BERESHIT

GÉNESIS I:1-VI:8

EL PACTO DIOS-HOMBRE

Cada lectura de los textos bíblicos es diferente. El texto es inmutable, el lector cambia. Por ello, el comienzo de un nuevo ciclo de la Torá constituye un hito en la evolución intelectual y espiritual del judío.

El reto de los primeros capítulos del Génesis no desaparece: es el desafío de quienes proponen que la Torá es en realidad un compuesto basado en textos primarios. Este hecho resalta con la repetición de la historia de la creación del universo porque, según algunos, representa una huella de los textos que sirvieron al supuesto autor o autores humanos de las Sagradas Escrituras.

Según muchos exégetas tradicionales, existe una razón didáctica para las dos versiones. Mientras que el primer capítulo constituye un relato general sobre los orígenes de lo que nos rodea, el segundo capítulo es específico: se concentra en la historia del hombre, quien es el punto de referencia terrenal de la creación y, en especial, su relación única con el Creador: sólo el ser humano puede entrar en una correspondencia mutua con Dios, un Brit, pacto, que establece obligaciones de parte y parte. 

La historia religiosa de la Humanidad se refiere a la estructura y condiciones de este Brit, las violaciones y los cumplimientos que invariablemente tienen que ver con ese “pacto” con Dios. Cuando la relación con Dios se fractura, encontramos la semilla de la destrucción, hecho que se ve incrementado con el proceso imparable de la globalización, que ha convertido al globo terráqueo en una aldea.

Los Jajamim estaban atentos a las dificultades textuales, por ello sostuvieron serias discusiones acerca de la inclusión de algunos textos en el compendio del Tanaj. En particular,

el libro de Ester presentó la gran interrogante: ¿acaso es posible insertar dentro de las Escrituras Sagrados un texto que no menciona el nombre de Dios? Tomaron una decisión

afirmativa debido a la frase: “kiyemú vekibelú hayehudim aleihem veal zaram veal kol hanilvim aleihem veló yaavor lihyot osim…”, “los judíos decidieron que ellos, su simiente ytodos los que se les unieran, continuasen observando escrupulosamenteconforme a lo establecido…”. 

El cumplimientode los instructivos de Ester y Mordejai a la poblaciónjudía fue el hecho decisivo para que el libro de Ester fueseincluido en el canon de la Biblia. Además de la crítica que sepuede efectuar con referencia al texto, se debe tomar encuenta la influencia que el escrito ha ejercido para corregir yperfeccionar la disposición y actitud moral de la sociedad.

El relato del Génesis es majestuoso. La creación no es el resultado de una colisión de voluntades entre dioses, o el producto de cataclismos en el cosmos. El mundo nace como expresión de la voluntad de Dios, quien con la expresión “Vayómer Elohim”, “Y Dios dijo”, colocó a la idea y al pensamiento por encima de cualquier actividad física. 

Bereshit enseña que hay propósito en la creación, no se trata de un universo en el cual reinan el caos y la incertidumbre, el capricho y el azar. Existe un creador y por lo tanto coexiste la finalidad y el designio.

La ubicación del hombre y de la mujer en el idílico Gan Eden muestra una naturaleza amiga que provee el fruto parael sustento. Cuando esta naturaleza se rebela puede seramaestrada o controlada, se puede hacer construcciones antisísmicas,por ejemplo. En cambio, quien hace peligrar, demanera sostenida, la existencia de la especie humana es elhombre mismo debido a su agresividad, cualidad probablementeindispensable para el crecimiento y el desarrollo, laevolución y el perfeccionamiento, pero que demanda unprecio altísimo. Por ello, la Torá exige que la conducta delhombre se rija por un conjunto de leyes que sabiamenteenseña el judaísmo, según una revelación directa del Creador que recibió en Sinai

Dios no podía abandonar su creación en manos de esos seres a quienes dotó con gran inteligencia y cuyo potencial puede tomar el rumbo de la construcción o de la destrucción. Para asegurar la supervivencia de la especie y de la naturaleza junto con la flora y fauna que posee, legisló la Mitsvá para asegurar un comportamiento que garantice Yemot HaMashíaj, una era de convivencia que no será una consecuencia de la Voluntad de Dios, sino que será el producto del convencimiento de su creación de última hora, en el sexto día: el ser humano.

MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARASHÁ

CONTIENE 1 MITSVÁ POSITIVA 

  1. Génesis I:28 Procread y multiplicaos (seres humanos)

BERESHIT

GENESIS I:1-VI:8

THE GOD-MAN COVENANT

Every reading of biblical texts is different. The text is immutable, the reader changes. Therefore, the beginning of a new cycle of the Torah constitutes a milestone in the intellectual and spiritual evolution of the Jew.

The challenge of the first chapters of Genesis does not disappear: it is the challenge of those who propose that the Torah is a composite based on primary texts. This fact stands out with the repetition of the story of the creation of the universe because, according to some, it represents an imprint of the texts that served the supposed human author or authors of the Holy Scriptures.

According to many traditional exegetes, there is a didactic reason for the two versions. While the first chapter constitutes a general account of the origins of what surrounds us, the second chapter is specific: it concentrates on the history of man, who is the earthly reference point of creation and his unique relationship with the Creator. Only the human being can enter into a mutual correspondence with God, a Brit, pact, which establishes obligations of both parties.

