LECTURA PÚBLICA DE LA TORÁ

Después de estimular a Yehoshúa con la expresión de Jazak Veemáts, el deseo de que su liderazgo sobre el pueblo sea fuerte y persistente, Moshé instruye que a la conclusión del período de la Shemitá, el descanso anual de la tierra después de 7 años, se debe reunir al pueblo para la lectura pública de la Torá. El momento será propicio para destacar que el año sabático de Shemitá no tiene solamente el propósito del “descanso de las tierras”. Tiene que ser un período de reflexión y estudio, de crecimiento espiritual que será coronado con la lectura pública, que a su vez puede considerarse como un renovado compromiso con la Torá. Al escuchar su contenido debe producirse una movilización y renovación del Brit asumido en Har Sinai: Dios se compromete a velar por el bienestar del pueblo y el pueblo se compromete cumplir las Mitsvot, obedecer la Voluntad Divina. 

Quien debía efectuar la lectura pública era el rey, el rector administrativo del pueblo, como señal de que la Torá tenía un mensaje público; sus normas debían regir el comportamiento de la sociedad en todas sus manifestaciones. Tanto adultos como niños, ancianos y jóvenes tenían que escuchar esta lectura. Esta reunión recibió el nombre de Hakhel, cuya raíz es Kahal, el colectivo, la totalidad del pueblo hebreo.

Con el establecimiento del Estado de Israel se hizo intentos de renovar esta actividad. En este sentido el Gran Rabino Yitzchak Herzog escribió una Teshuvá en su libro Heichal Yitzchak, donde sugiere que incluso en la ausencia del Beit HaMikdash se puede celebrar Zéjer leHakhel, un recuerdo de esta actividad, y que el jefe del Estado podría dirigirla lectura pública de la Torá

Como nota histórica, cabe mencionar que fue un hijo de este gran rabino, el general Yaacov Herzog, embajador de Israel ante las Naciones Unidas, quien en un célebre discurso reaccionó en noviembre de 1975 a la adopción del infame documento de la Asamblea General que hacía una equivalencia entre Sionismo y racismo. Mientras que la Torá es un documento de convivencia de gran contenido ético, el documento de la ONU tenía la función de promover el odio, una expresión de la inmoralidad de su contenido que constituía una tergiversación histórica del movimiento sionista. Yaacov Herzog terminó su brillante alocución rompiendo públicamente el papel en el cual estaba escrita esta resolución.

Días atrás, en una conferencia de prensa pública, otro general israelí, hijo de Yaacov Herzog, en una conmemoración de los 30 años de esa infame resolución, disertó acerca de su injusticia histórica y, nuevamente, ante las cámaras de televisión, rompió el documento. Cabe destacar que la Asamblea General de la ONU subsecuentemente resolvió anular la decisión original, en una enmienda justa a una lamentable decisión anterior. 

El Gran Rabino Yitzchak Herzog había sugerido una reunión masiva ante el Kótel para hacer la lectura de la Torá, que debía ser precedida por el sonido del Shofar. De acuerdo con muchos exégetas, debe leerse el Séfer Devarim, el último Libro de la Torá. También se puede mencionar como dato de interés que, años atrás, una sinagoga de Nueva York programó la lectura pública del Tanaj e invitó a diferentes personalidades públicas a participar en este evento. La audiencia recibió ejemplares del Tanaj mientras que en el podio se hacía la lectura, capítulo por capítulo.

Hakhel es una demostración adicional de la centralidad del estudio de la Torá para todos los sectores de la sociedad. La presencia de los niños destaca que desde la infancia se debe inculcar el amor por la Torá y el estudio, el factor decisivo para la sobrevivencia del pueblo judío.

MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARASHÁ

CONTIENE 2 MITSVOT POSITIVAS

  1. Deuteronomio 31:12 Reunir a todo el pueblo para escuchar la lectura de la Torá después del año Sabático
  2. Deuteronomio 31:12 Cada judío debe escribir una Torá para sí mismo

PUBLIC TORA READING

VAYELECH_DEUTERONOMY XXI:1-30

After energizing Yehoshua with the expression of Chazak Ve’emats, the aspiration that his leadership over the people be strong and persistent, Moshe instructs that at the conclusion of the Shemita period, the annual rest of the earth after 7 years, the people should be gathered for the public reading of the Tora.  The timing will be propitious to emphasize that the Sabbat year of Shemita is not only for the purpose of the “rest of the lands.” It had to be a period of reflection and study, of spiritual growth that will be crowned with a public reading, which in turn can be regarded as a renewed commitment to the Tora. Listening to its content must produce a mobilization and renewal of the Brit, the covenant, assumed in Har Sinai: God is committed to watching over the well-being of the people and the people are committed to fulfilling the Mitzvot, to obey the Divine Will. 

