Unas de las aspectos básicas que caracteriza al judío es el estudio de la Torah. Hay quienes creen que bienes materiales son los que más nos interesan, y no los desperdiciamos, apreciamos eso también. Pero lo más importante es el estudio. Las experiencias en la vida son lo más importante y no las cosas materiales, eso nos caracteriza desde el momento en que Dios reveló Su Voluntad en el monte Sinaí a Moisés y luego trasmitido al pueblo judío. Todo lo escrito en la Torah, dictado directamente por Dios a Moisés. Estudiamos la Torá todos los días, día y noche, hay una obligación de estudiar la Torah. En realidad en la misma Torá encontramos algo diferente “Veshinantam levaneja” “Y enseñaras a tus hijos”, claro está, si tú quieres enseñarle algo a alguien tienes que saberlo primero.
Sin embargo, hay un versículo que se cita muchas veces sobre el estudio de la Torá que reza así “Vehaguita bo yomam valaila”, “Te concentrarás, pensarás, estarás consciente a todo momento de la palabra de Dios día y noche”.
¿Dónde está escrito ese versículo? No está en la Torá, está en el libro de Josué que sigue a la Torá. Mi maestro, el Gaón Harav Josef Soloveitchik en una oportunidad dijo lo siguiente: ¿Saben por qué no está en la Torá? Porque mientras Moisés vivía, cualquier persona que tenía un problema o no entendía algo, siempre podía acudir a Moisés y él le diría cuál es la solución al enigma. Pero una vez que Moisés falleció, nos dimos cuenta de que ya no teníamos más ese marco de referencia, cada uno de nosotros tenía que estudiar.
Cada generación está más conscientes de la obligación de estudiar. Debemos pensar acerca del hecho que el estudio transforma a la persona.
Uno es diferente antes del estudio y después del estudio. Se lee la Torá en la sinagoga anualmente, se termina el ciclo empezando en Simjat Torá y se termina en Simjat Torá del año siguiente, desde Bereshit (Génesis) hasta el final.
¿Qué sentido tiene leer el mismo libro año tras año. Bueno, si se considera que la Torá contiene sabiduría infinita, la sabiduría de Dios, uno nunca termina de entenderla y cada vez que uno la lee, uno la estudia, uno entiende algo nuevo. Pero algo también muy importante, es que cualquier lectura, cualquier estudio, es el intercambio entre dos, la fuente y la persona que está estudiando. La Torá no cambia pero la persona va cambiando y cada año adquirimos nuevas experiencias y cuando leemos los mismos capítulos de la Torá al año siguiente, estamos leyendo como un ser diferente debido a las experiencias que tuvimos ese año. A fin de cuenta creo que más que una obligación, el estudio de la Torá es más bien un privilegio porque con el estudio tú creces como ser humano, como judío, como padre, como hermano, como ser humano para el resto de tu vida.