The religious history of mankind refers to the structure and conditions of this Brit, the violations and fulfillments that invariably have to do with that “covenant” with God. When the relationship with God is fractured, we find the seed of destruction, a fact that is increased by the unstoppable process of globalization, which has turned the globe into a village.

The Chachamim were attentive to textual difficulties, so they had serious discussions about the inclusion of some texts in the Tanach compendium. The book of Esther presented the great question: is it possible to insert into the Holy Scriptures a text that does not mention the name of God? They made an affirmative decision because of the phrase: “kiyemu vekibelu hayehudim aleihem ve’al zaram ve’al kol hanilvim aleihem velo ya’avor lihyot osim…“, “the Jews decided that they, their seed and all who joined them, should continue to observe scrupulously according to the established…”

The fulfillment of the instructions of Esther andMordechaito the Jewish population was the decisive fact for the book of Esther to  be included in the canon of the Bible. In addition to the criticism that can be made with reference to the text, one must take into account the influence that the writing has exerted to correct and perfect the disposition and moral attitude of society.

The Genesis account is majestic. Creation is not the result of a collision of wills between gods, or the product of cataclysms in the cosmos. The world was born as an expression of the will of God, who with the expression “Vayomer Elohim“, “And God said”, placed the idea and thought above any physical activity.

Bereshit teaches that there is purpose in creation, not a universe in which chaos and uncertainty, whim, and chance reign. There is a Creator and, therefore, purpose and design coexist.

The location of man and woman in idyllic Gan Eden shows a friendly nature that provides the fruit for sustenance. When this nature rebels it can be trained or controlled, anti-seismic constructions can be made, for example. On the other hand, the one who endangers, in a sustained manner, the existence of the human species is man himself due to his aggressiveness, a quality probably necessary for growth and development, evolution and improvement, but which demands a very high price. Therefore, the Torah demands that man’s conduct be governed by a set of Laws that Judaism wisely teaches, according to a direct revelation from the Creator that he received at Sinai.

God could not abandon his creation in the hands of those beings whom he endowed with great intelligence and whose potential can take the course of construction or destruction. To ensure the survival of the species and nature along with the flora and fauna it possesses, he legislated the Mitsvah to ensure a behavior that guarantees Yemot HaMoshiach, an era of coexistence that will not be a consequence of the Will of God but will be the product of the conviction of his last-minute creation, on the sixth day: the human being.

MITZVAH: ORDINANCE OF THE TORAH IN THIS PARSHA

CONTAINS 1 POSITIVE MITSVAH

  1. Genesis I:28 Procreate and multiply (human beings)

VEZOT HABERAJÁ

DEUTERONOMIO XXXII:1-XXXIV:12

LA MUERTE DE MOSHÉ

Los últimos 8 versículos de la Torá cuentan el proceso de la muerte de Moshé. “Y lo enterró en la depresión de la tierra de Moav, frente a Beit P’or, y hasta este día nadie sabe el lugar de su sepultura”, reza el texto bíblico. 

¿Quién enterró´a Moshé? Aparentemente, Dios se encargó de la sepultura y la falta de mención del lugar específico de su entierro probablemente pretendía evitar que este sitio se convirtiera en un lugar de veneración. Porque no es la figura de Moshé lo que debe ser recordado por encima de todo, sino la enseñanza que dejó, el contenido de la Torá que le fue comunicado directamente por Dios. Por ello, el texto de la Torá tiene mayor santidad que los restantes libros del Tanaj.

Moshé transcribió lo que Dios –con quien habló Panim el Panim, “cara a cara”– le dictó. Aunque hay quienes opinan que el mismo Moshé, inspirado por Dios, escribió las últimas líneas de la Torá que describen su muerte y entierro. De acuerdo con el Talmud los últimos versículos fueron escritos por Yehoshúa, el sucesor de Moshé en el liderazgo del pueblo. 

Yehoshúa escribió el Libro del Tanaj que porta su nombre y los últimos 8 versículos de la Torá, así lo afirma el Talmud en 2 ocasiones. Por ello, estos versículos no tienen la misma categoría que el resto del texto de la Torá. Forman una unidad aparte que debe ser leída completa. No se debe dividir la lectura entre varias personas.

El Talmud también menciona que Yajid Koré, el individuo puede leer estos versículos sin que sea necesaria la presencia de un Minyán, de acuerdo con Rambam. Esta norma sirve para diferenciar su grado de santidad con respecto al resto de la Torá. Tal vez estos versículos corresponden a la transición hacia la época de Yehoshúa, que iniciará la conquista de la Tierra Prometida, lugar donde se podrán cumplir a cabalidad todos los preceptos contenidos en la Torá.

Así se da por concluido el período de Moshé, para dar inicio a una nueva etapa en la historia del pueblo judío. Cabe destacar que estos capítulos no son leídos en un Shabat tal como las otras porciones semanales. En Israel existe una excepción, cuando Sheminí Atséret coincide con Shabat. Más aún, su lectura en Simjat Torá, fuera de Israel, al igual que en Sheminí Atséret en Israel, es seguida por la lectura del primer capítulo de Bereshit. La razón para no asignar un Shabat específico a la lectura pública de Vezot HaBerajá se deba tal vez al deseo de no identificar un día con la conclusión de la Torá, un texto que es inagotable. Cada lectura permite un nuevo entendimiento acerca de la naturaleza del hombre y su relación con Dios. 