The one who was to carry out the public reading was the king, the administrative rector of the people, as a sign that the Tora had a public message; its norms were to govern the behavior of society in all its manifestations. Both adults and children, the elderly and young had to listen to this reading. This meeting was called Hakhel, whose root is Kahal, the collective, the whole of the Hebrew people.

With the establishment of the State of Israel, attempts were made to renew this activity. In this sense, Chief Rabbi Yitzchak Herzog wrote a Teshuva, a response, in his book Heichal Yitzchak, where he suggests that even in the absence of the Beit HaMikdash Zecher leHakhel, a memory of this activity, can be celebrated and that the Head of State could direct this public reading of the Tora. ´

As a historical note, it is worth mentioning that it was a son of this great rabbi, General Yaacov Herzog, Israel’s ambassador to the United Nations, who in a famous speech in November 1975 replied to the adoption of the infamous General Assembly document that made an equivalence between Zionism and racism. While the Tora is a document of coexistence of great ethical content, the UN document had the function of promoting hatred, an expression of the immorality of its content that constituted a historical misrepresentation of the Zionist movement.  Yaacov Herzog ended his brilliant speech by publicly breaking the paper on which this resolution was written.

Some time ago, at a public press conference, another Israeli general, son of Yaacov Herzog, during a commemoration of the 30th anniversary of that infamous resolution, spoke about his historical injustice and, again, before the television cameras, broke the document. Notably, the UN General Assembly subsequently resolved to overturn the original decision, in a fair amendment to an earlier regrettable decision. 

Chief Rabbi Yitzchak Herzog had suggested a mass meeting at the Kotel for the Tora reading, which was to be preceded by the sound of the Shofar. According to many exegetes, Sefer Devarim, the last Book of the Torah, should be read at that time. It can also be mentioned as a fact of interest that, years ago, a synagogue in New York scheduled the public reading of the Tanach and invited different public personalities to participate in this event. The audience received copies of the Tanach while from the podium the reading was done, chapter by chapter.

Hakhel is a further demonstration of the centrality of Tora’s study for all sectors of society. The presence of the children emphasizes that from childhood the love for the Torah and study must be instilled, and this is a decisive factor for the survival of the Jewish people.

MITSVA: TORA ORDINANCE IN THIS PARSHA

CONTAINS 2 POSITIVE MITSVOT

  1. Deuteronomy 31:12 Gather all the people to hear the Reading of the Tora after the Sabbath Year
  2. Deuteronomy 31:12 Every Jew must write a Tora for himself

NIVELES OCULTOS DE LA TORÁ

NITSAVIM_DEUTERONOMIO XXIX:9-XXX:20

Hershel Schachter, Rosh Kolel de Yeshiva University, cita un escrito de Rabí Chaim de Volozhin, uno de los discípulos más distinguidos del Gaón de Vilna. Según Rabí Chaim, el Gaón sostenía que el Jumash Devarim, el quinto de los cinco libros de la Torá, consiste de diez Sidrot determinadas por la lectura semanal y que las secciones de Nitsavim y Vayélej deben ser consideradas como una sola unidad.

De acuerdo con el Talmud, el mundo tendrá una duración de 6 milenios, que luego darán paso a un Shabat universal. Estos seis milenios están divididos en 3 etapas. La primera de ellas se denomina tohu, porque se refiere al desorden y anarquía que la caracterizaron. La segunda etapa, que empezó con la aparición de los tres patriarcas, se fundamenta en la Torá recibida en el monte Sinaí, documento en el cual Dios manifestó Su Voluntad a la Humanidad por intermedio del pueblo judío y especificó el sendero que debe transitar para conquistar y eliminar el tohu, el caos que reinó en un principio. 

