GÉNESIS XXIII-XXV:18
CÓMO ESCOGER UNA FILOSOFÍA PARA LA VIDA
El estudio de la vida y de las características individuales de los patriarcas es fundamental para comprender las bases del judaísmo. La historia del judaísmo empieza con Avraham y continúa
con sus descendientes incluyendo el momento cuando empieza la construcción de la nación con el éxodo de Egipto.
El judaísmo hace su aparición en el escenario con el llamado de Dios a Avraham, Lej lejá: vete del hogar de tus padres a una tierra que te indicaré y paulatinamente se descubren cuáles son los elementos que distinguen a esta nueva filosofía de la vida con el potencial de convertirse en una teología.
Nuestros capítulos informan acerca de la muerte de Sará, la primera matriarca. La ausencia de detalles de su deceso es complementada por la Torá Oral, con el Midrash que revela que Sará murió al escuchar que su único hijo Yitsjak sería sacrificado como una ofrenda a Dios, en una difícilmente entendible demostración de un amor ilimitado por Dios. ¿Cuál fue la reacción de Avraham? ¿Acaso se sintió culpable de la muerte de su esposa y como consecuencia de ella entró en un estado de depresión aguda? Avraham llora por su mujer y reflexiona acerca de sus virtudes y luego enfrenta la realidad: se debe buscar un lugar apropiado para enterrar a Sará. Avraham adquiere un amplio terreno donde reposarán los restos mortales de los patriarcas y según una antigua tradición, allí también se encuentran enterrados Adam y Javá. Mearat Hamajpelá, es el nombre del lugar, el mausoleo de los patriarcas, ubicado en la ciudad de Jevrón y motivo de disputa actual entre Israel y los palestinos.
La muerte de Sará podía haber provocado una reacción de ascetismo, según observa el profesor Dov Schwartz. Existen costumbres primitivas según las cuales los sobrevivientes laceran sus cuerpos ante la muerte de un deudo. Una visión ascética implica probablemente la negación de la vida familiar y comunal, porque la concentración sobre la deidad debe ser total. Tal vez el sacerdocio cristiano, que exige el celibato, comparte esa noción. Es un comportamiento que niega el valor del mundo material para entronar el universo espiritual como alternativa única.
La idea bíblica del nazir, la persona que promete abstenerse de ciertos placeres como el consumo del producto de la vid, evadir el contacto con un muerto y no cortarse el pelo, apunta hacia una vida de privación material y una dedicación exclusiva hacia lo celestial.
Hay quienes señalan acertadamente que la Torá exige un sacrificio al término del período de nezirut, señalando de esta manera que el nazir no debe considerarse como un héroe espiritual, una condición óptima para el judío. A diferencia de Shimshón quien permaneció toda su vida bajo el signo de nezirut, el Talmud postula que, cuando no se especifica, el período de nezirut tiene la duración de un mes. O sea que, de acuerdo con el Talmud, ser nazir debe ser una elección pasajera.
Avraham no opta por convertir a Sará en un ícono, llora por ella, pero también la entierra; no la olvida, pero tampoco la venera. La muerte de su esposa no implica el fin de su historia familiar. Ahora tiene que dedicarse a Yitsjak, a la búsqueda de una esposa apropiada para su hijo, tiene que pensar en el futuro del pueblo que está engendrando. La dificultad de engendrar con Sará lo ha sensibilizado para valorar aún más a Yitsjak, quien a través de la Akedá demostró su disposición de ofrecer su vida en el servicio de Dios.
Al mismo tiempo, el Creador demostró que no deseaba el sacrificio humano. El judaísmo tendrá que escoger entre varias alternativas, inclinándose por una más que otra sin desechar alguna; entre el ascetismo y una vía que busca un término medio, y que acentúa el modelo espiritual pero no niega el valor del mundo material. El conflicto y la dicotomía ocasionados por tener que escoger entre el bien y el mal, el mundo secular y el entorno espiritual, el interés propio y el altruismo, y la cobardía y la valentía, es el fermento catalítico que obliga a pensar y reflexionar, a la continúa búsqueda e identificación del sendero que debe servir para el crecimiento y desarrollo espiritual que comenzó con Avraham y que continúa hasta el presente. Vivir es buscar. En el Más Allá se encuentra una contemplación de la radiante Presencia de Dios.