Quienes sostienen que Moshé también escribió las últimas líneas de la Torá, posiblemente quieren transmitir la idea de que, no obstante, el contenido de estos versículos, el maestro del pueblo hebreo no murió. Al menos no partió de este mundo de la misma manera que otros seres mortales. 

Según el Midrash, la muerte de Moshé se produjo con un beso de Dios, que extrajo su Neshamá, su alma. Ya que filosóficamente es difícil que la persona demuestre su propia existencia, tal vez se puede apreciar la misma a través de la influencia que el individuo ejerce sobre otros. 

En los anales de la historia del pueblo judío ninguna persona se le puede comparar, tal como reza el texto “Veló kam naví od beIsrael”, nunca se erigió otro mensajero de Dios como Moshé. Sus enseñanzas y admoniciones continúan vigentes, incluso las que se denominan Halajá leMoshé MiSinai, las normas que no fueron escritas en el texto pero que Moshé logró transmitir verbalmente a sus fieles discípulos, hecho que se repitió a través de las edades. 

Moshé fue el maestro del pueblo hebreo, pero lo que realmente lo convirtió en Rebe fue el hecho de que tuvo Talmidim, discípulos que hasta el presente siguen sus instructivos y viven de acuerdo con las Mitsvot que transmitió directamente de acuerdo con la Voluntad de Dios y que están registradas por siempre en la Torá.

VEZOT HABERACHA

DEUTERONOMY XXXII:1-XXXIV:12

THE DEATH OF MOSES

The last 8 verses of the Torah tell the process of Moses’ death. “And he buried him in the depression of the land of Mo’av, opposite Beit P’or, and to this day no one knows the place of his burial,” reads the biblical text.

Who buried Moses? Apparently, God took care of the burial and the lack of mention of the specific place of his burial was probably intended to prevent this site from becoming a place of veneration. For it is not the figure of Moses that should be remembered above all else, but the teaching he left, the content of the Torah that was communicated to him directly by God. Therefore, the text of the Torah has greater sanctity than the other books of the Tanach.

Moses transcribed what God spoke with him Panim el Panim, “face to face“—dictated to him. Although there are those who believe that Moses himself, inspired by God, wrote the last lines of the Torah that describe his death and burial. According to the Talmud the last verses were written by Joshua, Mosessuccessorin the leadership of the people.

Joshua wrote the Book of Tanach that bears his name and the last 8 verses of the Torah, as stated by the Talmud on 2 occasions. Therefore, these verses do not have the same category as the rest of the Torah text. They form a separate unit that must be read in its entirety. The reading should not be divided among several people.

The Talmud also mentions that Yachid Koreh, the individual can read these verses without the presence of a Minyan, according to Rambam. This rule serves to differentiate their degree of holiness from the rest of the Torah. Perhaps these verses correspond to the transition to the time of Joshua, who will begin the conquest of the Promised Land, where all the precepts contained in the Torah can be fully fulfilled.

Thus, the period of Moses ends, to begin a new stage in the history of the Jewish people. It should be noted that these chapters are not read on a Shabbat like the other weekly portions. In Israel there is an exception, when Shemini Atseret coincides with Shabbat. Moreover, its reading on Simchat Torah, outside Israel, as well as on Shemini Atseret in Israel, is followed by the reading of the first chapter of Bereshit. The reason for not assigning a specific Shabbat to the public reading of Vezot HaBerachah isperhaps due to the desire not to identify one day with the conclusion of the Torah, a text that is inexhaustible. Each reading allows for a new understanding of man’s nature and relationship to God. 

Those who maintain that Moses also wrote the last lines of the Torah possibly want to convey the idea that, nevertheless, the content of these verses, the teacher of the Hebrew people did not die. At least he did not depart from this world in the same way as other mortal beings. 

According to the Midrash, Moses’ deathoccurred with a kiss from God, which drew out his Neshama, his soul. Since philosophically it is difficult for the person to prove his own existence, perhaps it can be appreciated through the influence that the individual exerts on others. 

In the annals of the history of the Jewish people no person can compare to him, as the text “Velo kam navi od beIsrael” says, no messenger of God was ever the equal of Moses. His teachings and admonitions are still valid, including those called Halacha leMoshe MiSinai, the rules that were not written in the text, but that Mosesmanaged to transmit verbally to his faithful disciples, a fact that was repeated through the ages.

Moses was the teacher of the Hebrew people, but what really made him Rebbe, a very special teacher, was the fact that he had Talmidim, disciples who to this day follow his instructions and live according to the Mitsvot that  he transmitted directly according to God’s Will and that are forever recorded in the Torah.

