SUKKOT

SUMMONING THE HARVEST

The holiday of Sukkot is distinguished by the instruction that we must be intoxicated with joy according to the biblical text: vehayita ach sameach, “and you will be substantially joyful.” Rejoicing should envelop us because Sukkot celebrates the last harvest before winter in the countries of the northern hemisphere, to which Israel belongs. Joy is manifest when the granaries are full of the produce of the earth. One of the celebrations of this holiday is called Simchat Beit Hashoeva, “festival of water extraction”, which according to the Talmud was celebrated with incomparable taste, above others. 

For an agricultural economy, the one that governed society in biblical times, one of the basic elements was to have a reliable and abundant source of water. In current times, however, technological advances, the fresh water required for agriculture and other needs of society, is becoming increasingly important and has become one of the scarce and essential goods for the survival of the human species.

The holiday of Sukkot is celebrated beginning on the 15th day of the month of Tishrei, during which Rosh HaShanah and Yom Kippur are celebrated, days that are characterized by their solemnity. The contrast of Yom Hadin, Day of Judgment, the additional nomenclature of Rosh Hashanah and Yom Kippur, Day of Atonement, with a holiday that celebrates rejoicing and joy, implies that the holiday of Sukkot also possesses elements of solemnity, which are related to the other commemorations of the month. Indeed, tradition teaches that during this celebration the trial process that began on Rosh Hashanah culminates. Moreover, water is also judged on Sukkot

There is apparently a relationship between the judgment of the person and the judgment of water, because water is considered “life”: both the animal and human worlds depend on this element for their subsistence. The idea of judgment is clearly expressed in the Hoshanot that are recited on the day of Sukkot called Hoshanah Rabbah, with prayers invoking life and the abundance of water that is indispensable for human existence. 

As part of the Shalosh Regalim, the three annual holidays related to the exodus from Egypt and which have a significance related to agriculture, Sukkot serves as a bridge to the Yamim NoraimRosh HaShanah and Yom Kippur. The duality of Sukkot’s meaning is reflected in the double number of sacrifices commanded by the Torah for this holiday. Tradition relates these sacrifices, which number seventy, to the ancient notion about the existence of seventy nations in the world. Through these offerings that represent all peoples, Sukkot acquires universal significance, just like Rosh HaShanah, the day of judgment for all human beings.

The rejoicing of Sukkot is a consequence of the teshuvah and introspection of the Yamim Noraim. Having purified the soul through the Shofar’s call to recollection on Rosh Hashanah, with the practice of fasting and the recitation of the Yom Kippur prayers  for divine forgiveness, the individual now feels a mystical satisfaction and inner peace, a product of the closeness to God that is indispensable for obtaining forgiveness.

At the same time, the celebration of “water” is the recognition that Judaism does not establish a dichotomy between the heavenly and the earthly. In the month of Yom Hadien, and the days on which the spiritual destiny of humanity is determined, attention is also paid to water, which symbolizes the essential elements indispensable for survival.

SUCOT

INVOCANDO LA COSECHA

La festividad de Sucot se distingue por el instructivo de que debemos estar embriagados por la alegría de acuerdo con el texto bíblico: vehayita aj saméaj, “y estarás sustancialmente alegre”. El regocijo debe envolvernos porque Sucot celebra la última cosecha antes del invierno en los países del hemisferio norte, al cual pertenece Israel. El júbilo es manifiesto cuando los graneros están llenos del producto dela tierra. Una de las celebraciones de esta festividad se denomina Simjat Beit Hashoevá, “festividad de la extracción del agua”, que según el Talmud se celebraba con un gusto incomparable, por encima de otros. 

Para una economía agrícola, la que regía a la sociedad en los tiempos bíblicos, uno de los elementos básicos era contar con una fuente de agua confiable y abundante. En los tiempos actuales, no obstante, los avances tecnológicos, el agua dulce que se requiere para la agricultura y otras necesidades de la sociedad, cobra cada vez mayor importancia y se ha convertido en uno de los bienes escasos e imprescindibles para la sobrevivencia de la especie humana. 

