Una de las funciones principales de Yom Kipur es servir como un medio para la obtención de Tahará, la pureza espiritual.
El perdón de los pecados que produce Yom Kipur permite que la persona adquiera pureza, desde el prisma religioso.
Hacia el final de estos capítulos, la Torá exhorta Kemaasé Érets Mitsráyim asher yeshavtem ba, lo taasú, “no repitan las acciones que son propias de Egipto”, con lo cual advierte que los hebreos no deben portarse de acuerdo con la conducta egipcia, especialmente en lo que respecta a las relaciones sexuales. El texto continúa con una serie de prohibiciones sobre el incesto, que se define como las relaciones sexuales consanguíneas entre un hombre y su madre, hermana, nieta o tía. También se incluye como incestuosa la relación entre el hombre y la esposa de su padre, esposa de su hijo, cuñada. Adicionalmente están prohibidas las relaciones sexuales con una mujer y su hija, una mujer y su nieta, una mujer y su hermana. Todas estas relaciones se denominan Guilui arayot, “mostrar o destapar la desnudez”.
Aparentemente, estas prácticas eran comunes en Egipto y más aún en Canaán, mientras que una idea central en la Torá es la negación de la validez moral de los hábitos de estos pueblos. Esta conducta tiene antecedentes desde la época de Nóaj, cuando su hijo Jam observa la desnudez del padre y, según algunos exégetas, tiene relaciones homosexuales con el padre cuando éste estaba ebrio. De acuerdo con el texto bíblico, tanto Mitsráyim como Canaán eran descendientes de Jam. Siglos después, la Torá testimonia cómo Sarai, esposa de Avraham es secuestrada en la corte del faraón. Sobresale el episodio de la seducción de Yosef por la esposa de Potifar, relatos que subrayan la prominencia de los actos sexuales en la vida de los monarcas y potentados de estas civilizaciones. Conducta similar se observa en las ciudades de Sedom y Amorá, lugar donde Lot se había residenciado.
Este hecho sale a relucir después de que las ciudades fuesen destruidas y de que las hijas de Lot tuvieran relaciones sexuales con el padre, aunque algunos exégetas razonan que las hijas creían que el mundo entero había sido destruido y sólo a través de una unión sexual con el padre se podría dar continuidad a la Humanidad.
En los primeros días del éxodo de Egipto, los hebreos giran hacia al lugar denominado Báal Pe’or por la deidad de esa ciudad y cuyo culto giraba alrededor de los actos sexuales y las prostitutas “sagradas”. De acuerdo con algunos intérpretes del texto bíblico, cuando los hebreos “recuerdan” el pescado que comieron en Mitsráyim, la referencia en realidad tiene que ver con la prolífica procreación de los peces y con el libertinaje sexual existente en Egipto, a diferencia de los Diez Mandamientos, que ponen límites al apetito sexual.
Por lo antedicho, los patriarcas insistieron en que sus hijos buscaran esposas en el seno de sus familiares, quienes aunque no eran monoteístas, tampoco estaban inmersos en el aspecto sexual de la idolatría.
Está claro que la instrucción acerca de la práctica del Brit Milá está íntimamente ligada con un mensaje acerca de la actividad sexual. Incluso el Korbán Pésaj está relacionado con esta Mitsvá, porque el incircunciso no podía participar en la ofrenda y en la celebración del Séder de Pésaj. La libertad obtenida a través del éxodo estaba condicionada, o más bien tenía el propósito de posibilitar un comportamiento regido por la Torá, a diferencia de los hábitos sexuales relacionados con la idolatría. Por ello, en la tarde del día más sagrado del calendario hebreo, la tarde de Yom Kipur, la lectura de la Torá versa sobre las relaciones incestuosas prohibidas.
Mientras que la idolatría hacía una ecuación entre el acto sexual y la fertilidad de la tierra (al menos esa era la práctica del culto a Báal Pe’or), el judaísmo propone que la abundancia de las lluvias y la producción agrícola son una consecuencia del comportamiento moral del individuo. En efecto, ese es el mensaje que leemos en el Shemá cuando Dios advierte Vehayá im tishmeú el Mitsvotai, “y será, si ustedes observan mis instructivos”, entonces las lluvias caerán en su debido tiempo y tendrán una abundante cosecha.
Aunque la prohibición acerca de las relaciones sexuales prohibidas es responsabilidad de cada individuo, la Tierra Prometida no las tolera, de acuerdo con Rambán. Sugiere que Rajel falleció en el camino cuando Yaacov regresó a la Tierra de Israel para que el patriarca no tuviera simultáneamente dos esposas mientras estaba residenciado en la tierra sagrada, no obstante que la Torá no había sido completamente revelada para ese momento.
KEDOSHIM
LA KEDUSHÁ DEL PUEBLO HEBREO
Dios exige que el pueblo hebreo sea Kadosh, consagrado y santificado, tal como es Él. Está claro que ser como Dios es imposible, porque Él es único. ¿Qué quiere decir entonces Kadosh? Según Rashí, implica mantenerse aparte, ya que el pueblo hebreo no debe contagiarse de los males de la sociedad circundante. Tal como el primer patriarca se posicionó en el lado opuesto de la “orilla”, hecho al que alude el apelativo de Ivrí (porque Éver quiere decir “una ladera del río”), asimismo el pueblo hebreo debe mantenerse firme en su posición moral, incluso en desafío a la opinión mayoritaria.