SHEMINÍ ATSÉRET

SIN SÍMBOLO O REPRESENTACIÓN

El mes Tishrei está lleno de festividades. Empieza con los Yamim Noraim, los 10 días de arrepentimiento y retorno a las raíces que son el tema fundamental de Rosh HaShaná y Yom Kipur. La celebración de Sucot empieza 5 días después y conmemora la protección Divina que tuvieron los hebreos durante el largo período de 40 años de travesía por el desierto. El último día de esta festividad, que en la Diáspora consiste en 2 días, se denomina Sheminí Atséret.

¿Cuál es la razón de esta celebración? Según el Midrash, Dios añora la compañía del pueblo hebreo y exclama: “Me es difícil despedirme de ustedes, permanezcan un día adicional”. El vocablo Atséret quiere decir “cierre” y la festividad viene a ser una especie de conclusión de 3 semanas de intensa celebración religiosa.

En el Talmud, la nomenclatura Atséret se utiliza para designar a la festividad Shavuot, que carece de fecha exacta. Se celebra 7 semanas después de Pésaj, de acuerdo con el instructivo del texto sagrado y, debido a esa imprecisión, existió una fuerte disputa entre los Perushim y Tsedukim de antaño. Los Tsedukim argumentaron que el conteo de las 7 semanas debe empezar el primer Shabat que ocurre durante Pésaj, mientras que los Perushim sostuvieron que la festividad se celebra siete semanas después del Segundo Día de Pésaj. Acatamos la segunda opinión. 

La designación Atséret para Shavuot implica que la festividad es una conclusión, y en este caso la referencia es a Pésaj. Si tomamos en cuenta que Shavuot es el aniversario de la entrega de la Torá, está claro que el cierre, la meta de la liberación egipcia que celebra Pésaj, es la entrega de la Torá, que servirá de norte espiritual al pueblo hebreo.

La libertad no podía desembocar en un libertinaje que condujera al caos y a la destrucción de la sociedad. Los derechos que la libertad y la independencia otorgan habían de tener un marco legal para canalizar la energía del pueblo y permitir su desarrollo social y espiritual. Por ello, la designación Atséret demuestra la relación entre estas 2 festividades.

¿Cuál es la relación entre Sheminí Atséret y las festividades que la preceden en Tishrei? Rosh HaShaná tiene como símbolo visible al Shofar, cuyo sonido tiene que ser traducido en un mensaje ético, un llamado a la teshuvá, el arrepentimiento por los errores y la firme decisión de evitar cometerlos en el futuro. En cambio, Yom Kipur no tiene representación alguna: debe ser un día de un contenido espiritual puro, no se puede permitir que algún símbolo enturbie u ofusque la pureza del día, su designio primario.

La festividad de Sucot, además de celebrar la protección divina de antaño también señala la época de la última cosecha del año, momento para agradecer las bondades de la naturaleza que tienen un origen divino. Por ello, el simbolismo de la Sucá –especie de choza utilizada en el Medio Oriente por los beduinos que se trasladan de lugar en lugar–y la utilización del Etrog y del Lulav con sus acompañantes, hojas del mirto y del sauce, aluden a la relación de la festividad con la agricultura y el cultivo.

No resulta difícil detectar una lección significativa en la instrucción bíblica que exige residir en una Sucá durante esta festividad. Enseña que el hogar no depende de la solidez de sus muros, ni del mobiliario lujoso. Hogar puede ser una simple choza cuando existe una relación de armonía y solidaridad entre sus integrantes. Amor y devoción, respeto y consideración, son los parámetros que promueven la felicidad de la familia que habita una casa que, de esa manera, se convierte en un hogar.

La celebración de Sheminí Atséret apunta al hecho de que, más allá de los simbolismos y sus interpretaciones, la energía y vitalidad del pueblo hebreo están basadas en su relación directa con el Creador, que manifestó su voluntad y formuló, mediante la Torá, cuál es el sendero que permite y estimula el crecimiento espiritual. Por ello tal vez se concluye el ciclo anual de lectura de la Torá en esta fecha, que en la diáspora se realiza el Segundo Día, denominado Simjat Torá. Sheminí Atséret concluye el ciclo de Tishrei sin un símbolo específico porque, tal vez, la relación entre hombre y Dios no puede ser resumida ni comprimida en un objeto: su naturaleza consiste en una exquisita mezcla de intelecto y sentimiento, que es particular y personal para cada individuo.

SHEMINI ATSERET

NO SYMBOL OR REPRESENTATION

The month Tishrei is full of festivities. Start with the Yamim Nora’im, the 10 days of repentance and return to the roots that are the fundamental theme of Rosh Hashanah and Yom Kippur. The celebration of Sukkot begins 5 days later and commemorates the Divine protection that the Hebrews had during the long period of 40 years of crossing the desert. The last day of this holiday, which in the Diaspora consists of 2 days, is called Shemini Atseret.

What is the reason for this celebration? Accordingto the Midrash, God longs for the company of the Hebrew people and exclaims: “It is difficult for me to say goodbye to you, stay an additional day.” The word Atseret means “closing” and the festivity comes to be a kind of conclusion of 3 weeks of intense religious celebration.

In the Talmud, the nomenclature Atseret is used to designate the holiday Shavuot, which lacks an exact date. It is celebrated 7 weeks after Pesach, according to the instructions of the biblical text and, due to that imprecision, there was a strong dispute between the Perushim and Tsedukim of yesteryear. The Tsedukim argued that the 7-week count should begin on the first Shabbat that occurs during Pesach, while the Perushim held that the holiday is celebrated seven weeks after theSecond Day of Pesach. We abide by the second opinion. 

