MATOT_NÚMEROS XXX:2-XXXII:42 – MAS’EI_NÚMEROS XXXIII:1-XXXVI:13
Moshé había enfrentado numerosas rebeliones durante sus 40 años de liderazgo. El pueblo se había quejado por la falta de comida, agua y carne. En una ocasión se escuchó el murmullo del descontento, sin que se alegara alguna razón específica para ello. Era una reacción a la monotonía del desierto, por un lado, y por otro lado, estaban los peligros que acechaban a diario.
Obligados a enfrentar los reinos que no les permitieron el paso a través de sus tierras, también tuvieron que responder al reto de Bileam, el profeta gentil que, de acuerdo con el consejo que de los ancianos de Midyán, había sido contratado por Balak, rey de Moav. Según el comentario de Rashí, los dos pueblos eran adversarios, pero al hallarse ante un enemigo común, unieron esfuerzos para vencer el reto que significó la presencia del pueblo hebreo en la región.
Moshé respondió con energía y decisión para enfrentar al enemigo. Cuando la falta se debía a la debilidad espiritual del pueblo hebreo, su respuesta se traducía en una admonición y una advertencia, al mismo tiempo que defendía la integridad física del pueblo ante Dios para no permitir su destrucción por causa de la desobediencia. Moshé, el líder que supuestamente era muy estricto y severo, siempre fue fiel a su pueblo de manera afectiva y emocional.
En los capítulos de nuestra lectura, Moshé tiene que enfrentar con una situación novedosa. Las tribus de Reuvén y Gad, a las cuales se unió la mitad de la tribu de Menashé, decidieron permanecer en la orilla oriental del Yardén para establecer allí su campamento de residencia. Construyeron establos para sus animales y casas para sus mujeres e hijos. Afirmaron que estaban dispuestos a acompañar a sus hermanos en la conquista de las tierras ubicadas en la otra orilla del Yardén, para volver a reunirse con sus familias en el lado oriental del río.
Los exegetas toman nota del hecho de que construyeron primero los establos para los animales, anteponiendo de esta manera la seguridad económica al bienestar familiar. Obviamente, fueron cautivados por aquellas tierras que prometían un futuro material de abundancia, y su primera consideración fue canjear un desierto improductivo por un área donde visualizaron la construcción de un entorno estable y prometedor.
No estamos frente a una rebelión contra el mensaje Divino que había sido pronunciado en el monte Sinaí. Las tribus declaran su disposición de regir sus vidas de acuerdo con el pacto que los patriarcas habían establecido con Dios y, en conformidad con la Torá que había sido transmitida y enseñada por Moshé. Se trata de una secesión de carácter nacional, porque desean establecer un hogar aparte de las demás tribus.
El lazo histórico de una experiencia común de esclavitud y sufrimiento sería suplantado por el interés tribal y las necesidades personales. Moshé no estuvo de acuerdo. Instintivamente, sabía que la conducta de aquellas tribus era reprochable, pero no se había violado ninguna ley. En una sociedad que se conduce de acuerdo con un conjunto de reglas (que en el caso del judaísmo está contenido en la Torá), la forma como se juzga un comportamiento –que, no obstante, que permanece dentro del marco de la legalidad– es una señal de falta de lealtad con el destino del pueblo entero.
En siglos posteriores, las disidencias comenzaron por motivos religiosos, pero en el fondo siempre había un elemento de carácter nacional: la lucha por el poder de decisión. La rebelión de Kóraj que ostensiblemente se basó en un reto a los fallos religiosos de Moshé y Aharón, tenía como objetivo real el cuestionamiento de su liderazgo. Kóraj sentía que tenía igual derecho a una de las coronas del mando, que, en su opinión, habían usurpado 2 hermanos: Moshé y Aharón.
La decisión de estas tribus amenazaba con debilitar al colectivo, por el rompimiento de la unidad que sería inmediatamente percibido por los habitantes de la región. Esta escisión podía convertirse en un precedente peligroso. Efectivamente, después de la muerte del rey Shelomó, el reino fue dividido y, por ende, debilitado, para abrir un compás que facilitaría su eventual destrucción, primero por los asirios-babilonios y luego por los romanos. Siglos más tarde, el pueblo fue dividido por el movimiento reformista, que asumió su postura con argumentos teológicos. Pero no se puede escapar del hecho que esta división obedeció a otros intereses de carácter social y económico.
Sin embargo, la situación presente es diferente debido al establecimiento del moderno Estado de Israel, que ofrece un punto de referencia e intersección de propósitos que no había existido por milenios y que apunta a un renovado vigor, no obstante, las diferencias que siempre han caracterizado al pueblo judío como una manifestación de su compromiso ineludible con la libertad pensamiento y expresión.
MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARASHÁ
CONTIENE 1 MITSVÁ POSITIVA Y 1 PROHIBICIÓN
- Números 30:3 Ley sobre anular promesas
- Números 30:3 No incumplir una promesa
LA ACCIÓN TERRENAL Y LA INTENCIÓN CELESTIAL
En la víspera de la conquista de la Tierra Prometida, los dirigentes de las dos tribus, Reuvén y Gad, y de la mitad de otra adicional, Menashé, se acercaron a Moshé para solicitar se les permitiera permanecer en el lugar sin tener que cruzar el río Yardén. El argumento para la petición se basó en el hecho de que había abundante pasto en la región que proveería alimento para su ganado y por ello estaban dispuestos a permanecer allí.
Después de una reflexión, Moshé respondió que no era correcto que estas tribus abandonaran al resto del pueblo en esa hora crucial. Lo propio sería luchar por la conquista de la Tierra Prometida y luego retornar a ese lugar para asentarse sobre esas tierras. Las tribus construyeron casas provisorias para sus mujeres y niños, así como establos para su ganado y decidieron acompañar al resto de las filas del pueblo para cruzar el Yardén.
De alguna manera este episodio trae a memoria el momento de unas décadas atrás, cuando los exploradores regresaron de espiar la tierra y entregaron un informe negativo acerca del posible éxito de una conquista. El resultado fue que el pueblo no entró a la Tierra Prometida, porque de acuerdo con el informe, cualquier intento de conquista estaba destinado al fracaso.
Está claro que un elemento indispensable para el éxito es la confianza, y el informe de estos espías desterró este sentimiento. Es posible que el castigo de Moshé, que consistió en prohibirle que concluyera su misión con la conquista de Erets Israel, fuera una consecuencia del episodio de los Meraglim, aquellos exploradores que informaron que la tierra estaba habitada por gigantes y que sus ciudades eran inconquistables debido a sus fortificaciones.
Tal vez la osadía de las tribus de Reuvén, Gad y Menashé fue una consecuencia del castigo que recibió Moshé. Sabiendo que Moshé no entraría a la tierra, ¿cómo podría oponerse a que ellos tampoco lo hicieran? Además, con su presencia en la orilla oriental del Yardén, estarían ampliando la extensión de la Tierra Prometida. Consideraron que estaban actuando acordes con la promesa Divina y serían los primeros en poblar esa tierra.
Tal vez el mayor yerro de estas tribus que querían permanecer en la orilla oriental del Yardén fue que se preocuparon primero por las necesidades de su ganado, tal como hizo Lot, sobrino del patriarca Avraham, cuando escogió el valle fértil de Israel, no obstante, la conducta inmoral reinante entre los habitantes de la región. Los Jajamim apuntaron hacia este hecho, al señalar que el texto bíblico testimonia que primero construyeron corrales para el ganado antes de ocuparse de erigir casas para las mujeres y niños que dejarían detrás.
Desde un prisma humano, la intención es secundaria a la acción. Le importa probablemente poco al pobre, por ejemplo, saber cuál es la intención del donante, si éste anda tras el reconocimiento de la sociedad o actúa movido por la consideración de que es importante ayudar al pobre. Lo que es fundamental es la acción: la ayuda efectiva a quien la necesita en el momento. En muchísimas edificaciones en las grandes ciudades queda plasmado el nombre del donante. Los hospitales nunca podrían haberse desarrollado y ampliado sin la generosidad de algunos filántropos. Sin embargo, para los enfermos que se benefician de estas instalaciones, el nombre de la institución en nada afecta la efectividad de los servicios de salud que allí se dispensan.
En cambio, desde un prisma espiritual, desde el punto de vista Divino, la intención puede ser más importante quela acción. Rajmaná libá ba’i, la Torá desea la buena voluntad, valora la intención representada por la bondad del corazón. Mientras que en el mundo de los hombres y las mujeres prevalece la acción, en el ámbito espiritual, la Kavaná, la intención pura y desinteresada es el barómetro que mejor evalúa el mérito.
MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARASHÁ
CONTIENE 2 MITSVOT POSITIVAS Y 4 PROHIBICIONES
- Números 35:2 Proveer ciudades para los Levitas que también servían como Ciudades de Refugio.
- Números 35:12 No ejecutar una persona considerada culpable antes del juicio.
- Números 35:25 Obligar a la persona que mató sin intención a ir a una Ciudad de Refugio.
- Números 35:30 El testigo en un caso capital no puede juzgar el evento.
- Números 35:31 No aceptar un pago de redención para salvar a un asesino de la pena de Muerte.
- Números 35:32 No aceptar un pago de redención para liberar a una persona de tener que ir a una Ciudad de Refugio.