LA AFIRMACIÓN BÁSICA DEL JUDAÍSMO

VAETJANÁN_DEUTRONOMIO III:23-VII:11

El nombre de estos capítulos refleja el desánimo de Moshé cuando Dios le comunicó que no conduciría al pueblo de Israel a la Tierra Prometida. Aunque estaba consciente de que no se podía alterar la voluntad Divina, Moshé oró, porque la oración es un reconocimiento del individuo de que su destino depende de Dios. Incluso cuando se piensa que no existe el mérito para la reconsideración, la persona debe orar, porque el acto de orar en sí mismo, cuando está acompañado de la sinceridad y del arrepentimiento, debe producir una alteración en la personalidad del individuo de tal manera que, después de la oración, debido al cambio que ésta causa, podría ser merecedor de una sentencia diferente.

Otro aspecto básico de la lectura semanal es el texto del Shemá Israel. Cuando le preguntaron a Rabí Akivá cuál era el gran concepto fundamental de la Torá, opinó que la frase Veahavtá lereajá kamoja, “Y amarás a tu prójimo como a ti mismo”, era la enseñanza cardinal. No hay duda que ésta expresión condensa un principio fundamental del judaísmo, lección que Hillel utilizó en su versión alterna cuando respondió a la persona que quería aprender la base del judaísmo mientras estaba de pie, apoyado en una sola pierna: “No hagas a tu prójimo lo que para ti es odioso”.

No obstante lo antedicho, la frase Shemá Israel encarna el mensaje ideológico y teológico esencial del judaísmo en contraposición a un entorno idólatra. Este principio es la existencia de un solo Dios, afirmación que incluye la hermandad existencial de los seres humanos, porque implica que fuimos creados por el mismo Dios, el Dios único.

El Midrash testimonia que los primeros en enunciar esta frase fundamental de la tradición judía fueron los hijos del tercer patriarca, Yaacov. Cuando Yaacov estaba próximo a morir, no podía descansar porque temía que sus hijos olvidaran después sus enseñanzas. Por ello los interrogó acerca de sus creencias y ante esa pregunta respondieron: Shemá Israel (nombre alterno del patriarca), HaShem es nuestro Dios, HaShem es único. Después de escuchar esta afirmación inequívoca de fe, Yaacov se despidió de este mundo para reunirse con su padre y su abuelo: los patriarcas Avraham y Yitsjak.

En este sentido, Rambam hace una reflexión importante. Mientras las cosas materiales se pueden fraccionar porque siempre existe algo que es más pequeño, hecho que se demostró con la división del átomo que se está compuesto de partes o partículas cada vez más pequeñas y difíciles de medir. En cambio, señala Rambam, la frase HaShem ejad, que afirma que Dios es uno o único, implica que es indivisible. Dios es un todo que no se puede fraccionar ni partir. Si consideramos que la singularidad del ser humano radica en que Dios le insufló su espíritu, siendo este el ingrediente espiritual que lo separa de las otras criaturas que fueron creadas por Dios, se puede asumir que este espíritu o alma es indivisible. Que tanto la inclinación por el mal como la tendencia a hacer el bien forman parte de un todo, son un elemento integral del alma. Tal vez la diferencia entre el bien y el mal –que son una manifestación de la misma fuente, el alma que tiene un origen Divino– es parte de una energía espiritual singular que se manifiesta de manera positiva o negativa solamente por su uso, debido a la conducta ética o inmoral que se escoge.

Así sentenció el rabino jasídico cuando le preguntaron cuál era la distancia entre el Mizraj y Maarav, el Este y el Oeste. El rabino respondió: ninguna. Basta con dar una vuelta de 180 grados sobre el mismo sitio para cambiar diametralmente la dirección de la mirada del individuo.

A fin de cuentas, la escogencia entre una conducta moral que se atiene a los imperativos indispensables para la convivencia en sociedad y un comportamiento que es indiferente al conjunto de leyes contenidas en la Torá, las Mitsvot, depende del individuo. La proximidad de una era en la que la Humanidad reconocerá la existencia del Dios único es una consecuencia de la voluntad de la persona que se debe traducir a una conducta moral y ética, en la que impere el amor por el prójimo, de acuerdo con Rabí Akivá.

MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARASHÁ

CONTIENE 8 MITSVOT POSITIVAS Y 4 PROHIBICIONES

  1. Deuteronomio 5:18 No desear lo que pertenece a otro judío
  2. Deuteronomio 6:4 Creer en la unidad de Dios
  3. Deuteronomio 6:5 Amar a Dios
  4. Deuteronomio 6:7 Estudiar la Torá
  5. Deuteronomio 6:7 Recitar Shemá Israel cada mañana y cada noche
  6. Deuteronomio 6:8 Amarrar los tefilín sobre el brazo
  7. Deuteronomio 6:8 Colocar los tefilín sobre la cabeza
  8. Deuteronomio 6:9 Apostar una mezuzá sobre la jamba de nuestros hogares
  9. Deuteronomio 6:16 No poner a prueba de manera irrazonable a un profeta auténtico
  10. Deuteronomio 7:2 Eliminar las 7 naciones que ocuparon la Tierra de Israel
  11. Deuteronomio 7:2 No tener sentimientos positivos por idólatras
  12. Deuteronomio 7:3 No casarse con los idólatras

TOWARDS THE PROMISED LAND

DEVARIM_DEUTERONOMY I:1-III:22

The fifth book of the Pentateuch, the Chumash, collects Moshe’s speeches and admonitions to the collective. God had ruled that he would not lead the people in the conquest of the Promised Land and Moshe knew that his days were numbered.  A sober evaluation of his performance and proper examination of the behavior of the Hebrew people during the years of their journey through the desert could not be postponed. A period that highlights the difficulties of our ancestors to accepting the yoke of the Law, because they had not had to govern their actions in Egypt by any moral imperative. They would have to recognize that only by complying with a set of rules, the Mitzvot, could they live together in harmony, and form a society that would eventually become a sovereign people in a land of their own.

The spies who were sent to examine whether the Promised Land was suitable for the development of the people and assess the possibility of its conquest returned with a discouraging report because they observed that it was inhabited by giants and their cities were fortified. Why didn’t they trust the same God who had redeemed them from Egyptian slavery, who split the waters of the sea so that they could be saved from the Egyptian hoards that persecuted them?

The explorers who reported negatively about the Promised Land did not deny the feats God had performed in the past. But they were aware that the conquest would have to be carried out by the people, who would need to show that they could handle the sovereignty of an independent State. God would be an observer at this stage. While in the Egyptian past the Bible reads HaShem yilachem lachem veatem tacharishun, “God will fight for you and you must remain silent”, this time the people would have to fight the battles while God observed and evaluated Israel’s behavior.

We take a parenthesis to point out that these chapters of Devarim are usually read on the Shabbat that precedes Tish’a B’Av, the commemorative date of the destruction of the 2 Temples of Jerusalem. Several commentators ponder whether during the existence of the second Beit HaMikdash the fast of Tisha BeAv was observed. The question is pertinent, because if the date recalls the destruction, on the other hand, the rebuilding of the Temple must have been sufficient reason for rejoicing. Moreover, Tish’a B’Av should have become a festive date because the tragedy perpetrated by the Babylonians who destroyed the first Beit HaMikdash had been corrected. 

Perhaps there were reasons to continue fasting because the second Beit HaMikdash never matched the glory of the first Temple. The Tablets of the Law had disappeared as had some other items of religious worship. But there is an additional reason of greater significance. The destruction of the first Beit HaMikdash was a demonstration that the House of God did not offer permanent protection: it was not indestructible. Apparently, the decisive factor was human behavior, the necessary fulfillment of the Mitzvot, and not a building. 

“What good are your offerings when human conduct is not governed by the instructions contained in the Torah?” is the reflection of the prophet. The destruction of the first Beit HaMikdash occurred due to the presence of idolatry among the people. The second Beit HaMikdash was destroyed because of the gratuitous enmity that existed in Jewish society. The fast of Tish’a B’Av recalls the physical destruction of the House of God but, more than that testifies to the breach of the ordinances, disloyalty to God, and insincerity to one’s neighbor.