La festividad de Sucot se celebra comenzando con el día 15 del mes de Tishrei, mes durante el cual se celebran Rosh HaShaná y Yom Kipur, días que se caracterizan por su solemnidad. La contraposición del Yom Hadín, Día del Juicio, nomenclatura adicional de Rosh HaShaná y Yom Kipur, Día del Perdón, con una festividad que celebra el regocijo y la alegría, implica que la festividad de Sucot también posee elementos de solemnidad, que están relacionados con las otras conmemoraciones del mes. En efecto, la tradición enseña que durante esta celebración culmina el proceso del juicio que se inició en Rosh HaShaná. Más aún, el agua también es juzgada en Sucot

Aparentemente hay una relación entre el juicio de la persona y el juicio del agua, porque el agua es considerada como “vida”: tanto el mundo animal como el humano dependen de este elemento para su subsistencia. La idea del juicio está claramente expresada en las Hoshanot que se recitan en el día de Sucot denominado Hoshaná Rabá, con oraciones en las cuales se invoca la vida y la abundancia del agua que es indispensable para la existencia humana. 

Dado que forma parte de los Shalosh Regalim, las tres festividades anuales relacionadas con el éxodo de Egipto y que tienen un significado conexo con la agricultura, Sucot sirve como un puente con los Yamim NoraimRosh HaShaná y Yom Kipur. La dualidad de significado de Sucot se refleja en el doble número de sacrificios que ordena la Torá para esta festividad. La tradición relaciona estos sacrificios, que suman setenta, con la antigua noción acerca de la existencia de setenta naciones en el mundo. A través de estas ofrendas que representan a todos los pueblos, Sucot adquiere un significado universal, al igual que Rosh HaShaná, día del juicio para todos los seres humanos.

El regocijo de Sucot es una consecuencia de la teshuvá y la introspección de los Yamim Noraim. Habiendo purificado el alma a través del llamado del Shofar al recogimiento en Rosh HaShaná, con la práctica del ayuno y la recitación de las plegarias de Yom Kipur para la obtención del perdón divino, el individuo siente ahora una satisfacción mística y una paz interior, producto de la cercanía a Dios que es indispensable para la obtención del perdón.

Al mismo tiempo, la celebración del “agua” es el reconocimiento de que en el judaísmo no se establece una dicotomía entre lo celestial y lo terrenal. En el mes del Yom Hadín, y los días en los cuales se determina el destino espiritual de la Humanidad, también se presta atención al agua, que simboliza los elementos esenciales, indispensables para la supervivencia.

HAAZINU

DEUTERONOMIO XXXII:1-XXII:52

ALGUNOS GIGANTES DEL ESPÍRITU

Estos capítulos aparecen en forma de verso en la Torá, que hace una excepción para este canto que está escrito en 2 columnas angostas, las cuales ocupan el espacio que normalmente está asignado a una columna. Dado que se trata de uno de los últimos pronunciamientos de Moshé, este poema adquiere mayor importancia. Nuestro texto empieza con Haazinu hashamáyim…vetishmá haarets…: “Escuchen los cielos… y que escuche la tierra…”. Palabras similares se encuentran en el libro de Yeshayahu, en el que el profeta exclama Shim’í shamáyim vehaazin erets: “Escucha cielo, y que escuche la tierra”. 

En el hebreo original se puede notar que, en cada caso, hay 2 palabras diferentes para señalar escuchar: lehaazín y lishmoa. Rashí señala que lehaazín se refiere a escuchar de cerca, mientras que lishmoa quiere decir escuchar un sonido lejano. Moshé, quien era de talla espiritual más elevada a la del profeta Yeshayahu, estaba más cercano al cielo; por ello se utiliza la palabra lehaazín cuando se señala un sonido que debe ser escuchado en los cielos, mientras que ese vocablo es utilizado por Yeshayahu con referencia a su cercanía a la tierra, solamente cuando se le compara con Moshé.

