PRIMOGENITURE OF YOSEF

The drama between Joseph and his brothers lays the foundation for the consolidation of the patriarchal family. Thus begins the history of the Jewish people, a people that is a great family. Sibling rivalry and the dispute over primogeniture, which in essence is the struggle for a paternal inheritance, is the first major theme of the Tora. Even without knowing the real reason for the confrontation between Cayin and Hevel, there is no doubt that it was the birthright: Cayin was not willing to share Adam’s inheritance with anyone.

In this sense, one can understand the expulsion of Yishmael from the home of Avraham, whose reason is clearly stated by his wife Sarah: Lo yirash ben ha’uma hazot im beni, im Yitschak, “the son of the concubine will not inherit together with my son Yitschak “. The final rejection of Esav by Yaacov and Rivka also implies that the heir will be Yaacov

The fact of “sale” of the birthright for a plate of lentils and the disguise of Yaacov to obtain the paternal blessing lead to the fundamental outcome: the heir will be Yaacov.  Eleazar Touitou calls for understanding the relationship between the brothers, which eventually leads to Yosef’s “sale” into Egyptian slavery. What facts had led to such extreme hatred? Although Yosef told the father about the brothers’ slip-ups, Tora does not testify that Yaacov took any action as a result of these accusations. 

Nor can the “Ketonet pasim,” the multicolored robe that Yaacov had given Yosef, be considered a motive for the brothers to wish to assassinate him. It is necessary, perhaps, to return to the theme of the birthright that had caused confrontations within the patriarchal family. Although Yosef performed the duties of a pastor with the sons of Lea, one of the legitimate wives of the patriarch, he spent leisure hours with the children of the concubines in a kind of electoral campaign to be accepted in the leadership, the birthright. 

It is clear that Jacob had a preference for Yosef, the firstborn of his beloved wife, Rachel, over Reuven, the firstborn of his “hated” wife, Leah. Therefore, the “Ketonet pasim” was not seen only as a generous gift but as the “mantle of command” that Jacob imposed on Yosef.

Probably, the coup de grace was the dreams of the greatness of Yosef, who placed himself at the center of the universe with the sun, moon, and stars prostrating before him. A dream that even bothered the father but, at the same time, caused interest and anxiety to see if it would materialize. 

In Egypt, Yosef demonstrated that he did indeed have leadership qualities by ascending from slavery to a very high position in Pharaoh’s court. He demonstrated managerial skills that included social discrimination against the Egyptians who did not sit to break bread with him. Yosef was admired because he solved the food problem of the population during the years of famine.

The story of Yaacov and his sons differs from previous generations because the conflict between the brothers does not end in banishment or murder. It ends in reconciliation. The brothers’ trips to buy food in Egypt serve as a stage for the progressive rapprochement between them, the recognition of the guilt of the perpetrators, and the eventual forgiveness of the aggrieved.

However, with the will of Yaacov and the proven efficiency and gift of command of Yosef, the development of events will lead to the birthright as a right of leadership. Yosef will receive the birthright as an inheritance, and he will receive a double portion because each of his sons, Efrayim and Menashe will beget a separate tribe, but the birthright in its commanding characteristic, will be given to Yehuda, the fourth son of Lea, who eventually gains the trust of all the brothers, as will be seen in the later chapters of the Tora.

RESPUESTAS A LAS CIRCUNSTANCIA

VAYISHLAJ_GÉNESIS XXXII:4-XXXVI:43

La narrativa de la Torá describe la competencia entre los actores de la historia, especialmente dentro del seno de la familia. Ya en Bereshit, tropezamos con la rivalidad entre Kayin y Hével, rivalidad cuya esencia no está reseñada. De acuerdo con el Midrash, ambos eran poseedores de tierras y ganado. Cada uno quería que el futuro Beit HaMikdash fuera construido en su parcela y por ello se dio la contienda a muerte. 

