El odio impide pensar con claridad, pone una nube oscura delante de los ojos que impide ver con claridad. Anestesia los buenos sentimientos y da pie que surjan los prejuicios que solo conducen a la confrontación y la enemistad sin razón. Empieza con el rechazo del otro por una pequeñez, por una mancha en la piel, por una opinión expresada, pero crece como un cáncer y eventualmente no permite que se juzgue las personas o eventos en su merecido aprecio. No permitas que eso ocurra contigo. Lucha contra el odio desde un comienzo.