ÉXODO XVIII:1-XX:23
LA CREACIÓN CONTINÚA
Unos años atrás, Estados Unidos logró que un robot se posara sobre la superficie de Marte, el cual, después de unos días, empezó a deslizarse sobre la superficie del planeta. La misión del robot que envió la nasa fue buscar vestigios de vida en el planeta rojo. Mientras tanto, las fotografías, a todo color son deslumbrantes y testimonian el desarrollo de la tecnología actual, que permite que se transmita data amillones de kilómetros de distancia. El éxito de esta hazaña probablemente estimuló el anuncio del presidente George W. Bush acerca de los futuros planes norteamericanos para enviar nuevamente una misión humana a la Luna, y a Marte unos años más tarde.
Al levantar nuestra vista a los cielos, los planetas no lucen tan distantes porque ahora podemos acercarnos a ellos, e incluso, pisar su superficie. Sin embargo, no debemos olvidar que el universo está en un estado de constante explosión. Incluso, la galaxia a la cual pertenece nuestro sistema solar es tan extensa que hubo que crear nuevos términos para describir las distancias entre las estrellas que la integran: el término es “años luz”, que se basa en la velocidad de 300.000 kilómetros por segundo con la cual se desplaza la luz.
¿Quién creó este vasto universo? La ciencia ofrece varias hipótesis, pero ninguna es enteramente satisfactoria. La certeza luce como una imposibilidad para explicar el nacimiento o la eterna existencia del universo. Incluso la palabra “eterna”, que está relacionada con la noción del tiempo, resulta ser un problema para los físicos, quienes asumen que el tiempo es una parte integral del universo y que carece de sentido hablar de “antes” de que hubiera emergido el universo.
Para el hombre de fe, la respuesta es clara: Dios creó el universo y todo lo que contiene y ese es el tema fundamental del primer libro de la Torá, Bereshit. El acto de la creación está representado con toda majestad y una detallada descripción de los elementos que fueron creados en cada uno de los 6 días de creación.
El segundo libro de la Torá, Shemot, recibe este nombre porque es la primera palabra significativamente diferente del primer versículo del texto, siguiendo la tradición rabínica que afirma que la letra “vav” de la primera palabra “veele” implica que hay una relación entre nuestro texto y el texto anterior, con el cual termina el libro Bereshit, que relata la muerte del patriarca Yaacov. Tal vez deberíamos pensaren esta “vav”, que es una conjunción, como el eslabón que une a los dos libros: Shemot y Bereshit, de tal manera que Shemot es una continuación de Bereshit, cuyo tema básico es la creación. Mientras que Bereshit se refiere en un comienzo a la creación cósmica y luego continúa con la historia de la especie humana, para centrarse en los orígenes del pueblo hebreo por intermedio de la vida de los patriarcas, Shemot se concentra en la conformación del pueblo hebreo como una nación y su selección para transmitir el mensaje de Dios de acuerdo con el instructivo que recibió en el monte Sinaí.
Al revisar la descripción de la creación en Bereshit notamos que el hombre constituye el último elemento de la creación, una especie de apéndice de último momento, o tal vez, por ser el último elemento, el ser humano constituye el propósito básico de toda la creación. De acuerdo con una antigua tradición, existe una manera alterna de designar los cinco libros de la Toráy, en ella, Shemot recibe el nombre de “Segundo Libro”, mientras que los otros libros retienen sus nombres propios. De acuerdo con esta nomenclatura, está claro que Shemot es una extensión del primer libro Bereshit.
Para el físico, el universo consiste en partículas y energía que se relacionan a través de una formulación matemática que describió Einstein. Cada avance de las matemáticas y refinamiento de los telescopios permite el descubrimiento de partículas más elementales y teorías que retan la imaginación: gravedad y antigravedad, materia y antimateria, espacio y “huecos negros”.
Para el hombre de fe, el acto de la creación tiene que ser visto a través de un eje moral y una óptica ética. Por ello, tal vez, leemos que cuando Dios aparece a través de una zarza ardiente, responde a Moshé a la interrogante acerca de Su identidad: Ehyé asher Ehyé, “Seré quien Seré”, que implica que Dios es “ser”, es la fuente de toda existencia: es el Dios que creó todo lo que existe y, sin Él, nada tiene existencia.
Pero seguidamente Dios continúa y manifiesta que es el Dios de los patriarcas de Avraham, Yitsjak y Yaacov. Por un lado, el cosmos debe su existencia a Dios, pero, por otro lado, este Dios del universo se preocupa por el hombre, incluso por el destino de cada individuo. Tal vez la culminación del proceso de la creación sea el episodio de la revelación en el monte Sinaí, que es el tema de nuestros capítulos bíblicos, y la erección del Mishkán como un símbolo de la continua presencia de Dios en el seno del pueblo hebreo y, por ende, en la historia de la Humanidad.
Es la “ley” con su contenido moral, el “no matarás” y “no robarás”, “no cometerás adulterio” y “no darás falso testimonio”, “honra el Shabat” y “honra a tus padres”, entre otros, son los elementos que facilitan la convivencia humana y que señalan el propósito de la creación. Una razón para la creación del universo: la implementación del Brit, el pacto entre Dios y el hombre que permite la evolución moral del ser humano para que se aproxime cada vez más a la esencia de la Divinidad.
MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARASHÁ
CONTIENE 3 MITSVOT POSITIVAS Y 14 PROHIBICIONES
25. Éxodo 20:2 Creer en la existencia de Dios.
26. Éxodo 20:3 No creer en ningún otro dios diferente a Dios.
27. Éxodo 20:4 No hacer ni esculturas ni imágenes (de dioses).
28. Éxodo 20:5 No postrarse ni servir estas imágenes.
29. Éxodo 20:5 No adorar un ídolo de acuerdo con la forma en que se acostumbra a adorarlo (ni adorarlo de ninguna otra forma).
30. Éxodo 20:7 No jurar en vano (pronunciando el Nombre del Eterno).
31. Éxodo 20:8 Verbalmente santificar el Shabat.
32. Éxodo 20:10 No hacer ningún trabajo en Shabat.
33. Éxodo 20:12 Honrar a padre y madre.
34. Éxodo 20:13 No asesinar una persona inocente.
35. Éxodo 20:14 No cometer adulterio.
36. Éxodo 20:15 No secuestrar un judío.
37. Éxodo 20:16 No dar testimonio falso.
38. Éxodo 20:17 No codiciar lo que pertenece a otro.
39. Éxodo 20:23 No hacer esculturas con forma humana, incluso como ornamento.
40. Éxodo 20:25 No construir un altar con piedras labradas.
41. Éxodo 20:26 No subir al altar por gradas (sino por una rampa).