La competencia adquiere una modalidad diferente en el caso de Avraham y Lot, su sobrino. Esta vez, el problema tiene un carácter económico, porque el cuantioso ganado de ambos –con el requerimiento de un pasto suficiente– les impide permanecer juntos y deciden separarse. Lot opta por unos valles fértiles, no obstante que sus habitantes tienen una conducta inmoral. Allí estaban las ciudades de Sedom y Amorá. Los hijos de Avraham tienen personalidades muy diferentes y no pueden convivir bajo el mismo techo. La esposa Sará se asegura de que su hijo Yitsjak no comparta el hogar con Yishmael, hijo de la concubina Hagar, e insta a que se le exile del hogar paterno.

En este mismo sentido encontramos que Yaacov y Esav tampoco pueden compartir el hogar paterno. Son dos individuos diferentes. Esav es un hombre del campo y Yaacov es un joven introvertido y estudioso. En este caso, los personajes dejan de tener un carácter lineal y simple, se da comienzo a la complejidad. Esav es un cazador, hombre del campo, sin embargo, es muy respetuoso de los padres y permanece en el hogar paterno, mientras Yaacov huye y se refugia en el hogar de su tío Laván

¿Por qué tuvo que abandonar la tierra de Canaán? Porque Yaacov es un personaje que tiene que resolver conflictos internos. Utilizó el engaño para obtener la bendición paterna, hecho que produjo la ira de su hermano primogénito Esav quien, como venganza, expresó la intención de asesinarlo. Con intento didáctico, la Torá relata que Yaacov fue el blanco del engaño también, pero a manos de su tío Laván, maestro del embuste de acuerdo con los Jajamim. Aunque enamorado de Rajel, a través de una artimaña se encontró casado con la odiada Leá, la hermana de Rajel. Para un mayor énfasis didáctico, Leá da a luz a seis hijos, hecho muy apreciado e importante en una sociedad agrícola, mientras que su amada Rajel tiene dificultades para concebir.

 Después de dos décadas de ausencia, Yaacov decide regresar a la tierra ancestral, pero sabe que tendrá que enfrentar primero la ira de su hermano Esav, no obstante, el lapso transcurrido. En el encuentro filial, Esav da una muestra de hermandad, abraza a Yaacov y lo invita a compartir las bondades de la Tierra Prometida. Pero en un revivir del episodio entre Avraham y Lot, la abundancia del ganado y los bienes de ambos les impide compartir la misma tierra. Yaacov le había brindado un sinnúmero de piezas de ganado a Esav, quien ahora necesita una expansión significativa de sus campos, donde otros rebaños no competirán por el mismo sustento. En el desenlace de los episodios mencionados sale a relucir una diferencia importante acerca de los valores de estos personajes. 

Kayin está dispuesto a solucionar el problema, incluso a través del asesinato de su hermano, porque piensa que por ser el primogénito debería tener la primera opción para la ubicación de la futura Casa de Dios en su territorio. Yishmael se siente rechazado por Avraham y no intenta la reconciliación porque su orgullo ha sido vulnerado. Es un cazador y un hombre del campo, que sólo retorna al hogar paterno después de la muerte del patriarca para participaren su entierro.

Esav permanece al lado de sus padres, especialmente durante el largo período de ausencia de su hermano mellizo Yaacov. Pero por motivos netamente materiales abandona la Tierra Prometida y se radica en Seir, que es la tierra de Edom

La continuidad del judaísmo no podía depender de personajes que en momentos críticos estuvieran dispuestos a tomar un rumbo diferente para responder a situaciones circunstanciales. Las enseñanzas de los patriarcas tenían que ser interiorizadas con profundidad para que sus descendientes no se desviaran del sendero trazado, incluso bajo las circunstancias más adversas. Tal vez ese es el mensaje que los Jajamim desean destacar en su interpretación del versículo: Im Laván Garti, “residí con Laván”. Señalan que la palabra Garti es equivalente al vocablo Taryag. Son las mismas letras hebreas, pero en un orden diferente. La moraleja es que incluso en el hogar de Laván, Yaacov no olvidó las Taryag Mitsvot, las 613 ordenanzas que la Torá comprenderá. Su comportamiento fue acorde a las enseñanzas de Yitsjak.

MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARSHÁ

CONTIENE 1 PROHIBICIÓN 

  1. Génesis 32:33 No ingerir el nervio ciático (guid hanashé

RESPONSES TO CIRCUMSTANCES

The Tora narrative describes the competition between the individuals of the story, especially within the family. Already in Bereshit, we stumbled upon the rivalry between Kayin and Hevel, whose essence is not outlined. According to the Midrash, both were owners of land and livestock. Each one wanted the future Beit HaMikdash to be built on his plot, and because of it, a fight to the death took place. 

The competition takes on a different form in the case of Avraham and his nephew Lot. This time, the problem has an economical ingredient because the size of their herds – with the requirement of sufficient pasture – prevents them from staying together, and they decide to separate. Lot opts for fertile valleys, despite its inhabitants exhibiting immoral behavior. We refer to the cities of Sedom and Amora

Avraham’s children have different personalities and cannot grow under the same roof. His wife Sara wants to make sure that her son Yitschak does not share the home with Yishmael, son of the concubine Hagar, and urges that they be exiled from the parental home.

In this same sense, we find that Yaacov and Esav cannot share the parental home either. They are two different individuals. Esav is a hunter, and Yaacov is an introverted and studious young man. In this case, the characters cease to have a linear and simple character, and complexity begins. Esav is a hunter, a man of the field; however, he is very respectful of the parents and remains in the paternal home, while Yaacov flees and takes refuge in the home of his uncle Lavan

Why did he have to leave the land of Canaan? Because Yaacov has to resolve internal conflicts. He used deception to obtain his father’s blessing, a fact that produced the wrath of his firstborn brother Esav who, as revenge, expressed the intention to assassinate him. With didactic intent, the Tora relates that Yaacov was the target of deception as well, but at the hands of his uncle Lavan, a master of deception according to the Chachamim. Although in love with Rachel, through a ruse, he found himself married to the not loved Le’a, Rachel’s sister. For a greater didactic emphasis, Le’a gives birth to six children, a highly regarded and important fact in an agricultural society, while his beloved Rachel has difficulty conceiving.

After two decades of absence, Yaacov decides to return to the ancestral land but knows that he will have to face the wrath of his brother Esav first after a long absence. In the filial meeting, Esav shows his brotherhood, embraces Yaacov, and invites him to share the benefits of the Promised Land. But in a revival of the episode between Avraham and Lot, the abundance of their cattle and goods prevents them from sharing the same land. Yaacov gives Esav a sizable herd, and he now needs a significant expansion of his fields, where other herds will not compete for the same sustenance. In the outcome of the aforementioned episodes, an important difference in the values of these characters comes to light. For Esav, the material is all-important, and for Yaacov, the spirit is foremost.

Kayin is willing to solve the problem, even by murdering his brother, because he thinks that as the firstborn, he should have the first choice for the location of the future House of God in his territory.  Yishmael feels rejected by Avraham and does not attempt reconciliation because his pride has been violated. He is a hunter and a man of the field who only returns to his father’s home after the death of the patriarch to participate in his burial.

Esav remains by his parents’ side, especially during the long absence of his twin brother Yaakov. But for purely material reasons, he leaves the Promised Land and settles in Seir, which is the land of Edom

The continuity of Judaism could not depend on individuals who were willing to take a different course to respond to circumstantial situations at critical moments. The teachings of the patriarchs had to be deeply internalized so that their descendants would not deviate from the path traced, even under the most adverse circumstances. Perhaps that is the message the Chachamim wish to emphasize in their interpretation of the verse:  Im Lavan Garti, “I resided with Lavan.” They point out that the word Garti is numerically equivalent to Taryag. They are the same Hebrew letters but in a different order. The moral is that even in Lavan’s home, Yaacov did not forget the Taryag Mitzvot, the 613 ordinances of the Tora. His behavior followed the teachings of Yitschak.

MITZVAH: TORA ORDINANCE IN THIS PARSHA

CONTAINS 1 PROHIBITION

  1. Genesis 32:33 Do not ingest the sciatic nerve (guid hanashe))

SINGULARITIES AMONG THE PATRIARCHS

VAYETSE_GENESIS XXVIII:10-XXXII:3

The account of the different aspects of the life of the patriarchs also documents the development of the history of the Hebrew people. An additional reason why, in the central prayer, the Amidah, the Chachamim insisted on separating the individual notion of Divinity from each of these patriarchs. Instead of stating the God of Avraham, Yitschak, and Yaacov, the text reads:  the God of Avraham, the God of Yitschak, and the God of Yaacov, because each of the patriarchs had different experiences and their relationship with the Creator was individual.    