En la actualidad nos encontramos en la tercera etapa: la redención, el momento mesiánico. El cálculo es el siguiente. El patriarca Avraham nació en el año 1948 después de la creación del universo (partimos de la referencia de que en la actualidad nos encontramos en el año 5763, según la tradición judía) y comenzó su misión de propagar el ideal monoteísta a la edad de 52 años. 

De acuerdo con el Talmud, la nomenclatura utilizada para el documento que Moshé escribió de acuerdo con la expresa Voluntad de Dios es la Torá Shebijtav, la Torá Escrita, aunque simultáneamente se fue desarrollando la Torá Shebealpé, la Torá Oral que recoge las diferentes explicaciones sobre las Mitsvot, ordenanzas y relatos contenidos en el documento escrito. La Torá Shebealpé fue finalmente formulada de manera escrita en el texto que se denomina Mishná. El autor de esta Mishná fue Rabí Yehudá Hanasí, quien falleció en el año 220 de la Era Común. Si se considera que después de su muerte todavía se hicieron algunas enmiendas, arribamos al año 240, que completa el segundo período de 2 milenios. De tal manera que el año 2240 de la era común señalará la finalización del tercer período: los días del Mashíaj.

El Gaón de Vilna sostenía que las 10 Sidrot de Devarim representan los últimos 10 siglos de la Humanidad, y en cada una de estas secciones se puede encontrar algún mensaje puntual sobre el siglo específico. De alguna manera, la Torá vaticina los sucesos que se desarrollaron en cada etapa. Un ejemplo notable es el hecho de que la Sidrá (usualmente referida como Parashá) Ki Tavó, que corresponde al siglo comprendido entre 1840 y 1490 de la era común, contiene la Tojajá, que consiste en una serie de advertencias acerca de los desastres que le ocurrirán al pueblo judío si se aleja del sendero de la Torá. Está claro que el siglo aludido incluye numerosos pogromos y el inicio del período nazi, que produjo el genocidio: la mayor destrucción de la historia de la Humanidad.

Los capítulos contenidos en Nitsavim y Vayélej mencionan la próxima conquista de la Tierra Prometida, la necesidad de la Teshuvá: el retorno a las raíces ancestrales y la Mitsvá de escribir el texto de la Torá. Al tomar en cuenta el establecimiento del Estado de Israel en 1948, el fenómeno intensivo de los Baalei teshuvá, los miles de jóvenes que retornan día a día a la tradición de sus antepasados, y el vigoroso resurgimiento del estudio de la Torá en nuestros días, se puede apreciar una directa correspondencia entre el texto bíblico y los sucesos actuales.

Personajes excepcionales como el Gaón de Vilna, poseedores de un intelecto privilegiado y de profunda espiritualidad, pueden ver con mayor claridad la correspondencia entre las Escrituras Sagradas y el desarrollo de la Historia. No obstante es un ejercicio intelectual aleccionador que invita a leer la Torá con mayor atención a los mensajes que no son obvios en el transcurso de una lectura ligera.

HIDDEN LEVELS OF THE TORA

NITSAVIM_DEUTERONOMY XXIX:9-XXX:20

Hershel Schachter, Rosh Kolel of Yeshiva University, quotes the writings of Rabbi Chaim of Volozhin, one of the Gaon of Vilna most distinguished disciples. According to Rabbi Chaim, the Gaon held that the Chumash Devarim, the fifth of the five books of the Tora, consists of ten Sidrot determined by the weekly reading and that the sections of Nitsavim and Vayelech should be regarded as a single unit.

According to the Talmud, the world will last for 6 millennia, which will then give way to a universal Shabbat. These six millennia are divided into 3 stages. The first of these is called Tohu, because it refers to the disorder and anarchy that characterized it. The second stage, Tora, which began with the appearance of the three patriarchs, is based on the Tora received at Mount Sinai, a document in which God manifested His Will to humanity through the Jewish people and specified the path that must be traveled to conquer and eliminate the Tohu, the chaos that reigned in the beginning. 

Today we are in the third stage: redemption, the messianic moment. The calculation is as follows. Patriarch Avraham was born in 1948 years after the creation of the universe (we start from the reference that today we are in the year 5782, according to Jewish tradition), and began his mission to propagate the monotheistic ideal at the age of 52. 

