El instructivo acerca de la pará adumá, la vaca bermeja, abre el texto semanal. Se ha señalado la incoherencia de esta mitsvá: mientras que la persona que se encuentra en un estado de impureza espiritual logra dominar esta contaminación mediante una poción que incluye las cenizas de la pará adumá, el kohén que prepara la poción adquiere tumá, la impureza espiritual, como si se tratara de un proceso de transferencia.
Debido a la aparente incoherencia, esta norma es considerada un jok, perteneciente a las ordenanzas que no tienen una explicación lógica: un dictamen divino cuya lógica escapa al raciocinio humano. A pesar de la aparente dificultad, algunos señalan una posible similitud con el psiquiatra que puede sufrir el contagio de los problemas emocionales de su paciente.
Otro episodio del texto semanal se refiere al intento del pueblo hebreo de atravesar el reino de Edom durante sus viajes por el desierto, rumbo a la Tierra Prometida. Siendo los pobladores de Edom los descendientes de Esav, recordamos apropiadamente el encuentro entre Yaacov y su hermano
Esav después del lapso de unos veinte años. El profesor israelí Yonah Bar-Maoz destaca que, en ambos casos, el resultado es similar: Esav y Yaacov continúan por senderos separados y, en nuestro texto, Edom no le permite el libre paso por sus tierras al pueblo hebreo. Desde un principio, Yaacov y sus descendientes transitan por diferentes lugares, mientras que Esav y su gente permanece en el mismo lugar con la estabilidad que estimula y la fuerza que ello otorga.
En el caso de los hermanos, Yaacov envía a Esav muchos obsequios y entre ellos incluye centenares de animales de corral, para obtener la simpatía y el perdón del hermano por haber arrebatado la bendición paterna. Está claro que los numerosos presentes, al mismo tiempo, constituyen una demostración de riqueza y poder. A pesar del recogimiento y la humildad manifiesta de Yaacov, pues se arrodilló siete veces, Esav tendrá que reflexionar acerca de cualquier intención beligerante, porque tras los obsequios y el ganado debe haber un gran contingente de esclavos que defenderán a Yaacov.
Ninguna nación permitiría el paso de otro pueblo a través de sus tierras si existiese el peligro de un ataque traicionero que podría ser fatal. Incluso la promesa de no causar daño alguno y pagar por el consumo de agua y alimento es insuficiente debido al riesgo. ¿Por qué Moshé solicitó beneplácito para que el pueblo hebreo pasara por el territorio de Edom? Tal vez quería incluir en el transcurso de la petición que el pueblo hebreo había salido exitosamente de la esclavitud egipcia, aun cuando esa nación era la más poderosa de la región. Sin embargo, los egipcios no habían podido impedir la obtención de la libertad de los esclavos que habían contribuido a la construcción de sus grandes edificaciones.
Indudablemente, el propósito era que Edom tomara conciencia del poder de este pueblo y, por lo tanto, tendría que reflexionar seriamente y tomar en cuenta las probables consecuencias que se producirían si atacaran a los hebreos durante su tránsito por las cercanías del reino.
Para evitar la agresión es necesario tener una sociedad estable y firme, con suficiente energía y vigor para rechazar una acometida de donde provenga. Un ejemplo actual es la situación del Estado de Israel, que no está interesado en la conquista de territorios ajenos que no formaron parte de su legado histórico pero que, al mismo tiempo, debe tener el indispensable poderío militar para rechazar cualquier aventura temeraria que intente destruirlo.