Genesis relates that God was always at Avraham’s side to direct his activities and protect him when necessary. From the first instruction to leave the parental home, Avraham becomes a traveler whom God never abandons and protects from all dangers. Even the severe test of tying his son Yitschak to an altar to turn him into a human offering has a happy ending. At the critical moment, the Creator sends an angel to prevent the sacrifice and thus announces to humanity that the one God did not desire human sacrifice. 

Moreover, God’s revelation to humanity will have the opposite purpose: to promote life and understanding among human beings. God protects Avraham from the designs of Pharaoh who wants to seduce Sara and does the same in the case of King Avimelech. God sends an angel to save Lot and his family. He cures Avraham of the circumcision surgery and causes Sara to miraculously become pregnant at the age of ninety, to ensure the biological continuity of the patriarch.

The case of Yitschak is different because he is not proactive, he does not travel, and he never leaves the land of Israel. Just as Avraham allows Yishmael, son of the concubine Hagar, to be banished, Yitschak allows Yaacov to receive the spiritual inheritance, even though he was not the firstborn son. In both cases, their respective wives Sara and Rivka become the decisive factor in deciding the future development of events.

The Jewish people are called B’nai Israel, because the third patriarch Yaacov (Israel is the name he receives as a result of the struggle he had with the protective angel of Esav), becomes the mold that will serve as a model for their descendants, the Hebrew people. 

Where is God during the drama unfolding among the sons of Yaacov that resulted in Egyptian slavery? God never informs Yaacov – during his long years of grief over the disappearance of his favorite son – what his fate had been. The life of the third patriarch begins a partial withdrawal from God’s intervention so that human beings take direct responsibility for their actions.

The narrative of the Hebrew people parallels God’s progressive absence from History. On Mount Sinai the people receive the fundamental document for coexistence, the Tora, as the manifest will of God. It contains the “secret” of life, what kinds of behavior lead to possible harmony and understanding, emotional development, and spiritual growth.

While Avraham and Yitschak allowed children to be excluded from the spiritual heritage, Yaacov recognized the sons of concubines as authentic parents of tribes that would make up the Hebrew people. Notwithstanding, the quarrels, grudges, hatred, and envy between the brothers, the story concludes with the understanding between the rivals when the goal is defined, and the purpose is clarified: the construction of a people that will raise the message of monotheism for the rest of Humanity. 

While God orders the transfer of Avraham and the residence of Yitschak, the case of Yaacov is one of constant confrontation. It is about the vicissitudes of family life, and the struggle against a hostile environment. It should come as no surprise that more than half of Bereshit is related to Yaacov’s life, his experiences, and the responses he gave to different situations, to the adversity to which he was subjected. In an imperfect world, he had to use half-truths in some cases, without ever losing the horizon: the construction of a people that must house the diversity represented by the individual character of its children, who must be united in their fundamental task: the propagation of the notion of the unity of God, father of all humanity.

SINGULARIDADES ENTRE LOS PATRIARCAS

VAYETSÉ_GÉNESIS XXVIII:10-XXXII:3

El relato de los diferentes aspectos de la vida de los patriarcas también documenta el desarrollo de la historia del pueblo hebreo. Razón adicional para que, en la oración central, la Amidá, los jajamim insistieran en separar la noción individual de la Divinidad de cada uno de estos patriarcas. En lugar de afirmar el Dios de Avraham, Yitsjak y Yaacov, el texto reza: el Dios de Avraham, el Dios de Yitsjak y el Dios de Yaacov, porque cada uno de los patriarcas tuvo experiencias diferentes y su relación con el Creador fue de carácter individual.