The designation Atseret for Shavuot implies that the holiday is a conclusion, and in this case the reference is to Pesach. If we take into account that Shavuot is the anniversary of the giving of the Torah, it is clear that the closure, the goal of the Egyptian liberation that Pesach celebrates, is the giving of  the Torah, which will serve as a spiritual compass for the Hebrew people.

Freedom could not lead to debauchery that would lead to chaos and the destruction of society. The rights that freedom and independence grant had to have a legal framework to channel the energy of the people and allow their social and spiritual development. Therefore, the designation Atseret demonstrates the relationship between these 2 festivities.

What is the relationship between Shemini Atseret and the festivities that precede her on Tishrei? Rosh HaShanah has as its visible symbol the Shofar, whose sound must be translated into an ethical message, a call to Teshuvah, repentance for mistakes and a firm decision to avoid making them in the future. Yom Kippur, on the other hand, has no representation: it must be a day of pure spiritual content, no symbol can be allowed to cloud or obfuscate the purity of the day, its primary design.

The holiday of Sukkot, in addition to celebrating the divine protection of yesteryear, also marks the time of the last harvest of the year, a time to thank the goodness of nature that has a divine origin. Therefore, the symbolism of the Sukkah – a kind of hut used in the Middle East by Bedouins who move from place to place – and the use of the Etrog and Lulav withtheir companions, myrtle and willow leaves, allude to the relationship of the festival with agriculture and cultivation.

It is not difficult to detect a significant lesson in biblical instruction that requires residing in a Sukkah during this holiday. It teaches that the home does not depend on the solidity of its walls, nor on luxurious furniture. Home can be a simple hut when there is a relationship of harmony and solidarity among its members. Love and devotion, respect, and consideration, are the parameters that promote the happiness of the family that inhabits a house that, in this way, becomes a home.

The celebration of Shemini Atseret points to the fact that, beyond the symbolisms and their interpretations, the energy and vitality of the Hebrew people are based on their direct relationship with the Creator, who manifested His will and formulated, through the Torah, what is the path that allows and stimulates spiritual growth. That is perhaps the reason for the conclusion of the annual cycle of Torah reading on this date, which in the diaspora takes place on the Second Day, called Simchat Torah. Shemini Atseret concludes the Tishrei cyclewithout a specific symbol because, perhaps, the relationship between man and God cannot be summarized or compressed into an object: its nature consists of an exquisite mixture of intellect and feeling, which is particular and personal to everyone.

SUCOT

EL SENTIDO DUAL DE LA FESTIVIDAD

Una de las primeras tareas de quienes llegaron a la Luna fue verificar si el satélite de la Tierra mostraba algún vestigio de la presencia del agua. Incluso los dispositivos que fueron enviados a Marte tenían la tarea fundamental de comprobar si había agua en ese planeta. ¿Por qué el interés en este líquido? Porque es indispensable para el sustento de la vida, tal como la conocemos. El libro Shemot menciona que después de tres 3 en el desierto, los hebreos clamaron por agua, y de ese relato los Jajamim deducen que, para sobrevivir, el ser humano necesita beber agua con mayor periodicidad y frecuencia que ingerir alimentos. 

Durante Sucot, afirma la Mishná, el mundo es juzgado con referencia al agua, mientras que, en Pésaj, el juicio es referente a los granos. Por ello, dice Rabí Yehudá en nombre de Rabí Akivá: “¿Por qué nos ordena la Torá hacer una libación del agua en la festividad Sucot? El Santo, Bendito sea, dice: ‘Haced una libación ante Mí en la festividad, para que sean bendecidos con abundante lluvia durante el año”. 

De acuerdo con el Gaón de Vilna, el juicio de cada persona es completado en Hoshaná Rabá, incluyendo el destino del agua, que es sinónimo de vida eterna. Este concepto está reflejado en las oraciones Hoshanot que se recitan en Sucot, cuyo tema es el destino de los granos y el agua, la vegetación y el ser humano. Mientras que en Rosh HaShaná se realiza la inscripción en el ‘Libro de la Vida’ y en Yom Kipur se coloca el sello sobre esta inscripción, el destino final es completado durante Sucot, específicamente en HoShaná Rabá

También se puede deducir de la Mishná que hay otro momento para el juicio final anual de la persona. Hay quienes interpretan el dictamen acerca del juicio de los frutos del árbol que se realiza en Shavuot como una indicación de que también es el momento del juicio del hombre, a quien se identifica como un “árbol del campo”. En efecto, el Talmud califica a Shavuot como una especie de Rosh HaShaná.

No obstante, la mayoría opina que el dictamen final, el “kvitl” se otorga en HoShaná Rabá, fecha perteneciente a Sucot que, a su vez, es parte de los Shalosh Regalim, festividades que deben celebrarse en un marco de alegría. Más aún, la festividad de Sucot, en particular, recibe el instructivo vehayitá aj saméaj, “y estarás excesivamente alegre”. Está claro que la idea del juicio final anual y la alegría no son necesariamente compatibles. El juicio debería estar acompañado más bien de la solemnidad y la seriedad, tal como lo apuntáramos en otro breve ensayo.