Con esta distinción en mente, señalamos que hay episodios bíblicos que son muy difíciles de comprender. Por ejemplo, el caso de la atadura de Yitsjak sobre un altar nos resulta incomprensible cuando leemos que fue el padre, Avraham, quien lo colocó para ser sacrificado. ¿Cómo puede un padre contemplar tal sacrificio? Cuando Dios le instruyó conducir a su hijo al holocausto, la respuesta de Avraham debería haber sido: “Estoy personalmente dispuesto a ofrecer mi vida si eso es lo que se exige, pero no puedo ofrendara mi hijo”. Incluso esta conducta sería considerada como de absoluta valentía, hecho que muy pocas personas estarían dispuestas a hacer y demostraría la profunda fe de la persona. 

Nuestro asombro ante la actitud de Avraham es el resultado del intento de colocarnos en el lugar del patriarca. Si consideramos que Avrahamrevolucionó el mundo de las ideas y del espíritu con su propuesta de la existencia de un solo Dios que rige el destino de cada ser, debemos asumir que estamos en presencia de una personalidad singular, sin parangón anterior, un personaje para el cual no se puede aplicar las usuales mediciones o evaluaciones. La fe de Avraham en Dios era total, sin titubeo alguno. Avraham “sabía en su mente” y “sentía en su corazón”, sin asomo de duda alguna, que Dios era justo y que jamás cometería un equívoco o una inmoralidad.

De acuerdo con la tradición judía, Moshé estaba en un nivel espiritual superior al de los patriarcas: no tenía parangón. Era un gigante del espíritu. La Biblia testimonia que Dios le hablaba a Moshé “boca a boca” y no en un sueño o en una aparición nocturna. Bejol beití neemán hu, “En toda mi casa es la persona de confianza”, es la expresión que la Torá atribuye a Dios con referencia a Moshé.

La sentencia Divina que le impidió a Moshé pisar la Tierra Prometida provocó el ruego y la petición, vaetjanán, y Moshé imploró. El citado Rashí comenta que la solicitud de Moshé no estaba basada en mérito alguno, porque Dios conoce incluso los pensamientos y sentimientos que no han sido expresados con palabras. Moshé imploró apelando a la Misericordia Divina, que esta vez tuvo que dar paso al patrón de la Justicia Absoluta. 

Por ello, la vida de Moshé es una especie de sinfonía espiritual inconclusa: extrae al pueblo esclavizado de Egipto y los conduce al Sinaí, donde Dios revela Su Voluntad y especifica un conjunto de normas que conducirán a la realización espiritual y social de la Humanidad. Así como la vida de Moshé fue una sinfonía inconclusa, la mortalidad recuerda con toda crudeza que ninguna persona puede terminar su cometido sobre la tierra. 

Serán las generaciones futuras las encargadas de construir sobre lo edificado con anterioridad, ampliar el cúmulo del conocimiento basándose en las memorias de otras generaciones. La sinfonía tendrá una conclusión en alguna época mesiánica, que depende probablemente de una actuación solidaria con los desfavorecidos, de una conducta personal apegada totalmente a esos diez instructivos que fueron grabados sobre piedra que ningún tirano ha podido borrar.

HA’AZINU

DEUTERONOMY XXXII:1-XXII:52

SOME GIANTS OF THE SPIRIT

These chapters appear in verse form in the Torah, which makes an exception for this chant, which is written in 2 narrow columns, which occupy the space normally assigned to a column. Since it is one of Moses’ last pronouncements, this poem takes on greater importance. Our text begins with Haazinu hashamayim… vetishma haarets…: “Listen the heavens… and let the earth listen…” Similar words are found in the book of Yeshayahu, in which the prophet exclaims Shim’i shamayim vehaazinerets: “Hear heaven, and let the earth hear.” 

In the original Hebrew it can be noted that, in each case, there are 2 different words to signal to hear: lehaazin and lishmoaRashi points out that lehaazin refers to listening closely, while lishmoa means listening to a distant sound. Moshe (Moses), who was of higher spiritual stature than the prophet Yeshayahu (Isaiah), was closer to heaven; hence the word lehaazin is used  when pointing to a sound that must be heard in the heavens, while that word is used by Yeshayahu in reference to his nearness to the earth, only when compared to Moshe.

