KI TISÁ_ÉXODO XXX:11-XXXIV:35
El primer tema de estos capítulos se refiere al censo que se realizó después del episodio del Éguel Hazahav, el becerro de oro que los hebreos adoraron cuando Moshé tardó más de lo anticipado en descender del Har Sinai. El relato bíblico continúa con el instructivo dirigido a Moshé para que elabore un receptáculo de cobre que será utilizado para el lavado de las manos y los pies de los Kohanim.
La Torá especifica luego cuáles son las especies necesarias para el culto en el Mishkán, siendo uno de ellos Mor Deror, el mirto puro. Esta especie es considerada por el Talmud como una alusión a Mordejai, el héroe de la historia de Purim. De acuerdo con el Rav (Rabbi Josepha B. Soloveitchik) cuando el Talmud cuestiona: Mordejai minHaTorá minayin y responde con Mor Deror, la utilización de un elemento que será utilizado en el Mishkán es para señalar su participación en la reconstrucción del segundo Beit HaMikdash.
El episodio del Éguel Hazahav tuvo 4 protagonistas: Dios, el pueblo judío, Aharón y Moshé. La aparente complicidad de Aharón quien intentó apaciguar el ánimo del pueblo seguramente le causó mucha angustia a Moshé, porque de acuerdo con las características de personalidad que la Torá le atribuye, probablemente nunca hubiera cedido a la petición del pueblo.
Mientras que Aharón se aproximaba al pueblo y se identificaba con sus retos y angustias, Moshé luce como un personaje aparte, más cercano a lo celestial que a lo terrenal. En este sentido, explica Rashí la diferencia entre lehaazín y lishmoa, sinónimos del verbo escuchar. Por estar más cercano al cielo Moshé se expresa con Haazinu haShamáyim, mientras´que Yeshayahu afirma Shim’í shamáyim. Lehaazín quiere decir escuchar de cerca, mientras que lishmoa implica cierta distancia entre las partes.
De acuerdo con Ibn Ezra, Moshé es educado en el palacio del faraón, porque desde un prinicipio tenía la postura de un príncipe, para convertirse en el Mélej, el rey del pueblo hebreo. Moshé es único, no hay otro personaje similar en la Biblia. Con la excepción de los relatos del Midrash se desconoce las características de sus hijos, simplemente desaparecen del relato bíblico. Moshé luce como un ser solitario en el universo terrenal porque se sentía más afín con el mundo del espíritu. Fue el único personaje que habló con Dios “cara a cara”.
La muerte de Moshé antes de la conquista de la Tierra Prometida señala el término de su trayectoria aunque sus logros dejaron una huella por siempre. El caso de Aharón es muy diferente. Siempre se sintió cercano al pueblo y tal vez por ello, comprendió sus debilidades. Además, Aharón es el patriarca de todos los Kohanim que siempre oficiarán en el Beit HaMikdash y serán los maestros del pueblo. Incluso hasta el presente, los hijos de Aharón son los protagonistas de ciertos ceremoniales y tienen preferencia en los rituales de la sinagoga.
El culto de Yom Kipur tiene como tema central las actividades del Kohén Gadol en el Beit HaMikdash. Aharón también era un profeta, una persona con penetrante visión para comprender el sentido de la historia. Serán sus descendientes, los Jashmonaim que se rebelarán contra los sirios helenizados para devolver al Beit HaMikdash su gloria anterior y dar inicio a un par de siglos de liberación nacional hasta la destrucción de la Casa de Dios perpetrada por los romanos en el año 70.
Tal vez el liderazgo del pueblo exigió una simbiosis de ambas posiciones. Por un lado, la aparente inflexibilidad de Moshé, indispuesto a cualquier compromiso o alteración de la Voluntad de Dios y por otro lado está la personalidad de Aharón que intuye la debilidad intrínseca del ser humano, su disposición al pecado, pero al mismo tiempo su capacidad de regeneración. La posibilidad de la Teshuvá que aparece como una realidad en la historia del primer hombre Adam. Mientras que Moshé desaparece del escenario, Aharón vive a través de su descendencia, porque solamente gracias a su comprensión y empatía por la fragilidad humana existe la posibilidad de la redención final.
MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARASHÁ
CONTIENE 4 MITSVOT POSITIVAS Y 5 PROHIBICIONES
- Éxodo 30:13 Dar anualmente la mitad de un shékel (moneda)
- Éxodo 30:19-20 Lavarse las manos y los pies cuando sirviendo en el Templo
- Éxodo 30:25 Elaborar aceite para unción
108 Éxodo 30:32 La persona que no está autorizada no debe derramar sobre sí aceite de unción
109 Éxodo 30:32 No elaborar aceite de unción que no ha sido autorizado de acuerdo con la fórmula
- Éxodo 30:37 No elaborar incienso que no ha sido autorizado de acuerdo con la fórmula
- Éxodo 34: 12,15 Ni comer ni beber de la ofrenda para un ídolo
- Éxodo 34:21 Permitir que la tierra descanse en el año de Shemitá (séptimo año)
- Éxodo 34:25 No comer carne y leche que han sido cocinados juntos