adultery to idolatry. The idea was to divide the Hebrew people between those who succumbed to temptation and those who resisted it. The biblical text states that 24,000 Hebrews could not resist the advances of the Mo’avite women. With this behavior, they separated themselves from the rest of the people and weakened them.

Jewish history bears witness to the above. The solidarity and unity that reigned within the people allowed it to survive all attacks against it. Taking into account the diversity, a result of the dispersion of the Jewish people to the ends of the earth, it can be concluded that the coincidence and harmony prevailing within the people have a philosophical or spiritual root. The biblical text is probably the cement that turns a scattered group into a unity.

This was expressed by Bialik in his famous poem Im yesh et nafshecha lada’at. According to Bialik, the house of study is the “source” of the exceptional energy of the Jewish people. The mystic Arizal argues that the souls of those who were trapped by the seduction of the Moavite women transmigrated from the 24,000 students who perished in the time of Rabbi Akiva and in whose memory the period of mourning of the Omer is observed. According to tradition, their death was due to a lack of respect for others. Disunity was their sin. And when the union fractures, the Jewish people become vulnerable.

LA FUERZA RESIDE EN LA UNION

BALAK_NÚMEROS XXII:2-XXV:9

Balak, rey de Moav, da nombre a estos capítulos; sin embargo, el personaje dominante del relato es Bil’am, el profeta gentil de estatura espiritual comparable a la de Moshé Rabenu.La presencia de este profeta impide que otros pueblos justifiquen sus errores y aleguen que, de haber tenido un líder espiritual comparable al del pueblo hebreo, hubieran alcanzado niveles más elevados.

Nuestro texto cuenta que Bil’am fue invitado por Balak para maldecir al pueblo hebreo, después de haber concluido que la manera tradicional de enfrentar un adversario no podía ser aplicada en el caso hebreo. En este sentido, otros pueblos habían fracasado al batallar con armas. Balak concluyó que la energía de los hebreos tenía una calidad espiritual, por lo tanto, era en este campo que se debía conducir el enfrentamiento. Balak quedó desengañado de Bil’am, quien, en lugar de maldecir, bendijo al pueblo hebreo. Al observar al pueblo desde la cima de un monte, Bil’am no pudo evitar su admiración por el campamento hebreo y se vio obligado a exclamar: “Ma tovú ohaleja Yaacov, mishkenoteja Israel”, “Cuán buenas son tus tiendas, Yaacov, tus habitaciones, Israel”, frase que se utiliza para comenzar las plegarias diarias matutinas.

Está claro que la intención de Bil’am era maldecir al pueblo, utilizar sus poderes para herir a los hebreos. ¿Por qué los bendijo? Tal vez, porque como hombre inspirado por Dios, no pudo cambiar lo que veía y debió aplaudir la vida pacífica y armoniosa que reinaba en el campamento hebreo.

De acuerdo con el Midrash, ohaleja y mishkenoteja se refiere a las sinagogas y casas de estudio. Bil’am tuvo que reconocer que estaba en presencia de un grupo humano que había roto los esquemas de la idolatría y que estaba escalando niveles de espiritualidad hasta entonces desconocidos. Los padres transmitían a sus hijos los valores que Moshé había inculcado. 

El Rebe de Slonim, autor de Netivot Shalom, sugiere que el poder nefasto de Bil’am sólo podía tener efecto sobre un individuo, pero era ineficaz frente al colectivo. Cuando Bil’am visualizó a la comunidad hebrea en su totalidad y observó el espíritu de armonía y entendimiento entre la gente, sus poderes para maldecir quedaron anulados. La obvia moraleja es que frente a la unidad y la coincidencia en los valores no existe enemigo o adversidad que sean invencibles. 

Por lo antedicho, Bil’am aconsejó a los moavitas que enviaran a sus doncellas para seducir sexualmente al pueblo, para conducirlos a través del adulterio a la idolatría. La idea era dividir al pueblo hebreo entre quienes sucumbieran a la tentación y quienes la resistieran. El texto bíblico afirma que 24,000 hebreos no pudieron resistir los avances de las mujeres moavitas. Con este comportamiento se separaron del pueblo y lo debilitaron.

La historia judía da testimonio de lo antedicho. La solidaridad y la unión que reinó en el seno del pueblo permitieron que éste sobreviviera a todos los atentados en su contra. Si se toma en cuenta la diversidad, resultado de la dispersión del pueblo judío por los confines de la tierra, se puede concluir que la coincidencia y la armonía reinante en el seno del pueblo tienen una raíz filosófica o espiritual. El texto bíblico es probablemente el cemento que convierte a un grupo disperso en una unidad. 

Así lo expresó Bialik en su célebre poema Im yesh et nafshejá ladáat. De acuerdo con Bialik, la casa de estudio es la “fuente” de la energía excepcional del pueblo judío. El místico Arizal sostiene que las almas de quienes fueron atrapados por la seducción de las mujeres moavitas transmigraron a los 24,000 estudiantes que perecieron en la época de Rabí Akivá y en cuya memoria se observa el período de luto del Ómer. De acuerdo con la tradición, su muerte se debió a la inexistencia del respeto por el prójimo. La desunión fue su pecado. Y cuando la unión se fractura, el pueblo judío se torna vulnerable.