CORTES DE JUSTICIA

shoftim

DEUTRONOMIO XVI:18-XXI:9

Una de las bases de la legislación de la Torá es la justicia. Tsédek tsédek tirdof, “abundante justicia perseguirás”, sentencia el texto bíblico. La repetición de la palabra Tsédek que subraya el concepto de justicia y en hebreo significa “mucha justicia”. Esta repetición da pie al comentario de los Jajamim, Tsédek betsédek, la justicia debe ser obtenida a través de métodos justos. No se puede alegar que el fin justifica los medios, porque cada etapa de un proceso también puede ser considerado como un fin. La democracia no puede valerse de la metodología de la tiranía.

Las sociedades modernas exigen justicia con velocidad. De poca utilidad es aquella justicia que demora meses y años para emitir un veredicto y en el ínterin mantiene en suspenso –incluso bajo custodia preventiva– al acusado. Por ello, el ideal de la justicia debe estar acompañado con una reglamentación para su implementación. Está claro que para que impere la justicia es necesario establecer un número significativo de cortes que puedan atender los casos que se presenten con la indispensable fluidez. 

Siguiendo el instructivo bíblico, Rambam especifica que primero se debía establecer en el Beit HaMikdash, la Corte Suprema, el Sanhedrín de 71 jueces y 2 Cortes adicionales integradas por 23 magistrados cada una de ellas. La primera en la entrada al patio del Templo y la segunda a la entrada del monte sobre el cual estaba construido el Beit HaMikdash. Además, era necesario establecer una corte de 23 magistrados, el Sanhedrín Ketaná, en cada ciudad con una población no menor de 120 almas. Las ciudades que tenían una población menor de las 120 personas también gozaban de un tribunal de 3 magistrados.

Los casos en los cuales existía la posibilidad de aplicar la pena de muerte tenían que ser juzgados por una corte integrada por 23 magistrados. Pero la Mishná advierte que los casos en los cuales se sentenciaba la muerte no existían. Incluso un Beit Din, una corte que sentencia cada 7 años la pena de muerte –y que, de acuerdo con una segunda opinión, da un fallo de muerte una vez en 70 años– puede ser considerada como una corte asesina. 

El gran número de jueces que operaban en la tierra de Israel –número que está muy por encima de lo que se estila en la actualidad en el mundo occidental– aseguraba que todo litigio recibiera una atención inmediata. Porque tal como lo señaláramos, la justicia que es lenta en efecto se convierte en una gran injusticia. De acuerdo con Rambam, no le está permitido al juez recibir una remuneración por impartir justicia. Sin embargo, si el juez solicita que se nombre y remunere a una persona que pueda cumplir con su trabajo habitual para liberarlo de su tarea cotidiana, este arreglo es permitido. De manera similar, si el juez solicita que se le remunere por el tiempo que tiene que dedicar al asunto del juicio en montos iguales de ambas partes del litigio –hecho que, a su vez, le impide cumplir con su dedicación normal–, esta solicitud también es permisible.

Pinchas Hayman señala que la razón por la cual se exigía un número tan elevado de jueces –que en el caso de una ciudad pequeña implicaba que cada quinta persona fuera nombrada como juez– se debía al hecho de que en la tradición judía muchísimos asuntos eran adjudicados por este sistema legal. La idea era que la justicia imperara en todos los aspectos de la vida de la persona. Porque donde no impera la justicia, el engaño y la corrupción se convierten en el orden del día de la sociedad.

El sistema de justicia que la Torá ordena no contempla interventores y abogados. Los jueces eran los responsables de las averiguaciones y la defensa de las partes. Cuando escuchaban a los litigantes, no debían permitir que una parte permaneciera de pie mientras la otra estaba sentada. No se podía ofrecer un lapso mayor de tiempo a uno de los litigantes para presentar su caso. Ninguna de las partes debía sentirse menospreciada, porque la presentación de sus argumentos podría verse afectada por percibir cualquier ápice de discriminación.