With this distinction in mind, we point out that there are biblical episodes that are very difficult to comprehend. For example, the case of Yitschak’s(Isaac’s) binding on an altar is incomprehensible to us when we read that it was the father, Avraham (Abraham), who placed him to be sacrificed. How can a father contemplate such a sacrifice? When God instructed him to lead his son to the burnt offering, Avraham‘s response  should have been, “I am personally willing to offer my life if that is what is required, but I cannot offer my son to him.” Even this behavior would be regarded as absolute courage, which very few people would be willing to do, and it would demonstrate the person’s deep faith. 

Our amazement at Avraham’s attitude  is the result of the attempt to put us in the place of the patriarch. If we consider that Avraham revolutionized the world of ideas and spirit with his proposal of the existence of a single God who governs the destiny of each being, we must assume that we are in the presence of a singular personality, without previous parallel, a character for whom the usual measurements or evaluations cannot be applied. Avraham’s faith in God was total, without any wavering. Avraham“knew in his mind” and “felt in his heart,” without a shadow of a doubt, that God was just and that he would never make a mistake or an immorality.

According to Jewish tradition, Moshe was on a higher spiritual level than the patriarchs: he was unparalleled. He was a giant of the spirit. The Bible testifies that God spoke to Moshe “by mouth” and not in a dream or nighttime apparition. Bechol beiti neeman hu, “In all my house he is the person of trust,” is the expression that the Torah attributes to God with reference to Moshe.

The Divine sentence that prevented Moshe from setting foot in the Promised Land provoked the plea and petition, vaetchanan, and Mosheimplored. Rashi comments that Moshe‘s request  was not based on any merit, because God knows even thoughts and feelings that have not been expressed in words. Moshe implored by appealing to Divine Mercy, which this time had to give way to the patron saint of Absolute Justice. 

Therefore, the life of Moshe is a kind of unfinished spiritual symphony: he extracts the enslaved people from Egypt and leads them to Sinai, where God reveals His Will and specifies a set of rules that will lead to the spiritual and social realization of Humanity. Just as Moshe’s life  was an unfinished symphony, mortality is a stark reminder that no person can finish his or her mission on earth. 

It will be future generations who will oversee building on what has been built previously, expanding the accumulation of knowledge based on the memories of other generations. The symphony will have a conclusion in some messianic era, which probably depends on an action in solidarity with the disadvantaged, on a personal conduct totally attached to those ten instructions that were engraved on stone that no tyrant has been able to erase.

VAYÉLEJ

DEUTERONOMIO XXI:1-30

LECTURA PÚBLICA DE LA TORÁ

Después de estimular a Yehoshúa (Josué) con la expresión de Jazak Veemáts, el deseo de que su liderazgo sobre el pueblo sea fuerte y persistente, Moshé (Moisés) instruye que a la conclusión del período de la Shemitá, el descanso anual de la tierra después de 7 años, se debe reunir al pueblo para la lectura pública de la Torá. El momento será propicio para destacar que el año sabático de Shemitá no tiene solamente el propósito del “descanso de las tierras”. Tiene que ser un período de reflexión y estudio, de crecimiento espiritual que será coronado con la lectura pública, que a su vez puede considerarse como un renovado compromiso con la Torá. Al escuchar su contenido debe producirse una movilización y renovación del Brit asumido en Har Sinai (Monte Sinaí): Dios se compromete a velar por el bienestar del pueblo y el pueblo se compromete cumplir las Mitsvot, obedecer la Voluntad Divina. 

Quien debía efectuar la lectura pública era el rey, el rector administrativo del pueblo, como señal de que la Torá tenía un mensaje público; sus normas debían regir el comportamiento de la sociedad en todas sus manifestaciones. Tanto adultos como niños, ancianos y jóvenes tenían que escuchar esta lectura. Esta reunión recibió el nombre de Hakhel, cuya raíz es Kahal, el colectivo, la totalidad del pueblo hebreo.