The reconstruction of the third Beit HaMikdash can only take place by means of an exceptional act that depends on Divine intervention. But for the miracle to be realized, it is necessary for man to correct his behavior, to reconcile himself with the Mitsva, the love for his neighbor that excludes enmity and hatred, inviting mutual respect and harmonious coexistence.

MITZVAH: TORAH ORDINANCE IN THIS PARSHA

CONTAINS 2 PROHIBITIONS

  1. Deuteronomy 1:17 Do not appoint a judge who is not a Torah scholar, even if he is a scholar in other subjects
  2. Deuteronomy 1:17 The judge should not fear any human in the course of a trial

HACIA LA TIERRA PROMETIDA

DEVARIM_DEUTERONOMIO I:1-III:22

El quinto libro del Pentateuco, el Jumash, recoge los discursos y admoniciones de Moshé al colectivo. Dios había dictaminado que este líder no conduciría al pueblo en la conquista de la Tierra Prometida y Moshé sabía que sus días estaban contados. Era impostergable una evaluación sobria de su actuación y un examen sincero del comportamiento del pueblo hebreo durante los años de su travesía por el desierto. Un período que destaca las dificultades de nuestros antepasados para aceptar el yugo de la ley, porque no habían tenido que regir su actuación en Egipto por ningún imperativo moral. Tendrían que reconocer que sólo con el cumplimiento de un conjunto de reglas, las Mitsvot, podrían convivir en armonía, formar una sociedad que eventualmente se convirtiera en un pueblo soberano en una tierra propia.

Los espías que fueron enviados a examinar si la Tierra Prometida era apropiada para el desarrollo del pueblo y evaluarla posibilidad de su conquista regresaron con un informe desalentador, porque observaron que sus habitantes eran gigantescos y sus ciudades estaban fortificadas. ¿Porqué no confiaron en el Dios que los había redimido de la esclavitud egipcia, que partió las aguas del mar para que pudieran salvarse de las carrozas egipcias que los perseguían? 

En realidad, los exploradores que informaron negativamente sobre la Tierra Prometida no negaron las proezas que Dios había realizado en el pasado. Pero estaban conscientes de que la conquista tendría que ser efectuada por el esfuerzo del pueblo, que debería demostrar que sabría administrar la soberanía que asumiría con el establecimiento de un Estado independiente. Dios sería un observador en esta etapa. Mientras que en la zaga egipcia la Biblia reza HaShem yilajem lajem veatem tajarishún, “Dios batallará por ustedes y ustedes deben permanecer en silencio”, esta vez el pueblo tendría que librar las batallas mientras Dios observaba y evaluaba el comportamiento de Israel.

Hacemos un paréntesis para señalar que estos capítulos de Devarim se leen generalmente en el Shabat que precede a Tishá BeAv, fecha conmemorativa de la destrucción de los 2 Templos de Jerusalén. Varios comentaristas formulan la interrogante de si durante la existencia del segundo Beit HaMikdash se ayunaba en Tishá BeAv. La pregunta es pertinente, porque si la fecha recuerda la destrucción, la reconstrucción del Templo debía haber sido un motivo suficiente para el regocijo. Al contrario, Tishá BeAv debía haberse convertido en una fecha festiva, porque se había corregido la tragedia perpetrada por los babilonios que destruyeron el primer Beit HaMikdash

Tal vez había razones para continuar con el ayuno, porque el segundo Beit HaMikdash nunca igualó la gloria del primer Templo. La Tablas de la Ley habían desaparecido al igual que algunos otros enseres del culto religioso. Pero hay una razón adicional de mayor significación. La destrucción del primer Beit HaMikdash fue una demostración de que la Casa de Dios no ofrecía protección permanente: no era indestructible. Aparentemente, el factor decisivo era el comportamiento humano, el cumplimiento de las Mitsvot, y no una edificación. 

“¿De qué sirven sus ofrendas cuando la conducta humana no se rige por los instructivos contenidos en la Torá?”, es la reflexión divina de acuerdo con las palabras del profeta. La destrucción del primer Beit HaMikdash se produjo debido a la presencia de la idolatría en el seno del pueblo. El segundo Beit HaMikdash fue destruido por la enemistad gratuita que existió en la sociedad judía. El ayuno de Tishá BeAv recuerda la destrucción física de la Casa de Dios pero, más que ello, testimonia el incumplimiento de las ordenanzas, la deslealtad con Dios y la insinceridad con el prójimo.