El Maharal de Praga ofrece una interpretación novedosa. Sugiere que Sucot tiene una característica doble. Aunque se celebra en Tishrei, el mes de Rosh HaShaná y Yom Kipur, de tal manera que comparte el mes en el cual la persona es juzgada e incluso se determina el destino de las naciones; al mismo tiempo pertenece al grupo de festividades que tienen un sentido agrícola y contenido histórico. 

Mientras que Rosh HaShaná y Yom Kipur tienen un alcance universal que se manifiesta en su celebración de la creación del universo, el nacimiento de Adam, padre de la Humanidad; en cambio, las 3 festividades recuerdan momentos singulares de la historia del pueblo hebreo y por ello son de pertenencia nacional. 

Sucot es la única festividad que pertenece a ambos grupos y en ella está la dualidad: la seriedad del juicio y la alegría por la bondad de la naturaleza que, a través del agua, permite que la tierra esté cubierta de la flora y la fauna indispensables para el sustento. Incluso las 4 especies de Sucot: Lulav, Etrog, Hadás y Aravá son vistas como elementos que ofrecen juicios morales. El Lulav, la palmera, representa la rectitud necesaria en el comportamiento humano. El Etrog, por su forma recuerda al corazón, a la sinceridad que debe acompañar la acción. El Hadás –que tiene el perfil del ojo humano– enseña que se debe evitar la envidia que resulta por “ver” la abundancia en el granero del vecino, y la Aravá –que tiene la silueta del labio– enseña que el habla que se produce con los labios debe atenerse a los más altos principios morales para evitar la calumnia, que destruye con mayor efectividad que la agresión física.

El instructivo que distingue especialmente a Sucot que es la cabaña, la Sucá que debe servir de residencia durante los 8 días de la festividad; este mandamiento es interpretado como un simbolismo debido a la protección divina recibida durante la travesía por el desierto. Dios cubría con una nube de protección a los hebreos para protegerlos de los peligros del desierto, protección que fue una correspondencia divina al comportamiento moral del pueblo.

De manera que incluso la simbología ritual de Sucot está ligada a parámetros éticos, que claramente tienen que ver con el concepto básico de Teshuvá: arrepentimiento por errores cometidos y, sobre todo, la firme resolución de una conducta ética posterior.

Podríamos concluir que la dicotomía o el doble rol de Sucot es meramente virtual. El judaísmo enseña que la naturaleza responde a la conducta moral de la persona. La abundancia de los frutos y las generosas cosechas están íntimamente ligadas con la decencia y moralidad del ser humano. En el lenguaje contemporáneo se habla de ecología y del respeto que merece la naturaleza, que de alguna manera reacciona frente al abuso de los habitantes del planeta. La “excesiva” alegría de Sucot sólo puede producirse mediante la tranquilidad de la conciencia, el resultado del sentimiento íntimo y veraz de la integridad moral del comportamiento, especialmente en cuanto a la consideración por el prójimo y la solidaridad con el más necesitado.

SUKKOT

THE DUAL MEANING OF THE HOLIDAY

One of the first tasks of those who reached the Moon was to verify if the Earth’s satellite showed any vestige of the presence of water. Even the devices that were sent to Mars had the fundamental task of checking if there was water on that planet. Why the interest in this liquid? Because it is indispensable for the sustenance of life, as we know it. The book Shemot mentions that after three days in the desert, the Hebrews cried out for water, and from that account the Chachamim deduce that, to survive, the human being needs to drink water more regularly and frequently than eating food.

During Sukkot, the Mishnah states, the world is judged with reference to water, whereas, on Passover, judgment is concerning grains. Therefore, Rabbi Yehuda says in the name of Rabbi Akiva: “Why does the Torah command us to make a libation of water on the holiday Sukkot? The Holy One, Blessed be He, says, ‘Make a libation before Me on the feast, that you may be blessed with abundant rain during the year.’ 

According to the Gaon of Vilna, the judgment of each person is completed in Hoshana Rabbah, including the fate of water, which is synonymous with eternal life. This concept is reflected in the Hoshanot prayers recited on Sukkot, whose theme is the fate of grain and water, vegetation, and the human being. While on Rosh HaShanah the inscription is made in the ‘Book of Life’ and on Yom Kippur the seal is placed on this inscription, the destination is completed during Sukkot, specifically in Hoshana Rabbah.

It can also be deduced from the Mishnah that there is another time for a person’s annual final judgment. There are those who interpret the ruling on the judgment of the fruits of the tree on Shavuot as an indication that it is also the time of the judgment of man, who is identified as a “tree of the field.” In effect, the Talmud qualifies Shavuot as a kind of Rosh HaShanah.

However, most believe that the final ruling, the “kvitl” is given on Hoshana Rabbah, a date belonging to Sukkot, which, in turn, is part of the Shalosh Regalim, festivities that should be celebrated in a framework of joy. Moreover, the holiday of Sukkot, in particular, receives the instructive vehayita ach same’ach, “and you shall be exceedingly cheerful.” The idea of the annual final judgment and joy are not necessarily compatible. Rather, judgment should be accompanied by solemnity and seriousness, as we noted in another short essay.

