EL KORBÁN COMO VEHÍCULO PARA EL ACERCAMIENTO AL CREADOR

VAYIKRÁ_LEVÍTICO I-V

El Kohén y el Korbán son los temas fundamentales de Vayikrá, el tercer libro de la Torá. A diferencia del misterio que usualmente envuelve la actuación de los sacerdotes que practican algún culto idólatra, la Torá describe con todo detalle cómo se debía construir el Mishkán que sirvió de modelo para el Beit HaMikdash y cuáles eran los elementos que se debía incluir en su interior. 

Asimismo, especifica cuáles eran las vestimentas del Kohén, el sacerdote que oficiará las ofrendas y de que naturaleza eran esas ofrendas. De esta manera, la Torá se aleja de lo oculto, del misterio, para señalar que el culto al Dios único no está basado en la casualidad, el antojo o la disposición anímica de la deidad. Las reglas son claras y allí está el Decálogo para demostrarlo.

Es oportuno destacar que el Korbán, tal como su nombre lo indica, tenía el propósito de cimentar el acercamiento entre la persona y Dios, entre la persona y su familia. El vocablo Korbán proviene de la raíz hebrea que quiere decir acercar, aproximar. 

La festividad de Pésaj, por ejemplo, que en la actualidad está representada especialmente por la Matsá, tenía un elemento fundamental en la época del Beit HaMikdash que era el Korbán Pésaj, “la oveja pascual”. El célebre Afikomán, que consiste en el presente en la mitad de una Matsá que se guarda para ser utilizada a la conclusión de lacena, anteriormente consistía en un trozo de la carne del Korbán Pésaj. No existe otra celebración que insista en la unidad familiar alrededor de una mesa, tal como el Séder de Pésaj. Incluso otros sacrificios culminaban con la familia completa compartiendo la carne del Korbán. Por un lado, estaba el acercamiento de la persona a Dios, a la tradición judía. Pero al mismo tiempo se estaba fomentando la unión entre los diferentes miembros de la familia.

El caso del Korbán Jatat era diferente, porque solamente el Kohén podía tener algún beneficio de la carne de esta ofrenda de expiación. En este caso se debe resaltar que el Korbán no podía ser utilizado como un remedio para el pecado, o sea que la persona, a través de la ofrenda, siempre podía obtener el perdón Divino después de cometer una fechoría. Se debe destacar primero que el Korbán podía ser ofrendado únicamente en caso de una falta involuntaria o inconsciente, nunca para limpiar el pecado hecho con toda la intención. 

Segundo, el Korbán Jatat tenía que ser precedido por el arrepentimiento, la Teshuvá. Sin el reconocimiento de culpa, sin una firme decisión de evitar pecar nuevamente, el sacrificio era ineficaz por sí solo. Está claro que, para reparar el error, un acto físico es insuficiente porque el pecado es el resultado de una falla moral, surge debido al desinterés de la persona por el bienestar del prójimo, por la falta de voluntad y carácter para no caer en la tentación. 

La ofrenda del Korbán se convierte en una vía simbólica para asumir la responsabilidad por las acciones, mientras que el proceso efectivo de redención tiene como punto de partida el acto de contrición, la reflexión intelectual acerca lo sucedido, la empatía por el sufrimiento ajeno, la conciencia del daño que se causa al prójimo.

La idea de la ofrenda para el mundo idólatra obedece a otros parámetros que tienen que ver usualmente con la conquista de la voluntad de la deidad. Su propósito es influenciar las decisiones de los poderes ocultos. Es el soborno que debe servir para alterar la decisión del tótem. 

La ofrenda como una herramienta para el acercamiento a Dios y como instrumento simbólico para el reconocimiento del error son ideas que pertenecen al monoteísmo patriarcal. Se plantea la hipótesis de que no existe la personalidad perfecta, porque incluso el Kohén Gadol, el Sumo Sacerdote, tiene que pedir perdón por sus errores. El bíblico Moshé no puede emprender la conquista de la Tierra Prometida, porque desobedeció la palabra de Dios en algún momento.

¿Por qué no creó Dios un universo libre del pecado? Está claro que la intención Divina incluía esta noción porque la historia de la Humanidad comienza con el pecado de la primera pareja. Al considerar que el pecado es necesario para el arrepentimiento, podemos concluir tal vez que el yerro estimula el crecimiento moral del hombre, quien tiene que superar su inclinación por el mal, y en el proceso de hacerlo, llega a conocerse mejor a sí mismo, creando una plataforma desde la cual puede alcanzar a un nivel más elevado de espiritualidad.

MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARASHÁ

CONTIENE 11 MITSVOT POSITIVAS Y 5 PROHIBICIONES

  1. Levítico 1:3 El sacrificio Olá (ofrenda ígnea).
  2. Levítico 2:1,5,7 La ofrenda Minjá (ofrenda vegetal).
  3. Levítico 2:11 No ofrendar levadura o miel sobre el Altar.
  4. Levítico 2:13 No ofrendar sacrificio sin sal.
  5. Levítico 2:13 Obligación de salar la ofrenda.
  6. Levítico 4:14 Ofrenda del Sanhedrín (corte integrada por 71) si erran en un juicio.
  7. Levítico 4:27 Ofrenda Jatat (pecado) del individuo que sin intención violó una prohibición que si fuera cometida con intención sería castigado con Karet.
  8. Levítico 5:1 Obligación de dar testimonio.
  9. Levítico 5:1,6 Ofrenda variable por cometer un pecado.
  10. Levítico 5:8 No separar la cabeza del ave ofrendada Jatat.
  11. Levítico 5:11 No derramar aceite de oliva sobre la Minjá de un pecador sin intención de errar.
  12. Levítico 5:11 No poner incienso en la Minjá de un pecador sin intención de errar.
  13. Levítico 5:15,16 La obligación de añadir una quinta parte del valor de lo ingerido de la comida sagrado o al haber obtenido algún beneficio de su uso.
  14. Levítico 5:17,18 El sacrificio Asham talui, ofrenda de culpa dudosa.
  15. Levítico 5:21 El sacrificio Asham vadai, ofrenda de culpa certera.
  16. Levítico 5:23 Restituir los bienes robados.