El Génesis relata que Dios siempre estuvo al lado de Avraham para dirigir sus actividades y protegerlo cuando era necesario. Desde el primer instructivo de abandonar el hogar paterno, Avraham se convierte en un viajero a quien Dios nunca abandona, sino que protege de todos los peligros. Incluido la severa prueba de atar a su hijo Yitsjak sobre un altar para convertirlo en una ofrenda humana tiene un final feliz. En el momento crítico, el Creador envía un ángel para que impida el sacrificio y para de esa manera se pueda anunciar a la Humanidad que el Dios único no deseaba el sacrificio humano. 

Más aún, la revelación de Dios a la Humanidad tendrá el propósito opuesto: promover la vida y el entendimiento entre los seres humanos. Dios protege a Avraham de los designios del faraón que quiere esposar a Sará y hace lo mismo en el caso del rey Avimélej. Envía un ángel para salvar a Lot y su familia. Cura a Avraham de la circuncisión y propicia que Sará milagrosamente quede embarazada a la edad de noventa años, para asegurar la continuidad biológica del patriarca.

El caso de Yitsjak es diferente porque no es proactivo, no viaja, nunca abandona la tierra de Israel. Tal como Avraham permite que se destierre a Yishmael, hijo de la concubina Hagar, Yitsjak permite que Yaacov reciba la herencia espiritual, no obstante que no era el hijo primogénito. En ambos casos, sus respectivas esposas Sará y Rivká se convierten en el factor decisivo para decidir el futuro desenvolvimiento de los acontecimientos.

El pueblo judío se denomina Benei Israel, porque es el tercer patriarca Yaacov (Israel es el nombre que recibe a raíz de la lucha que sostiene con el ángel protector de Esav), quien se convierte en el molde que servirá de modelo para su descendencia, la cual será el pueblo hebreo. 

¿Dónde está Dios durante el drama que se desarrolla entre los hijos de Yaacov que resultó en la esclavitud egipcia? Dios nunca informa a Yaacov –durante sus largos años de dolor por la desaparición de su hijo preferido– cuál había sido su suerte. La vida del tercer patriarca da inicio a un retiro parcial de Dios para que los seres humanos asuman la responsabilidad directa de sus acciones.

La narrativa del pueblo hebreo es paralela a la ausencia progresiva de Dios de la historia. En el monte Sinai el pueblo recibe el “récipe”, un documento fundamental para la convivencia. La Torá, como la manifiesta voluntad de Dios, contiene el “secreto” de la vida, cuál es el comportamiento que conduce a la posible armonía y al entendimiento, al desarrollo emocional y al crecimiento espiritual.

Mientras que Avraham y Yitsjak permitieron que se excluyera a hijos de la herencia espiritual, Yaacov reconoció a los hijos de las concubinas como padres auténticos de tribus que conformarían el pueblo hebreo. No obstante, las riñas y rencores, los odios y la envidia entre los hermanos, la historia concluye con el entendimiento entre los rivales cuando se define la meta, cuando el propósito se aclara: la construcción de un pueblo que enarbolará el mensaje del monoteísmo para el resto de la Humanidad. 

Mientras que Dios ordena el traslado a Avraham y la residencia a Yitsjak, el caso de Yaacov es la constante confrontación de las vicisitudes de la vida familiar, la lucha contra un medio hostil. No debe sorprender que más de la mitad de Bereshit esté relacionado con la vida de Yaacov, sus experiencias y las respuestas que dio a las diferentes situaciones, a la adversidad a a que fue sometido. En un mundo imperfecto tuvo que utilizarlas medias verdades en algunos casos, sin perder nunca el horizonte: la construcción de un pueblo que debe albergarla diversidad representada por el carácter individual de sus hijos, quienes, sin embargo, deben estar unidos en su cometido fundamental: la propagación de la noción de la unidad de Dios, padre de toda la Humanidad.

HECHOS CUESTIONABLES

TOLEDOT_GÉNESIS XXV:19-XXVIII:9

Acertadamente, muchos señalan que la Torá no esconde los errores de sus actores, los héroes son descritos con sus fortalezas y debilidades de carácter. Este hecho apunta hacia la autenticidad del texto sagrado, aun para aquellos que consideran que es un documento producido por humanos. 

