El Kohén y el Korbán son los temas fundamentales de Vayikrá, el tercer libro de la Torá. A diferencia del misterio que usualmente envuelve la actuación de los sacerdotes que practican algún culto idólatra, la Torá describe con todo detalle cómo se debía construir el Mishkán que sirvió de modelo para el Beit HaMikdash y cuáles eran los elementos que se debían incluir en su interior. Asimismo especifica cuáles eran las vestimentas del Kohén, el sacerdote que oficiaría las ofrendas y de que naturaleza eran esas ofrendas.
De esta manera, la Torá se aleja de lo oculto, del misterio, para señalar que el culto al Dios único no está basado en la casualidad, el antojo o la disposición anímica de la deidad.
Las reglas son claras y allí está el Decálogo para demostrarlo. Es oportuno destacar que el Korbán, tal como su nombre lo indica, tenía el propósito de cimentar el acercamiento entre la persona y Dios, entre la persona y su familia. El vocablo Korbán proviene de la raíz hebrea que quiere decir acercar, aproximar. La festividad de Pésaj, por ejemplo, que actualmente está representada especialmente por la Matsá, tenía un elemento adicional en la época del Beit HaMikdash que era el Korbán Pésaj, “la oveja pascual”. El célebre Afikomán, que consiste en el presente en la mitad de una Matsá que se guarda para ser utilizada a la conclusión de la cena, anteriormente consistía de un trozo de la carne del Korbán Pésaj. No existe otra celebración que insista en la unidad familiar alrededor de una mesa, tal como el Séder de Pésaj. Incluso otros sacrificios culminaban con la familia completa compartiendo la carne del Korbán. Por un lado estaba el acercamiento de la persona a Dios, a la tradición judía. Pero al mismo tiempo se estaba fomentando la unión entre los diferentes miembros de la familia.
El caso del Korbán Jatat era diferente, porque solamente el Kohén podía tener algún beneficio de la carne de esta ofrenda de expiación. En este caso se debe resaltar que el Korbán no podía ser utilizado como un remedio para el pecado, o sea que la persona, a través de la ofrenda, siempre podía obtener el perdón Divino después de cometer una fechoría. Se debe destacar primero que el Korbán podía ser ofrendado únicamente en caso de una falta involuntaria o inconsciente, nunca para limpiar el pecado hecho con toda la intención. Segundo, el Korbán Jatat tenía que ser precedido por el arrepentimiento, la Teshuvá. Sin el reconocimiento de culpa, sin una firme decisión de evitar pecar nuevamente, el sacrificio era ineficaz por sí solo.
Está claro que para reparar el error, un acto físico es insuficiente porque el pecado es el resultado de una falla moral, surge debido al desinterés de la persona por el bienestar del prójimo, por la falta de voluntad y carácter para no caer en la tentación. La ofrenda del Korbán se convierte en una vía simbólica para asumir la responsabilidad por las acciones, mientras que el proceso efectivo de redención tiene como punto de partida el acto de contrición, la reflexión intelectual acerca lo sucedido, la empatía por el sufrimiento ajeno, la conciencia del daño que se causa al prójimo.
La idea de la ofrenda para el mundo idólatra obedece a otros parámetros que tienen que ver usualmente con la conquista de la voluntad de la deidad. Su propósito es influenciar las decisiones de los poderes ocultos. Es el soborno que debe servir para alterar la decisión del tótem.
La ofrenda como una herramienta para el acercamiento a Dios y como instrumento simbólico para el reconocimiento del error son ideas que pertenecen al monoteísmo patriarcal.
Se plantea la hipótesis de que no existe la personalidad perfecta, porque incluso el Kohén Gadol, el Sumo Sacerdote, tiene que pedir perdón por sus errores. El bíblico Moshé no puede emprender la conquista de la Tierra Prometida, porque desobedeció la palabra de Dios en algún momento.
¿Por qué no creó Dios un universo libre del pecado? Está claro que la intención Divina incluía esta noción porque la historia de la Humanidad comienza con el pecado de la primera pareja. Al considerar que el pecado es necesario para el arrepentimiento, podemos concluir tal vez que el yerro estimula el crecimiento moral del hombre, quien tiene que superar su inclinación por el mal, y en el proceso de hacerlo, llega a conocerse mejor a sí mismo, creando una plataforma desde la cual puede alcanzar un nivel más elevado de espiritualidad.
Todo lo establecido en Levitico es profetico y lo explicado es una de las ramificaciones profeticas. Los Salmos se peden cantar. Lo establecido en Levitico se puede cantar ? Pero se pude escribir en el Alma. Gracias Rabino Brener.
Dear and honorable rabbi Brener:
Thank you for sharing your wisdom in this video, and your point of view about freedom which underlies the holiday of Passover.
I really hope, that this will happen to the Venezuelan people to become a free country, with a good democracy and liberty for all.