Con el establecimiento del Estado de Israel se hizo intentos de renovar esta actividad. En este sentido el Gran Rabino Yitzchak Herzog escribió una Teshuvá en su libro Heichal Yitzchak, donde sugiere que incluso en la ausencia del Beit HaMikdash se puede celebrar ZéjerleHakhel, un recuerdo de esta actividad, y que el jefe del Estado podría dirigirla lectura pública de la Torá.

Como nota histórica, cabe mencionar que fue un hijo de este gran rabino, el general Yaacov Herzog, embajador de Israel ante las Naciones Unidas, quien en un célebre discurso reaccionó en noviembre de 1975 a la adopción del infame documento de la Asamblea General que hacía una equivalencia entre Sionismo y racismo. Mientras que la Torá es un documento de convivencia de gran contenido ético, el documento de la ONU tenía la función de promover el odio, una expresión de la inmoralidad de su contenido que constituía una tergiversación histórica del movimiento sionista. Yaacov Herzog terminó su brillante alocución rompiendo públicamente el papel en el cual estaba escrita esta resolución.

Días atrás, en una conferencia de prensa pública, otro general israelí, hijo de Yaacov Herzog, en una conmemoración de los 30 años de esa infame resolución, disertó acerca de su injusticia histórica y, nuevamente, ante las cámaras de televisión, rompió el documento. Cabe destacar que la Asamblea General de la ONU subsecuentemente resolvió anular la decisión original, en una enmienda justa a una lamentable decisión anterior. 

El Gran Rabino Yitzchak Herzog había sugerido una reunión masiva ante el Kótel para hacer la lectura de la Torá, que debía ser precedida por el sonido del Shofar. De acuerdo con muchos exégetas, debe leerse el SéferDevarim, el último Libro de la Torá. También se puede mencionar como dato de interés que, años atrás, una sinagoga de Nueva York programó la lectura pública del Tanaj (Biblia) e invitó a diferentes personalidades públicas a participar en este evento. La audiencia recibió ejemplares del Tanaj mientras que en el podio se hacía la lectura, capítulo por capítulo.

Hakhel es una demostración adicional de la centralidad del estudio de la Torá para todos los sectores de la sociedad. La presencia de los niños destaca que desde la infancia se debe inculcar el amor por la Torá y el estudio, el factor decisivo para la sobrevivencia del pueblo judío.

MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARSHÁ

CONTIENE 2 MITSVOT POSITIVAS

612. Deuteronomio 31:12 Reunir a todo el pueblo para escuchar la lectura de la Torá después del año Sabático

613. Deuteronomio 31:12 Cada judío debe escribir una Torá para sí mismo

VAYELECH

DEUTERONOMY XXI:1-30

PUBLIC READING OF THE TORAH

After encouraging Yehoshua (Joshua) with the expression of ChazakVeemats, the desire for his leadership over the people to be strong and persistent, Moshe (Moses) instructs that at the conclusion of the Shemitahperiod, the annual rest of the land after 7 years, the people should be gathered for the public reading of the Torah. The timing will be propitious to emphasize that the Shemitah sabbatical year  is not only for the purpose of “rest of the lands.” It must be a period of reflection and study, of spiritual growth that will be crowned with public reading, which in turn can be considered as a renewed commitment to the Torah. Listening to its content, there must be a mobilization and renewal of the Brit assumed in Har Sinai: God undertakes to watch over the well-being of the people and the people commit themselves to fulfill the Mitsvot, to obey the Divine Will. 

The one who had to perform the public reading was the king, the administrative ruler of the people, as a sign that the Torah had a public message; its rules were to govern the behavior of society in all its manifestations. Adults and children, the elderly and young alike had to listen to this reading. This gathering was called Hakhel, whose root is Kahal, the collective, the totality of the Hebrew people.

With the establishment of the State of Israel, attempts were made to renew this activity. In this regard, Chief Rabbi Yitzchak Herzog wrote a teshuvahin his book Heichal Yitzchak, where he suggests that even in the absence of the Beis HaMikdash, one  can celebrate Zecher leHakhel, a remembrance of this activity, and that the head of state could lead the public reading of the Torah.

