SHEMOT_ÉXODO I:1-VI:1
Yaacov y sus hijos han fallecido. Comienza entonces el Galut, el exilio del pueblo judío. Mientras vivía un miembro de la familia inmediata de Yaacov, existía un nexo palpable con la Tierra de Israel y la estadía en Egipto adquiría un carácter pasajero. Con la muerte de los hijos de Yaacov se pierde el vínculo con la tierra ancestral y la residencia en Egipto adquiere permanencia. Los descendientes empiezan a integrarse al ambiente y a la cultura egipcia, y según el Midrash, abandonan la práctica de la circuncisión, que distinguía a los descendientes del patriarca Avraham.
Después de la muerte de Yosef, los egipcios cuestionan su relación con los hebreos. El Faraón reúne a sus consejeros para plantearles qué se debe hacer con ellos. El caso es que los egipcios se habían convertido en esclavos del Estado porque Yosef les había dado las semillas necesarias para sembrar el campo y como pago, los campesinos se limitaron a ser los siervos del Faraón, a quien tenían que entregar el veinte porciento de la producción.
En cambio, los hebreos permanecían como un grupo independiente del Estado que, en un futuro, podría aliarse con cualquier invasor para derrocar al régimen. Según el Midrash, el Faraón se reunió con tres consejeros: Bileam, Iyov y Yitró y les planteó: ¿acaso tenía Egipto una deuda permanente con los descendientes de Yosef? Gracias a las políticas de Yosef, que consistieron en almacenar la sobreproducción de los años de abundancia, Egipto se había convertido en la primera potencia del mundo conocido de aquel entonces. Ahora que Yosef había fallecido, ¿cuál era la responsabilidad con los hebreos?
Bileam tenía celos de los hebreos por sus nexos con Dios, puesto que había prometido a los patriarcas que los convertiría en un gran pueblo, demostró nuevamente su antipatía por este pueblo y opinó que representaban un peligro para la estabilidad de Egipto y, por lo tanto, era menester poner fin a su independencia y frenar su crecimiento. A pesar de sus capacidades proféticas, que algunos comentaristas equiparan a las de Moshé, Bileam opinó que la gratitud egipcia debía limitarse a la persona de Yosef. Sus descendientes no tenían por qué gozar del efecto del bienestar que Yosef había traído a Egipto.
Aunque Iyov es descrito por la Biblia como una persona íntegra y correcta, temerosa de Dios, no estaba dispuesto a ir más allá de lo estrictamente requerido en su concepción de la justicia. El judaísmo predica la noción de Lifnim mishurat hadín, la bondad de vivir de acuerdo con el espíritu de la justicia y no atenerse necesariamente a la letra estricta de la Ley. El judaísmo enseña que hay circunstancias y casos en los cuales no se debe medir la ayuda que se ofrece. Por ejemplo: la honra que se dispensa a los padres no tiene límite, ni la ayuda que se ofrece a un pobre. Iyov mantuvo silencio antela interrogante del Faraón. Al no responder, evitó aliarse con Bileam, pero tampoco defendió explícitamente a los hebreos y, en muchos casos, el silencio tiene un efecto negativo. El silencio, que no está lejos de la indiferencia, suele ser muy doloroso para el afectado. Así lo expresan muchos sobrevivientes del Holocausto del siglo pasado.
Yitró no estuvo de acuerdo con Bileam y, pensando que estaba en la minoría, decidió abandonar la reunión. Yitró asumió el riesgo de convertirse en una minoría de uno, y con ello demostró los rasgos de una personalidad apropiada, que luego se convertirá en el suegro de Moshé. Aunque Yitró no se identificó con la posición de Bileam, por otro lado, tampoco fue lo suficientemente convincente para cambiar el rumbo de la conversación, que concluyó en una serie de decretos cuyo propósito era debilitar moral y materialmente a los hebreos, incluyendo la orden de arrojar al Nilo a los varones recién nacidos.
Finalmente, los hebreos fueron esclavizados y tuvieron que realizar las más arduas tareas físicas, cuyo propósito básico era quebrantar su orgullo y anular cualquier aspiración de libertad. Como en otros muchos casos, se requería un liderazgo efectivo para romper las cadenas de la esclavitud. Moshé es escogido por Dios para una doble tarea: convencer al Faraón para que permita la salida de los hebreos y, al mismo tiempo, para llevar a cabo una tarea igualmente difícil: convencer a los hebreos que la libertad es uno de los valores más importantes para conservar la dignidad del ser humano.