The Maharal of Prague offers a novel interpretation. He suggests that Sukkot has a twofold characteristic. Although it is celebrated in Tishrei, the month of Rosh HaShanah and Yom Kippur, in such a way that it shares the month in which the person is judged and even the destiny of the nations is determined. At the same time, it belongs to the group of holidays that have an agricultural meaning and historical content. 

While Rosh Hashanah and Yom Kippur have a universal scope that is manifested in their celebration of the creation of the universe, the birth of Adam, father of Humanity; on the other hand, the 3 festivities recall singular moments in the history of the Hebrew people and, therefore, have a national message. 

Sukkot is the only holiday that belongs to both groups and in it is duality: the seriousness of judgment and joy for the goodness of nature through water, allows the earth to be covered with the flora and fauna indispensable for sustenance. Even the 4 species of Sukkot: Lulav, Etrog, Hadas and Arava are seen as offering moral judgments. The Lulav, the palm tree, represents the necessary rectitude in human behavior. The Etrog, by its form, reminds the heart, the sincerity that must accompany the action. The Hadas – which has the profile of the human eye – teaches that one should avoid envy that results from “seeing” abundance in the neighbor’s barn, and the Arava –  which has the silhouette of the lip – teaches that speech must adhere to the highest moral principles to avoid slander which destroys more effectively than physical aggression.

The instruction that especially distinguishes Sukkot which is the hut, the Sukkah that must serve as a residence during the 8 days of the festival. This commandment is interpreted as symbolic of the divine protection received during the journey through the desert. God covered the Hebrews with a cloud to protect them from the dangers of the desert, in direct correspondence to the moral behavior of the people.

So even the ritual symbology of Sukkot is tied to ethical parameters, which clearly have to do with the basic concept of Teshuvah: repentance for mistakes made and, above all, the firm resolution of subsequent ethical conduct.

We might conclude that the dichotomy or dual role of Sukkot is merely virtual. Judaism teaches that nature responds to a person’s moral conduct. The abundance of fruits and the bountiful harvests are intimately linked with the decency and morality of the human being. In contemporary language we talk about ecology and the respect that nature deserves, which in some way reacts to the abuse of the inhabitants of the planet. The “excessive” joy of Sukkot can only be brought about by tranquility of conscience, the result of an intimate and truthful feeling of the moral integrity of behavior, especially in regard to support for one’s neighbor and solidarity with the most needy.

HAAZINU

DEUTERONOMIO XXXII

LA CEREMONIA DE HAKHEL

El último versículo del capítulo anterior reza: “Moshé pronunció a los oídos de toda la congregación (kahal) de Israel las palabras de este canto hasta su conclusión”. El canto referido es el texto de nuestros capítulos: Haazinu. De acuerdo con el mencionado capítulo anterior, este canto tenía que ser leído cada 7 años durante la festividad de Sucot en una asamblea de todo el pueblo, reunión masiva denominada Hakhel, palabra relacionada con el vocablo kahal

Reunidos hombres, mujeres, niños y los extranjeros que residían con el pueblo de Israel, la lectura pública tenía el propósito de que (las mujeres) pudieran escuchar, (los hombres) lograran aprender y obtuvieran un mérito adicional por traer a las criaturas. La presencia de todo el pueblo servía para revivir la experiencia en el Monte Sinaí y se convertía en una especie de renovación del pacto, el Brit, entre Dios y pueblo: el pueblo servirá al Dios único y Dios protegerá a Su pueblo. Esta revelación Divina también es designada como Yom HaKahal, el día de la asamblea y de allí también la designación de Hakhel.

Yehudá Zoldan, de la Midrashá para mujeres de la Universidad Bar Ilán, hace recordar que en el Talmud hay una mención de tal celebración durante el período del Primer Beit HaMikdash durante el reino de Rejovoham, y otra celebración en la época del Segundo Beit HaMikdash dirigida por el rey Agripas. Después de la destrucción del Beit HaMikdash esta celebración quedó en desuso y por alguna razón, los Jajamim no ordenaron que se celebrara como un recordatorio de la práctica anterior. Es posible que después del establecimiento de la lectura semanal de la Torá, esta convocación cada 7 años careciera de la urgencia inicial.

Leemos el libro de Kohélet durante Shabat Jol HaMoed Sucot porque, según el Talmud, este libro era leído durante la ceremonia Hakhel que se realizaba durante la festividad de Sucot. Está claro que la nomenclatura Kohélet está relacionada con el vocablo Hakhel. Se sugiere que la lectura de Kohélet durante esta ceremonia de gran significación, además de su contenido ético, sirvió para apuntalar su carácter espiritual y justificar su inclusión en el canon del Tanaj.

Los versos de Haazinu empiezan invocando al cielo y ala tierra como testigos eternos de la relación del hombre y Dios, elementos que recuerdan los primeros versículos de Bereshit que describen la creación del cielo y la tierra. Manifiestan la cercanía de Moshé a ambos elementos que a su vez sintetiza una enseñanza básica del judaísmo que se refleja en el famoso sueño de Yaacov de la escalera que une ala tierra con el cielo. 

