Arribamos a Caracas con la misma nave, figurativamente hablando, en 1967. Mientras vine a Venezuela para ejercer el cargo rabínico de la Unión Israelita de Caracas, la pareja Aizenberg venía invitada por la Bnai Brith de Venezuela.
Al poco tiempo, el rabino Isidoro Aizenberg dejó sentir su presencia con programas para la juventud, con la creación de una sinagoga conservadora en la Sede de la Bnai Brith que atrajo muchísimos feligreses para sus servicios religiosos los viernes de noche. Incluso la primera Bat Mitzvá colectiva se llevo a cabo bajo su dirección con los auspicios de WIZO de Venezuela bajo la presidencia de la difunta Sara Wiesenfeld zl, cuyo esposo el doctor Leon Wiesenfeld ejercía la presidencia de
la Unión Israelita en aquellos días.
La pareja Aizenberg había cumplido reciéntemente 55 años de casados y Edna había sido una auténtica “ézer kenegdó” un apoyo significativo para todas las iniciativas de su esposo y lo acompañó en una igualmente fructífera labor en una sinagoga en Queens, en la ciudad de New York, donde el rabino Isidoro ejerció durante unas décadas.
Pero Edna zl, tenía vuelo propio. Intelectual de primer orden se interesó por la obra de Jacobo Borges que analizó y evaluó. Con su doctorado de la Universidad de Columbia fue nombrada profesora de Hispanic Studies en Marymount Manhattan College de la ciudad de New York.
Fue la autora de una serie de libros que incluyó investigaciones sobre la Shoá, siendo su más reciente obra un análisis de los escritos y actuaciones de intelectuales Latino Americanos durante esa trágica época para el pueblo judío y la humanidad.
Desvirtuó la noción que ese continente simpatizaba con los nazis exclusivamente. Mostró que habían voces disonantes que se escucharon también, no obstante la política oficial de algunos países de la época que determinó que sirvieran de
refugio para criminales nazis.
Tal vez su obra más notable fue “El tejedor del Aleph” donde analizó la influencia de la Biblia y el judaísmo sobre el
pensamiento de Jorge Luis Borges.
Edna era una mujer seria y reflexiva para quien el estudio y el aporte intelectual eran el norte de su vida. Fue querida esposa y madre de dos varones, y tuvo el privilegio de participar, apenas unas días atrás en la Bar Mitzvá de Tal, su nieto menor.
Nafshá tserurá bitsror hajayim
Paz a sus restos
Tuve el privilegio de conocer a los Aizenberg desde su llegada a Venezuela. Se desempeñaron muy notable y eficientemente como polos de atracción de jóvenes… y no tan jóvenes… a la B’nai B’rith de Caracas, donde yo participaba como miembro de Junta Directiva… Isidoro y Edna z’l fueron también la chispa que aglutinó algunas parejas en matrimonios felices… y su labor cultural, de ella y de él, se hizo sentir.
Cuán doloroso es enterarse de la desaparición física de una persona tan apreciada y bien recordada entre nosotros por sus años de vida comunitaria en Caracas como Edna Aizenberg Z”L.
Pocos días atrás, como si hubiera querido despedirse de sus amigos venezolanos, nos encontramos frente a ella en la pantalla del semanal programa televisivo del Rabino Brener.
Que sorpresa, y que lejos de avizorar su pronto viaje eterno.
A nuestro querido Rab. Isidoro Aizemberg y a sus hijos nuestro estrecho abrazo de aliento, solidaridad y consuelo.
Jacob Carciente