According to the Talmud, the nomenclature used for the document that Moshe wrote according to the express Will of God is the Tora Shebichtav, the Written Tora, although simultaneously the Tora Shebealpe, the Oral Tora was also given. The Oral Tora collects the different explanations about the Mitzvot, ordinances, and details of some of the stories contained in the written document. The Tora Shebealpe was finally formulated in writing in the text called Mishna. The author of this Mishna was Rabbi Yehuda Hanasi, who died in the year 220 of the Common Era. If one considers that after his death some amendments were still made, we arrive at the year 240, which completes the second period of the millennia. In this manner, the year 2240 of the common era will signal the end of the third period: the days of Mashiach.

The Vilna Gaon held that the 10 Sidrot of Devarim represent the last 10 centuries of humanity, and in each of these sections, you can find some specific message about that century. The Tora predicts the events that unfolded at each stage. A notable example is a fact that the Sidra (usually referred to as Parsha) Ki Tavo, which corresponds to the 1840-1490 century of the common era, contains the Tochacha, which consists of a series of warnings about the disasters that will befall the Jewish people if they move away from the Path of the Tora. It is clear that the century alluded to includes numerous pogroms and the beginning of the Nazi period, which produced genocide: the greatest destruction in the history of humanity.

The chapters contained in Nitsavim and Vayelech mention the coming conquest of the Promised Land, the need for Teshuva: the return to ancestral roots, and the Mitzvah of writing the text of the Tora. Taking into account the establishment of the State of Israel in 1948, the intensive phenomenon of the Baale’i Teshuva, the thousands of young people who return day by day to the tradition of their ancestors, and the vigorous resurgence of Torah study in our days, one can appreciate a direct correspondence between the biblical text and current events.

Exceptional figures such as the Vilna Gaon, possessing a privileged intellect and deep spirituality, could see more clearly the correspondence between the Sacred Scriptures and the development of History. However, it is a sobering intellectual exercise that invites you to read the Tora with greater attention to messages that are not obvious in the course of light reading.

EL PUEBLO ELEGIDO

KI TAVÓ_DEUTERONOMIO XXVI:1-XXIX:8

Nuestro texto bíblico incluye la afirmación divina de que el pueblo hebreo es am segulá: una “nación que es un tesoro”, que cumple sus instructivos y, por ello, será un pueblo consagrado al Señor. Este texto que destaca la singularidad del pueblo hebreo sirvió para que el judío pudiera tolerar y resistir las adversidades que la historia le presentó. Mientrasque gran parte de la Humanidad veía con sentimientos de´desprecio al judío, la Biblia lo consideraba un pueblo “tesoro”, elegido por Dios. 

Sholem Aleijem, hombre letrado del siglo pasado que escribió en el vernáculo yídish y en cuya obra, Toivie der mílijiguer, se basa “El violinista sobre el tejado”, pone en los labios de su héroe Tevye: “¿Por qué no escoges por un tiempo a otro pueblo?”, en una de sus frecuentes conversaciones con Dios. Si la “elección” produjo la persecución, Tevye está dispuesto a renunciar a esta distinción, al menos por un tiempo. 

Hay quienes sostienen que esta “elección” produjo un sentimiento de superioridad en el judío, hecho que a su vez produjo el rechazo general, porque ningún pueblo está dispuesto a reconocer la superioridad, intelectual o espiritual, de otra nación. Una revisión superficial de la historia de la Humanidad impide concluir que el pueblo judío hubiera sido privilegiado; al contrario, fue perseguido de manera ejemplar. Sin embargo, no se puede negar que es un pueblo testarudo; en el lenguaje bíblico es am keshé óref, un pueblo con un cuello invencible, no se doblega ante la adversidad. Fue golpeado y herido por diferentes ejércitos y bandoleros, pero ha sobrevivido hasta el presente, mientras que Medinat Israel asegura su futuro.

La narración bíblica en Bereshit acerca de la creación de un solo hombre, Adam, padre de la Humanidad, impide que el judío alegue que desciende de ancestros más ilustres. La “elección” obviamente no puede tener una raíz biológica o genética. Se basa en el hecho de que Avraham, padre del pueblo judío, concibió la existencia de un solo Dios, que es la idea más poderosa y que ha tenido la mayor influencia sobre la Humanidad en todos los campos, incluso el científico, que asume la existencia de normas universales que no se rigen de acuerdo con los caprichos de alguna deidad del mundo de la idolatría. “Dios no juega dados con el universo”, sentenció Albert Einstein. La idea de la existencia de un solo Dios produce el corolario de que tiene que haber alguna razón para todo fenómeno de la naturaleza.