La reconstrucción del tercer Beit HaMikdash sólo puede producirse por medio de un acto excepcional que depende de la intervención Divina. Pero para que se realice el milagro, es menester que el hombre corrija su comportamiento, que se reconcilie con la Mitsvá, el amor por el prójimo que excluye la enemistad y el odio, invitando al respeto mutuo ya la convivencia armónica.

MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARSHÁ

CONTIENE 2 PROHIBICIONES

  1. Deuteronomio 1:17 No designar un juez que no es estudioso de la Torá, aunque sea un erudito en otras materias
  2. Deuteronomio 1:17 El juez no debe temer a un malvado durante un juicio

LA SANGRE NO REDIMIDA

MATOT_ NÚMEROS XXX:2-XXXII:42

Nuestros capítulos reseñan la solicitud que presentaron ante Moshé las tribus de Reuvén y Gad, más la mitad de los integrantes de la tribu de Menashé. Deseaban ocupar la orilla oriental del Yardén pero, al mismo tiempo, estaban dispuestos a acompañar a las otras tribus en la conquista de Canaán. A tal efecto construyeron casas para sus mujeres e hijos y corrales para los animales, mientras que sus hombres cruzarían el Yardén para ayudar en la conquista de la Tierra Prometida.

Como parte de la colonización de la orilla oriental, Dios exigió la construcción de 3 ciudades de refugio, a las cuales podrían acudir aquellas personas que mataran a otro ser humano sin la intención de hacerlo. Porque el Goel Hadam, el “redentor de la sangre derramada” y protector de la familia, tenía el derecho, o tal vez la obligación, de vengar la sangre de su deudo muerto. Tal como si la sangre derramada exigiese venganza y sólo quedara satisfecha con la muerte del asesino o con su destierro en una de las ciudades de refugio. Incluso la tierra que bebió la sangre del asesinado exige redención. Como relata el Génesis, que recoge las palabras severas de Dios a Caín: “Clama la voz de la sangre de tu hermano desde la tierra”. Según la Torá, la sangre produce la polución, corrompe la tierra, hecho que sólo puede remediarse con la sangre del asesino. 

Según Hayyim Borgansky, mientras la tierra exige la sangre del asesino intencional, se satisface con el destierro del asesino que cometió el crimen sin la intención de hacerlo. De esta manera, las ciudades de refugio adquieren una cualidad especial, como si fueran extraterritoriales de la Tierra Prometida. La Torá establece una relación de mutualidad entre el comportamiento humano y la naturaleza. En Shemá Israel leemos que la abundancia o falta de lluvia, elemento fundamental para toda sociedad agrícola, es una función de la actuación de la gente. Al observar las Mitsvot causamos que los cielos se abran para que descienda la bendición representada por la lluvia abundante.

El asesinato de Abel fue motivo para que Dios sentenciara que, cuando Caín arase la tierra, ésta no respondiera con su fruto. En efecto, la tierra no toleraría la presencia de   Caín, quien tendría que andar errante por el resto de su vida. O sea que, al apartar ciudades de refugio no sólo se respondía a la necesidad de escape de la ira del Goel Hadam. Las ciudades de refugio eran una exigencia de la tierra, que no toleraba que la pisara un asesino. Al considerar que Dios creó al hombre y le insufló Su espíritu, el asesinato constituye un atentado contra Dios. Por ello, la naturaleza creada por Dios también reacciona ante la muerte del individuo y no tolera en su entorno la presencia del asesino.

La Torá no establece una relación panteísta entre tierra y hombre. La Torá nunca confunde a Dios con lo que ha sido creado. Sin embargo, otorga cierta “personalidad” a la naturaleza, no permite que sea violada o violentada por la persona. Exige el “descanso” periódico de la tierra cada 7 años y proclama el año 50, como año jubilar, cuando las tierras vuelven a sus dueños originales. Más aún, Dios proclama: ki Li kol haarets, la tierra le pertenece a Dios, el hombre sólo puede cultivarla y alimentarse con su fruto. 