El judaísmo es una enseñanza de carácter espiritual que no niega el valor de lo que es terrenal, a su vez simbolizado por el ingrediente carnal y espiritual del ser humano. Los Jajamim encuentran el origen de bendecir a Dios, agradecerle por las numerosas bondades que brinda, en uno de los versículos, mientras que un segundo destaca que Dios siempre actúa con el patrón de justicia. El texto hace una relación entre las diferentes generaciones y subraya el rol de maestro del padre y del anciano. Pero sobre todo está la protección Divina, tal como un águila que cuida a su nido y carga a sus polluelos sobre sus alas.

La abundancia, apunta el texto, conlleva a la rebelión y conduce a la adoración de dioses extraños que, cada generación probablemente sustituye por las tentaciones de la época. El resultado es el ocultamiento de Dios, quien desaparece del escenario de la historia y permite que surja la perversidad y el mal. En nuestros días, un destacado líder espiritual israelí sugirió que el Holocausto probablemente es una consecuencia de las faltas cometidas por la gente de la época.

Esta afirmación produjo una reacción enérgica de protesta, especialmente si se toma en cuenta el fervor religioso de la gran mayoría de quienes fueron vilmente torturados y aniquilados. A fin de cuentas, continúa el texto, Aní amit vajayé, majatsti vaaní erpá, “Soy (yo) Dios quien envía a la muerte y quien otorga la vida, quien hiere y quien cura”, afirmación que está envuelta en el misterio de la justicia Divina, muchas veces incomprensible para el individuo.

La ceremonia de Hakhel servía para renovar la experiencia en el Monte Sinaí y al mismo tiempo hacer recordar las bases sobre las cuales descansa la fe y la manera de vivir que el judaísmo predica.

HA’AZINU

DEUTERONOMY XXXII

THE HAKHEL CEREMONY

The last verse of the previous chapter reads: “Moses spoke to the ears of the entire congregation (Kahal) of Israel the words of this song to its conclusion.” The song referred to is the text of our chapters: Ha’azinu. According to the previous chapter, this song had to be read every 7 years during the festival of Sukkot in an assembly of all the people, a mass gathering called Hakhel, a word related to the word Kahal.

Gathered the men, women, children, and foreigners who resided with the people of Israel, the public reading was intended that (women) could listen, (men) could learn and get additional merit for bringing the very young. The presence of all the people served to relive the experience at Mount Sinai and became a kind of renewal of the covenant, the Brit, between God and people: the people will serve the one God and God will protect His people. This Divine revelation is also designated as Yom HaKahal, the day of the assembly and hence also the designation of Hakhel.

Yehuda Zoldan, of theMidrasha (Academy) for Women of Bar Ilan University, recalls that the Talmud mentions suchacelebration during the period of the First Beit HaMikdash during the reign of Rechovoham, and another celebration at the time of the Second Beit HaMikdash led by King Agrippas. After the destruction of the Beit HaMikdash this celebration fell into disuse and for some reason, the Chachamim did not order it to be celebrated as a reminder of the previous practice. It is possible that after the establishment of the weekly Torah reading, this convocation every 7 years lacked the initial urgency.

We read the book of Kohelet during Shabbat Chol HaMoed Sukkot because, according to the Talmud, this book was readduring the Hakhel ceremony that took place during the holiday of Sukkot. The nomenclature Kohelet is related to the word Hakhel. It is suggested that the reading of Kohelet during this ceremony is of great significance, because in addition to its ethical content, it served to underpin its spiritual character and justify its inclusion in the Tanach (Bible) canon.

Ha’azinu’s verses begin by invoking heaven and earth as eternal witnesses to the relationship of man and God, elements reminiscent of the first verses of Bereshit describing the creation of heaven and earth. They manifest Moses’ closeness to both elements which in turn synthesizes a basic teaching of Judaism that is reflected in Yaakov’s famous dream of the ladder linking earth to heaven.

While Judaism is of a spiritual nature, it does not deny the value of what is earthly, in turn symbolized by the carnal and spiritual ingredient of the human being. The Chachamim find the origin of blessing God, thanking Him for the many kindnesses He provides, in one of the verses, while a second emphasizes that God always acts with justice. The text makes a relationship between the different generations and emphasizes the role of teacher of the father and the elder. But above all there is Divine protection, such as an eagle that guards its nest and carries its chicks on its wings.

Abundance, the text points out, leads to rebellion and leads to the worship of strange gods that, each generation, probably substitutes for the temptations of their time. The result is the concealment of God, who disappears from the stage of History and allows wickedness and evil to arise. In our day, a prominent Israeli spiritual leader suggested that the Holocaust is probably a consequence of the faults committed by the people of that time. This statement produced a strong reaction of protest, especially if one considers the religious fervor of the vast majority of those who were vilely tortured and annihilated.

Toward the end, the text continues, Ani amit vachaye, machatsti va’ani erpa, “It is (I) God who sends death and who grants life, who wounds and who heals”, an affirmation that is wrapped in the mystery of Divine justice, often incomprehensible to the individual.

The Hakhel ceremony served to renew the experience at Mount Sinai and at the same time to remind us of the foundations on which the faith rests and the way of life that Judaism preaches.