Para ser miembro de este grupo “escogido” hay que nacer de un vientre judío. La condición judía se transmite por medio de los cromosomas. Pero hay una segunda vía: la conversión. La persona que considere que los principios que enuncia el judaísmo responden a sus inquietudes espirituales personales y manifiesta la disposición de regir su vida de acuerdo con los principios e instructivos del judaísmo, puede optar por la conversión y exigir pertenencia a ese pueblo “escogido” por Dios. Está claro que la escogencia no es racial, porque si tal fuera el caso no existiría la conversión. 

La pertenencia está abierta a quien desea inscribirse en una hermandad que tiene una misión cardinal: la diseminación de la idea de la existencia de un solo Dios y, sobre todo, lo que este ideal implica para el comportamiento humano. No es sólo un acto de fe de orden intelectual o teológico: tiene una clara y definida implicación para el hombre. La fe en un solo Dios exige un comportamiento solidario con el prójimo, de asistencia al necesitado y al perseguido. Al mismo tiempo, el judaísmo impone un régimen estricto de conducta personal, cuyo propósito también es la autodisciplina: “Porque no sólo para el pan vive el hombre, sino a través de la palabra de Dios vive el hombre”.

Cuando el presidente Kennedy le sugirió al pueblo americano “No digas qué es lo que el país puede hacer por ti, sino qué es lo que tú puedes hacer por el país”, estaba enunciando un principio básico del judaísmo. Porque ser judío involucra una serie de obligaciones y deberes, tareas y no privilegios. Los privilegios y las prerrogativas debilitan al individuo y la nación. Las tareas y los compromisos fortalecen el carácter de la persona y del colectivo. 

Los retos y los desafíos templaron el carácter del pueblo judío y permitieron que no se doblegara ante la adversidad, la persecución e incluso el genocidio de la tercera parte de su gente medio siglo atrás. El judío no fue creado a la imagen y semejanza de Dios: Adam, el primer hombre y padre de la Humanidad, fue insuflado con el espíritu del Creador. Esto implica que todo ser humano puede retornar a las raíces de su creación y que nadie puede considerar que por alguna razón es superior al prójimo. La superioridad, si existe tal concepto, sólo puede ser una función de un comportamiento moral y ético que se desprende de las enseñanzas de las Sagradas Escrituras, de la Torá.

Nuestros capítulos condicionan la conquista de la Tierra Prometida por el pueblo judío con un comportamiento acorde con las Mitsvot. El hecho que destaca al judío y lo transforma en un “tesoro” es una vida regida por la Mitsvá, que transforma lo que es mundano y cotidiano en un acto espiritual, transforma incluso el indispensable pan que el hombre ingiere para existir, porque lo que da contenido y sentido a la existencia es una vida acorde con la palabra de Dios, tal como reza el versículo que citamos.

MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARASHÁ

CONTIENE 3 MITSVOT POSITIVAS Y 3 PROHIBICIONES

  1. Deuteronomio 26:5 Recitar una declaración al traer los primeros frutos al Templo
  2. Deuteronomio 26:13 Recitar una declaración al traer el diezmo al Templo
  3. Deuteronomio 26:13 No ingerir el Segundo Diezmo en un estado de luto
  4. Deuteronomio 26:14 No ingerir el Segundo Diezmo mientras en estado de impureza ritual
  5. Deuteronomio 26:14 No gastar el dinero para alimento y bebida por el cual se ha canjeado el Segundo Diezmo
  6. Deuteronomio 28:9 Imitar los caminos de Dios cumpliendo Sus Mandamientos

THE CHOSEN PEOPLE

KI TAVO_DEUTERONOMY XXVI:1-XXIX:8

Our biblical text includes the divine affirmation that the Hebrew people are Am segula: a “nation that is a treasure,” that fulfills its instructions and, therefore, will be a people consecrated to the Lord. This text highlights the uniqueness of the Hebrew people and served the Jew to tolerate and resist the adversities of History. While much of humanity viewed the Jew with rejection and disdain, the Bible considered them a “treasure”, a people chosen by God.