Tal vez el destierro a una ciudad de refugio sirve para ofrecerle la oportunidad del arrepentimiento y recogimiento a quien perpetró el crimen, que probablemente es culpable del descuido y de no considerar el posible efecto de su actuación. Por ello, tal vez, la Torá también sentencia que, con la muerte del Kohén Gadol de la época, se da por terminado el período del destierro. 

Según Harav Soloveitchik, la muerte de un Tsadik produce un ambiente que estimula la Teshuvá, la reflexión y el arrepentimiento, razón fundamental para el destierro del asesino.

MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARSHÁ

CONTIENE 1 MITSVÁ POSITIVA Y 1 PROHIBICIÓN

  1. Números 30:3 Ley sobre anular promesas
  2. Números 30:3 No incumplir una promesa

POSIBILIDAD DE LA ENMIENDA

MAS’EI_NÚMEROS XXXIII:1-XXXVI:13

Con estos capítulos concluye Bemidbar, el cuarto libro de la Torá. La larga travesía por el desierto subrayó la dependencia del pueblo hebreo de Dios. El desierto es un ambiente hostil y la supervivencia hubiera sido imposible sin la providencia Divina. Pero también será necesaria la ayuda Divina en el proceso de conquista de la Tierra Prometida que se iniciará después de la muerte de Moshé, quien conduce al pueblo hasta la frontera.

La posibilidad de anular una promesa, el establecimiento de ciudades de refugio y el fallo en el caso de las hijas de Tselofjad son los temas principales del texto sagrado. De alguna manera, cada uno de estos temas y situaciones refleja la necesidad de tener confianza en la Providencia Divina. La Torá toma en consideración las debilidades de la persona y señala cómo en diversas oportunidades actúa con falta de responsabilidad. 

Una enseñanza básica es la existencia de la Teshuvá, la posibilidad de hacer enmiendas para modificar el carácter de la persona. De acuerdo con la tradición judía, Adam es el padre de la Teshuvá, se arrepintió después de comer del fruto del árbol prohibido.’

Esta lectura semanal considera el caso de la persona que mata a otra sin intención de hacerlo. En este caso, el crimen fue causado por la parte metálica del hacha. Mientras una persona estaba cortando leña, se desprendió la parte metálica de su hacha, causando la muerte de otra persona que se encontraba en el área. Está claro que no había intención alguna de matar, sin embargo, la persona no está libre de responsabilidad. Cuando se utiliza una herramienta que potencialmente puede causar la muerte, se debe tener cuidado especial en su manejo y asegurar la integridad física del instrumento.

La Torá ordena la construcción de Arei Miklat, ciudades de refugio para la persona que mató sin intención de hacerlo. De esta manera, la persona queda fuera del alcance del Goel Hadam, el pariente del muerto que podría tomar venganza. El refugiado en el Ir Miklat debe permanecer allí hasta la muerte del Kohén Gadol, hecho que según Harav Soloveitchik causa el recogimiento de la población por la muerte del gran líder espiritual del pueblo judío, hecho que a su vez conduce a la introspección y a la Teshuvá.

En el caso del Néder, la promesa, la Torá l permite al padre anular la promesa de su hija joven y faculta al esposo para dejar sin validez la promesa de su esposa. Muchas veces, en un estado de euforia o de ira, de excesiva alegría o rencor, la persona toma una resolución a través de una promesa que luego resulta ser inapropiada, pero que hizo debido a la exaltación del momento. La Torá facilita la posibilidad de anular cualquier tal promesa hecha en un momento de euforia, que luego resulta inaceptable para la persona.

El tercer caso que se refiere a las Benot Tselofjad también destaca la manera de remediar una situación para que la herencia paterna no salga del entorno de la tribu de Menashé. Se explica primero que las hijas también son herederas, pero que es indispensable que luego se casaran con miembros de su tribu, a fin de que el patrimonio permaneciera en la misma. Un denominador común de los casos referidos es el posible tratamiento para remediar una situación. 