La ubicación del Gran Sanhedrín en una Cámara del Beit HaMikdash permitía que el pueblo presenciara sus actividades, especialmente en la época de los Shalosh Regalim:las festividades de Pésaj, Shavuot y Sucot cuando se cumplía el peregrinaje a Yerushaláyim. Porque la corte no sólo administraba justicia: en realidad era de manera simultánea una gran academia superior del estudio de la Torá

Ante la inminencia de la destrucción de Yerushaláyim y el Beit HaMikdash perpetrada por las legiones de Tito, Rabí Yojanán ben Zakai solicitó que se permitiera el traslado del Sanhedrín a la ciudad de Yavne, donde se instaló una gran academia de estudio. Esta actitud fue criticada por algunos como un acto de cobardía y sumisión al imperio romano, pero la historia justifica la acción porque ciudades y edificaciones pueden ser destruidas, más el conocimiento y el estudio son los baluartes que pueden sostener el ánimo y constituyen el elemento indispensable para asegurar la continuidad de un pueblo y un ideal en el futuro.

MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARASHÁ

CONTIENE 14 MITSVOT POSITIVAS Y 27 PROHIBICIONES

  • Deuteronomio 16:18 Designar jueces y oficiales en cada comunidad judía
  • Deuteronomio 16:21 No plantar un árbol junto al Altar
  • Deuteronomio 16:22 No erigir un pilar idólatra
  • Deuteronomio 17:1 No ofrendar un animal con tacha, aunque sea tacha temporal
  • Deuteronomio 17:10 Acatar lo que dictamine la Corte Suprema Judía en cada generación
  • Deuteronomio 17:11 No desobedecer la palabra de la Corte Suprema Judía
  • Deuteronomio 17:15 Nombrar un Rey Judío
  • Deuteronomio 17:15 No nombrar un Rey Judío a quien no es un nativo Israelita
  • Deuteronomio 17:15 Un rey no debe acumular más caballos de los que necesita
  • Deuteronomio 17:16 No residir en la Tierra de Egipto
  • Deuteronomio 17:17 Un rey no debe tener demasiadas esposas
  • Deuteronomio 17:17 Un rey no debe acumular exceso de oro y plata
  • Deuteronomio 17:18 Un rey debe escribir una Torá, además de la que cada judío debe escribir
  • Deuteronomio 18:1 Los Levitas no deben heredar tierra en la Tierra de Israel
  • Deuteronomio 18:1 Los Levitas no deben participar del botín durante la conquista de la Tierra de Israel
  • Deuteronomio 18:3 Entregar al Kohén el hombro, la quijada y el estómago final de una ofrenda animal
  • Deuteronomio 18:4 Separar Terumá de los productos
  • Deuteronomio 18:4 Entregar a los Kohanim la primera esquila
  • Deuteronomio 18:4 Los Kohanim deben servir en el Templo de acuerdo con guardias y en épocas de festividades deben servir en unísono
  • Deuteronomio 18:10 No practicar adivinaciones
  • Deuteronomio 18:10 No practicar brujería
  • Deuteronomio 18:10-11 No utilizar amuletos
  • Deuteronomio 18:10-11 No consultar un médium
  • Deuteronomio 18:10-11 No consultar un yidoní (mago)
  • Deuteronomio 18:10-11 No intentar contacto con un muerto
  • Deuteronomio 18:15 Escuchar a todo profeta de la generación, a menos que añada o reduzca lo que está en la Torá
  • Deuteronomio 18:20 No emitir profecía falsa
  • Deuteronomio 18:20 No emitir profecía en nombre de un ídolo
  • Deuteronomio 18:22 No dejar de ejecutar a un profeta falso y no temerlo
  • Deuteronomio 19:3, 6 Preparar 6 Ciudades de Refugio
  • Deuteronomio 19:13, 21 No tener piedad de la persona que asesta un golpe mortal durante un juicio de pena capital
  • Deuteronomio 19:14 No mover falsamente tus lindes
  • Deuteronomio 19:15 No juzgues basado en la palabra de un solo testigo
  • Deuteronomio 19:19 Hacerle al testigo falso lo que intentó hacerle a una víctima con su testimonio
  • Deuteronomio 20:3; 7:21 No temer al enemigo en la batalla
  • Deuteronomio 20:5-7 Ungir al Kohén para la guerra
  • Deuteronomio 20:10 Comportarse en una Guerra Optativa de acuerdo con las reglas de la Torá
  • Deuteronomio 20:16 No permitir que vivan ninguna de las 7 naciones que habitaban la Tierra de Israel
  • Deuteronomio 21:1 No destruir árboles frutales durante un sitio, ni causar destrucción inútil
  • Deuteronomio 21:1 Quebrar el pescuezo del ternero en el cauce del río
  • Deuteronomio 21:4 Ni arar ni sembrar en el cauce del río donde el pescuezo del ternero fue quebrado