Sholem Aleichem, a man of letters of the last century who wrote in the Yiddish vernacular and on whose work, Toivi’e der milchiger, was the source for “Fiddler on the Roof”, puts on the lips of his hero Tevye: “Why don’t you choose another people for a while?”, in one of his frequent conversations with God. If the “election” produced persecution, Tevye is willing to give up this distinction, at least for a while.

There are those who argue that this “choice” also gave a feeling of superiority to the Jew, a fact that in turn produced a generalized rejection, because no people are willing to recognize the superiority, intellectual or spiritual, of another nation. A cursory review of human history precludes the conclusion that otherwise, the Jewish people would have been privileged; on the contrary, he was persecuted in an exemplary manner. However, there is no denying that Jews are stubborn people; in biblical language Am keshe oref, “a stiff-necked people” that does not bow to adversity. He was beaten and wounded by different armies and bandits, yet survived, while Medinat Israel assures its future.

The biblical narrative in Bereshit about the creation of one man, Adam, the father of mankind, prevents the Jew from claiming that he descends from more illustrious ancestors. The “choice” obviously cannot have a biological or genetic root. It is based on the fact that Avraham, father of the Jewish people, conceived the existence of one God, and that is the most powerful idea and has had the greatest influence on Humanity in all fields, including the scientific, that assumes the existence of universal norms that are not governed according to the whims of the different deities of idolatry. “God does not play dice with the universe,” Albert Einstein said. The idea of the existence of one God produces the corollary that there must be some reason for every phenomenon of nature.

To be a member of this “chosen” group you have to be born from a Jewish womb. The Jewish condition is transmitted through chromosomes. But there is a second way: conversion. A person who considers that the principles enunciated by Judaism respond to his personal spiritual concerns and manifests the will to govern his life in accordance with the principles and instructions of Judaism, can opt for conversion and demand insertion into that people “chosen” by God. It is clear that the choice is not racial, because if such were the case there would be no possibility for conversion.

Belonging is open to those who wish to enroll in a brotherhood that has a cardinal mission: the dissemination of the idea of the existence of one God and, above all, what this ideal implies for human behavior. It is not only an act of faith of an intellectual or theological order: it has a clear and definite implication for man. Faith in one God requires a behavior of solidarity with one’s neighbor, of assistance to the needy and the persecuted. At the same time, Judaism imposes a strict regime of personal conduct, the purpose of which is also self-discipline: “For man lives not only for bread but through the word of God man lives.”

When President Kennedy suggested to the American people, “Don’t say what the country can do for you, but what you can do for the country,” he was enunciating a basic principle of Judaism. Because being a Jew involves a series of obligations and duties, tasks and not privileges. Privileges and prerogatives weaken the individual and the nation. Tasks and commitments strengthen the character of the individual and the collective.

Challenges tempered the character of the Jewish people and allowed it not to bow to adversity, persecution, and even to the genocide of a third of its people some 70 years ago. The Jew was not created in the image and likeness of God: Adam, the first man, and father of mankind received the breath of the spirit of the Creator. This implies that every human being can return to the roots of his creation and that no one can consider that for some reason he is superior to his neighbor. Superiority, if there is such a concept, can only be a function of moral and ethical behavior that follows from the teachings of the Holy Scriptures, from the Tora.

Our chapters condition the conquest of the Promised Land by the Jewish people with behavior consistent with the Mitzvot. The fact that transforms a Jew into a “treasure” is a life governed by Mitsva, which changes what is worldly and daily into spiritual action.

MITZVAH: TORA ORDINANCE IN THIS PARSHA

CONTAINS 3 POSITIVE MITZVOT AND 3 PROHIBITIONS

606.  Deuteronomy 26:5 Recite a statement as you bring the first fruits to the Temple

607.  Deuteronomy 26:13 Recite a statement when bringing tithing to the Temple

608.  Deuteronomy 26:13 Do not ingest the Second Tithe in a state of mourning

609.  Deuteronomy 26:14 Do not ingest the Second Tithe while in a state of ritual impurity

610.  Deuteronomy 26:14 Do not spend the money for food and drink for which the Second Tithe has been exchanged

611.  Deuteronomy 28:9 Imitating God’s Ways by Fulfilling His Commandments