SHAVUOT

NUESTROS DIEZ MANDAMIENTOS

La fecha de ShavuotZemán Matán Toratenu, el otorgamiento de la Torá fue fijado para el 6 de Siván, día cincuenta

del Ómer que se empieza a contar desde el segundo día de Pésaj. La fecha de la festividad produjo una fisura en el pueblo judío, porque los Zedukim (saduceos) opinaron que Shavuot debe celebrarse el primer domingo después de Pésaj. Por lo tanto, durante algunos años la totalidad del pueblo judío no siempre celebraba esta festividad el mismo día. Si tomamos en cuenta que la Torá es el rasgo fundamental que caracteriza y diferencia al pueblo judío, comprenderemos por qué el conflicto produjo una fisura básica.

La lectura de la Torá del primer día de Shavuot incluye la frase: “Y seréis para Mí un reino de Kohanim y un pueblo sagrado”, imperativo que obliga a trascender por encima de las necesidades materiales y dedicar mucho esfuerzo, tanto intelectual como emocional, para elevar lo que es material y cotidiano y transformarlo en una acción espiritual. Cada persona debería construir una escalera que una tierra y cielo, según el sueño del patriarca Yaacov, para alcanzar su potencial individual, simbólicamente representado por su imagen individual celestial.

Una de las funciones principales del Kohén era la educación. Por lo tanto, formar parte de Mamléjet Kohanim, “un

reino de Kohanim”, implica la actividad intelectual, lilmod ulelamed, “estudiar y enseñar”. La segunda parte de la frase exhorta a formar parte del Goi kadosh: un pueblo sagrado, que según la interpretación clásica de Rashí quiere decir “permanecer aparte” y no dejarse seducir por las acciones de otros pueblos que en ocasiones sucumben a la tentación y derriban en la inmoralidad. El Kohén Gadol llevaba la inscripción Kódesh LaShem, “santificado para Dios”, sobre un objeto que portaba en su frente. De tal manera que Kohén y Kadosh son conceptos afines que forman parte del norte espiritual de todo el pueblo judío, según el versículo citado.

El tema central de la lectura bíblica es indudablemente Aséret HaDiberot: los Diez Mandamientos, listado de imperativos que se han convertido en la “Carta Magna Espiritual” de gran parte de la Humanidad. Tal como sucede con muchas grandes obras y textos memorables, el paso de los años confirma su vigencia. Con un lenguaje sobrio, sin equívocos, trata los temas fundamentales de la sociedad, empezando con la intervención divina en contra de la esclavitud egipcia que proclama el derecho natural del hombre a la libertad, condición sagrada que nunca que debe ser comprometida. La pureza de la fe en un solo Dios no puede ser comprometida con la idolatría que no se circunscribe a una efigie de piedra u otro material, sino que incluye el culto al poder o a la moneda, entre otros.

La utilización de la segunda persona del singular para cada uno de estos Mandamientos implica que la sociedad es

el cúmulo de sus integrantes y que nadie está exento del cumplimiento de estas ordenanzas, hecho que se desprende

de una antigua tradición que afirma que todas las almas, incluyendo las que nacerían en el futuro, estuvieron presentes en la revelación que se produjo en el monte Sinaí. Esta revelación de la voluntad divina fue el momento estelar de la historia del pueblo judío, porque sentó las bases morales y éticas que servirían de brújula para el futuro desarrollo de la Humanidad.