Los primeros versículos del texto bíblico indican en qué consiste la condición de Kadosh: temor por los padres, cuidado del Shabat, apartarse de la idolatría, cumplimiento de las normas de los sacrificios, atención a las necesidades de los pobres apartando las esquinas de los campos para ellos, no robar, no mentir, no invocar el nombre de Dios en vano, pagar el sueldo a tiempo, no maldecir al sordo y no colocar un obstáculo ante un ciego, ser correcto en el juicio tanto con el pobre como con el rico, no permanecer indiferente ante el derrame de sangre del prójimo, no odiar a un hermano, amonestarlo cuando se equivoca, no vengarse, amar al prójimo como a uno mismo.
Es obvio que la persona que conduce su vida de acuerdo con las exigencias antes enumeradas será un individuo excepcional. Será Kadosh, porque habrá superado cualquier inclinación por el mal, será solidario con sus congéneres.
Desde un prisma teológico, cabe plantear la interrogante de si Kadosh es una condición que Dios impuso sobre el pueblo hebreo. Eso quiere decir que Dios escogió al pueblo hebreo por encima de las otras naciones y, por lo tanto, es una condición permanente, independiente del comportamiento de este pueblo que, sin embargo, puede recibir el castigo por el yerro y la recompensa por la buena acción.
Pero siempre permanece Kadosh, consagrado por Dios. Una segunda opción sería que la condición de Kadosh fuera el resultado de la conducta ejemplar del pueblo hebreo. El pueblo es Kadosh, o tal vez adquiere Kedushá, cuando cumple con los imperativos anteriormente enumerados y pierde esa condición cuando se aleja de las normas exigidas. O sea que la condición de Kadosh es temporal, una función del comportamiento humano. Un adjetivo y no un sustantivo. Visto de otra manera, el apelativo de Kadosh lo otorga Dios o es una condición que el pueblo obtuvo por su comportamiento ético. Si Dios otorga este calificativo, quiere decir que el pueblo hebreo le pertenece y, por ello, le encomendó observar las Mitsvot. De acuerdo con el Méshej Jojmá (Rabí Meir Simjá de Dvinsk), el pueblo hebreo recibió la Kedushá en el monte Sinaí.
El Midrash, en cambio, sugiere que la Kedushá de Dios es totalmente independiente de la Kedushá del pueblo hebreo. Dios es siempre Kadosh, mientras que la Kedushá del pueblo hebreo es una función de su apego a las Mitsvot. Shabat es un día Kadosh y cuando el hebreo observa las leyes de este día adquiere más Kedushá. O sea que la Kedushá no es el resultado de un encuentro trascendental entre el pueblo y Dios en el Sinaí, sino que es un proceso que evoluciona constantemente de acuerdo con la práctica de la ley enunciada en el Sinaí.
Mi maestro Joseph B. Soloveitchik se inclina por esta segunda posición y afirma que el pueblo hebreo produce, engendra la Kedushá a través de su comportamiento. Raphael Yarhi cita a Malbim, quien diferenció entre Am Segulá, un pueblo elegido y Goi Kadosh, la nación consagrada.
De acuerdo con Malbim, Dios escogió al pueblo hebreo y lo convirtió en Am Segulá, pero el pueblo se elevó a sí mismo para ser Goi Kadosh. Y a través de esta Kedushá, el pueblo santifica a Dios, de tal manera que la Kedushá de Dios es una función de la Kedushá del pueblo. Eso quiere decir Kidush HaShem, la santificación del Nombre de Dios. Un acto de Kedushá del individuo produce el Kidush HaShem, la santificación de Dios. De esta manera se acentúa la relación entre la persona y Dios. Dios tiene influencia sobre la persona, pero la persona también deja un huella sobre Dios, “intensifica” la Kedushá de Dios a través de sus actos terrenales.
Estimado Rav. Brenner, me gusta mucho su argumentación sobre la bidireccionalidad de la santificación entre Dios y su pueblo. Una especie de win-win deal. independientemente que la kedusha de hashem es originaria y absoluta.
saludos desde Chile ( mi nueva obligada diaspora)
Soy José Benchimol, cirujano de trasplante de Caracas. Tal ve me recuerde
Espero cin anciedad esta bendicion gracias por el libro
EXCELENTE TEMA Y REFLEXIÓN. EXTRAORDINARIA EXPLICACIÓN SOBRE LA KEDUSHÁ QUE DEBEMOS ADQUIRIR CON EL CUMPLIMIENTO DE LAS MIZTVOT Y ASÍ PRODUCIR KIDUSH HASHEM. BENDITO ES EL ETERNO QUIEN ME PERMITIÓ LEER SOBRE ESTE TEMA TAN IMPORTANTE PARA LA VIDA DIARIA Y PARA NUESTRO FUTURO Y EL DE NUESTROS HIJOS. DEBEMOS ENSEÑAR CADA PALABRA A NUESTROS HIJOS Y PORTARNOS ADECUADAMENTE DELANTE DE LOS OJOS DE DIOS PARA ENSEÑAR CON EL EJEMPLO.
Maravilloso video de mucho amor, cariño, intelectual, hermoso… Me encantó YHWH, ADONAY, ELOHIM HASHEM LE BENDIGA SIEMPRE… MARAVILLOSO RABINO… FELICITACIONES Y QUE YHWH, RESPLANDEZCA SU ROSTRO SOBRE USTED POR SIEMPRE Y PARA SIEMPRE, SELAH