Por ejemplo, la conducta de los patriarcas no es siempre impecable. Avraham, por insistencia de su esposa Sará, expulsa del hogar a su concubina Hagar con su hijo Yishmael, hecho de cuestionable moralidad. Mientras que, en nuestros capítulos, Rivká, esposa del segundo patriarca Yitsjak, “manipula” a su hijo Yaacov y cubre parte de su cuerpo con pieles para hacerse pasar por su hermano gemelo Esav ante el anciano y casi ciego padre. Cuando es confrontado por su primogénito Esav para que también le otorgue la bendición, Yitsjak responde: “Bemirmá”, a través de un “engaño”, tu hermano Yaacov la arrebató.

Las intrigas que se tejerán entre los hijos del tercer patriarca tendrán una profunda raíz en su personalidad. Así lo señalan los exégetas, por ello Yaacov no podía protestar el trato que Yosef recibió a manos de sus hermanos. El rabino Yuval Cherlow profundiza nuestro cuestionamiento al señalar que, dado que la transmisión de la herencia espiritual de los patriarcas se produjo a través de una estratagema, este hecho pone en duda la legitimidad de la sucesión del patriarcado y la autenticidad de las raíces del judaísmo. Todo se hizo bemirmá

Es interesante por ello destacar que Onkelós, la traducción autorizada al arameo traduce esta palabra como Bejujmá, que quiere decir “con inteligencia”. O sea que no se trató de un engaño, sino un acto audaz para prevenir un desastre. ¿Acaso no había recibido Rivká el augurio de que el mayor serviría al menor? Ello quiere decir que Esav estaría subordinado a Yaacov, mensaje que recibió cuando todavía no había terminado el período del embarazo. 

Más aún, la bendición que Yaacov obtuvo inicialmente de su anciano padre se refería a la abundancia material que tendría, al hecho de que se enseñorearía por encima de otros y tendría la potestad de bendecir y maldecir. Pero la transmisión del patriarcado se produjo en una segunda oportunidad, cuando el padre se enteró de que Esav había decidido vengarse y, por lo tanto, consideró oportuno que Yaacov se ausentara del hogar paterno por un período prudencial. Esta vez, Yitsjak le instruyó que se dirigiera a Padán, donde podría casarse con una mujer perteneciente a la familia. Invocó a Dios para que le transmitiera la bendición de Avraham, a él y a su descendencia. En esta ocasión, vemos con claridad la bendición patriarcal de sucesión. 

En apariencia, Yitsjak reconoce conscientemente que el auténtico heredero, el eslabón de la continuidad, será Yaacov y no Esav. Este no es el único caso en el cual la conducta de los patriarcas puede ser cuestionable. ¿Acaso no le había exigido Avraham a Sará que dijera que era su hermana y no su esposa, cuando se vio obligado a descender a Egipto debido a la hambruna que reinó en la región? ¿Acaso no hizo algo similar en el caso del rey Avimélej, quien fue castigado por intentar el amor con Sará

Incluso, cuando Moshé se presentó ante el faraón para que permitiera que el pueblo hebreo saliera al desierto para “servir” a Dios por un período de tres días, ¿acaso su verdadera intención no era escapar totalmente de la esclavitud egipcia? Cherlow argumenta que tal vez la narrativa bíblica admite la viabilidad de la palabra ambigua cuando el propósito es correcto y justo. No olvidemos que nos encontramos en la época de la historia que es anterior a la entrega de la Torá con sus exigencias y normas específicas. 

Tal vez, en un principio se permitió cierta elasticidad de conducta y palabra a los héroes bíblicos, manera de actuar que debe contrastarse con el culto idólatra de la época. Efectivamente, el patriarca Avraham temía ser asesinado por los egipcios y que se apoderaran de su esposa Sará, cuya belleza es mencionada por primera vez. La falta de precisión de Avraham al llamar hermana a su esposa es entendible frente a la mencionada alternativa. Está claro que la sensibilidad moral y ética es un proceso que se fue acentuando e incrementando de acuerdo con las vivencias de los patriarcas, y que se normalizó y formalizó con la entrega de la Torá en el monte Sinaí.