La Torá se esmera por encontrar una solución para todo problema. A veces la persona forma parte del problema, por causa de una actuación indebida, y en otros casos, la dificultad es el producto de un evento en el cual la persona no tiene injerencia, como en el caso de la muerte del padre de las Benot Tselofjad

Cuando la infracción es el resultado de una trasgresión deliberada, la consecuencia es el castigo; pero cuando la persona actúa por descuido o el fervor del momento sin afectar el bienestar del prójimo, la Torá ofrece una vía para la redención que, en el caso de la muerte de otra persona, resulta en “cárcel simbólica” en la una de las Arei Miklat.

MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARASHÁ

CONTIENE 2 MITSVOT POSITIVAS Y 4 PROHIBICIONES

  1. Números 35:2 Proveer ciudades para los Levitas que también servían como Ciudades de Refugio
  2. Números 35:12 No ejecutar una persona considerada culpable antes del juicio
  3. Números 35:25 Obligar a la persona que mató sin intención a ir a una Ciudad de Refugio
  4. Números 35:30 El testigo en un caso capital no puede juzgar el evento
  5. Números 35:31 No aceptar un pago de redención para salvar a un asesino de la pena de muerte
  6. Números 35:32 No aceptar un pago de redención para liberar a una persona de tener que ir a una Ciudad de Refugio

UNREDEEMED BLOOD

MATOT_NUMBERS XXX:2-XXXII:42

Our chapters outline the petition submitted to Moses by the tribes of Re’uven and Gad, plus half of the members of the tribe of Menashe.  They wished to occupy the eastern bank of the Yarden, the Jordan River, and at the same time, were willing to accompany the other tribes in the conquest of Canaan. For this purpose, they built houses for their wives and children and pens for animals, while their men would cross the Yarden to help in the conquest of the Promised Land.

As part of the colonization of the eastern shore, God demanded the construction of 3 cities of refuge, to which people who killed another human being without the intention of doing so could escape. Because the Goel Hadam, the “redeemer of the shed blood” and protector of the family, had the right, or perhaps the obligation, to avenge the blood of his dead bereaved.  As if the bloodshed demanded revenge and was only satisfied with the death of the murderer or with his banishment in one of the cities of refuge. The land that drank the blood of the slain apparently also demands redemption. As Genesis recounts God’s stern words to Cain: ” The voice of your brother’s blood cries out from the earth”. According to the Torah, blood produces pollution, and corrupts the earth, a fact that can only be remedied by the blood of the murderer. 

According to Hayyim Borgansky, while the earth demands the blood of the intentional murderer, it is satisfied with the banishment of the murderer who committed the crime without the intention of doing so. In this way, the cities of refuge acquire a special quality, as if they were extraterritorial from the Promised Land. The Torah establishes a relationship of mutuality between human behavior and nature. In Shema Yisrael we read that the abundance or lack of rain, a fundamental element for every agricultural society, is a consequence of the deeds of the people. By observing the Mitzvot we cause the heavens to open so that the blessing represented by abundant rain may descend.

Abel’s murder was a reason for God to decide that, when Cain plowed the earth, it would not respond with its fruit. Indeed, the earth would not tolerate the presence of Cain, who would have to wander for the rest of his life. In other words, setting aside cities of refuge was not only responding to the need to escape the wrath of the Goel Hadam. The cities of refuge were a demand of the land, which did not tolerate being stepped on by a murderer. Considering that God created man and breathed His spirit into him, murder constitutes an attack on God. Therefore, the nature created by God also reacts to the death of the individual and does not tolerate in its environment the presence of the murderer.

The Torah does not establish a pantheistic relationship between land and man. The Torah never confuses God with what has been created. However, it gives a certain “personality” to nature and does not allow it to be raped or violated by humans. It demands the periodic “rest” of the earth every 7 years and proclaims the year 50, as a Jubilee Year, when the land returns to its original owner. Moreover, God proclaims: ki Li kol ha’arets, the land belongs to God, man can only cultivate it and feed on its fruit. 

Perhaps banishment to a city of refuge serves as an opportunity for repentance and penitence to the perpetrator of the crime, who is probably guilty of carelessness without considering the possible effect of his action. Therefore, perhaps, the Torah also states that, with the death of the Kohen Gadol of the time, the period of exile is over. 

According to Harav Soloveitchik, the death of a Tsadik produces an environment that stimulates Teshuva, reflection, and repentance, a fundamental reason for the banishment of the murderer.

MITZVA: TORAH ORDINANCE IN THIS PARSHA

CONTAINS 1 POSITIVE MITSVA AND 1 PROHIBITION

  1. Numbers 30:3 Law on voiding promises
  2. Numbers 30:3 Do not break a promise

POSSIBILITY OF AMENDMENT

MAS’EI_NUMBERS XXXIII:1-XXXVI:13

These chapters conclude Bemidbar, the fourth book of the Torah.  The long journey through the wilderness underscored the dependence on God of the Hebrew people. The desert is a hostile environment and survival would have been impossible without Divine providence. But Divine help will also be needed in the process of conquering the Promised Land that will begin after the death of Moses, who led the people to the border.

The possibility of annulling a promise, the establishment of cities of refuge, and the ruling in the case of the daughters of Tselofchad are the main themes of the sacred text. In some ways, each of these issues and situations reflects the need to have confidence in Divine Providence. The Torah takes into consideration the weaknesses of the person and points out how he sometimes acts with a lack of responsibility. 

Basic teaching is the existence of the Teshuva, the possibility of making amends, to modify the character of the person. According to Jewish tradition, Adam is the father of Teshuva, he repented after eating the fruit of the forbidden tree. ‘

This weekly reading considers the case of the person who kills another without intent to do so. In this case, the crime was caused by the metal part of the axe. While one person was cutting firewood, the metal part of his axe broke off, killing another person who was in the area. Even though there was no intention to kill, the person is not free from responsibility. When using a tool that can potentially cause death, special care must be taken in its handling and ensuring the physical integrity of the instrument.

The Torah orders the construction of Are’i Miklat, cities of refuge for the person who killed without intending to do so. In this way, the person is out of reach of Goel Hadam, the relative of the dead man who could take revenge. The refugee of the Ir Miklat must remain there until the death of the Kohen Gadol, a fact that according to Harav Soloveitchik produces a feeling of repentance in society. The death of a great spiritual leader leads to introspection and Teshuva.

In the case of a Neder, a promise, the Torah allows the father to annul the vow of his young daughter and empowers the husband to render his wife’s promise invalid. Many times, in a state of euphoria or anger, of excessive joy or resentment, a person makes a resolution by way of a promise that later turns out to be inappropriate, since he made it due to the exaltation of the moment. The Torah facilitates the possibility of nullifying any such promise made in a moment of euphoria, which then becomes unacceptable to the person.

The third case concerns the Benot Tselofchad and also highlights the way to remedy a situation so that the paternal inheritance does not leave the environment of the tribe of Menashe. God rules that daughters are also heirs, but it is essential that they marry members of their tribe so that the patrimony remains there. A common denominator of the cases referred is the possibility of solving a situation. 

The Torah strives to find a solution to problems. Sometimes the person is part of the problem, because of improper behavior, and in other cases, the difficulty is the product of an event in which the person has no participation, as in the case of the death of the father of the Benot Tselofchad

When the infraction is the result of a deliberate transgression, the consequence is punishment; but when a person acts out of carelessness or the fervor of the moment without affecting the well-being of one’s neighbor, the Torah offers a path to redemption that, in the event of the death of another person, results in “symbolic imprisonment” in one of the Arei Miklat.

MITZVAH: TORAH ORDINANCE IN THIS PARSHA

CONTAINS 2 POSITIVE MITSVOT AND 4 PROHIBITIONS

  1. Numbers 35:2 Provide cities for the Levites who also served as Cities of Refuge
  2. Numbers 35:12 Failure to execute a person deemed guilty before trial
  3. Numbers 35:25 Forcing the person he killed unintentionally to go to a City of Refuge
  4. Numbers 35:30 The witness in a capital case cannot judge the event
  5. Numbers 35:31 Not accepting a redemption payment to save a murderer from the death penalty
  6. Numbers 35:32 Not accepting a redemption payment to free a person from having to go to a City of Refuge