As a historical note, it is worth mentioning that it was a son of this great rabbi, General Yaacov Herzog, Israel’s ambassador to the United Nations, who in a famous speech reacted in November 1975 to the adoption of the infamous General Assembly document that made an equivalence between Zionism and racism. While the Torah is a document of coexistence with great ethical content, the UN document had the function of promoting hatred, an expression of the immorality of its content that constituted a historical distortion of the Zionist movement. Yaakov Herzog ended his brilliant speech by publicly tearing up the paper on which this resolution was written.

Days ago, at a public press conference, another Israeli general, son of Yaacov Herzog, in a commemoration of the 30th anniversary of that infamous resolution, spoke about its historical injustice and, again, in front of the television cameras, tore up the document. It should be noted that the UN General Assembly subsequently resolved to overturn the original decision, in a fair amendment to an earlier regrettable decision. 

Chief Rabbi Yitzchak Herzog had suggested a mass gathering before the Kotel to do the Torah reading, which was to be preceded by the blowing of the Shofar. According to many exegetes, one should read the Sefer Devarim, the last Book of the Torah. It can also be mentioned as an interesting fact that, years ago, a synagogue in New York scheduled the public reading of the Tanakh and invited different public personalities to participate in this event. The audience received copies of the Tanach while the reading was done on the podium, chapter by chapter. 

Hakhel is a further demonstration of the centrality of Torah study for all sectors of society. The presence of the children highlights that from childhood a love for Torah and study must be instilled  , the decisive factor for the survival of the Jewish people.

MITZVAH: ORDINANCE OF THE TORAH IN THIS PARSHA

CONTAINS 2 POSITIVE MITSVOT

612. Deuteronomy 31:12 Gather all the people to hear the Torah reading  after the sabbatical year

613. Deuteronomy 31:12 Every Jew must write a Torah for himself

NITSAVIM

DEUTERONOMIO XXIX:9-XXX:20

NIVELES OCULTOS DE LA TORÁ

Hershel SchachterRosh Kolel de Yeshiva University, cita un escrito de Rabí Chaim de Volozhin, uno de los discípulos más distinguidos del Gaón de Vilna. Según Rabí Chaim, el Gaón sostenía que el Jumash Devarim, el quinto de los cinco libros de la Torá, consiste de diez Sidrot determinadas por la lectura semanal y que las secciones de Nitsavim y Vayélej deben ser consideradas como una sola unidad.

De acuerdo con el Talmud, el mundo tendrá una duración de 6 milenios, que luego darán paso a un Shabat universal. Estos seis milenios están divididos en 3 etapas. La primera de ellas se denomina tohu, porque se refiere al desorden y anarquía que la caracterizaron. La segunda etapa, que empezó con la aparición de los tres patriarcas, se fundamenta en la Torárecibida en el monte Sinaí, documento en el cual Dios manifestó Su Voluntad a la Humanidad por intermedio del pueblo judío y especificó el sendero que debe transitar para conquistar y eliminar el tohu, el caos que reinó en un principio. 

En la actualidad nos encontramos en la tercera etapa: la redención, el momento mesiánico. El cálculo es el siguiente. El patriarca Avraham nació en el año 1948 después de la creación del universo (partimos de la referencia de que en la actualidad nos encontramos en el año 5763, según la tradición judía) y comenzó su misión de propagar el ideal monoteísta a la edad de 52 años. 

De acuerdo con el Talmud, la nomenclatura utilizada para el documento que Moshé escribió de acuerdo con la expresa Voluntad de Dios es la Torá Shebijtav, la Torá Escrita, aunque simultáneamente se fue desarrollando la Torá Shebealpé, la Torá Oral que recoge las diferentes explicaciones sobre las Mitsvot, ordenanzas y relatos contenidos en el documento escrito. La Torá Shebealpé fue finalmente formulada de manera escrita en el texto que se denomina Mishná. El autor de esta Mishná fue Rabí Yehudá Hanasí, quien falleció en el año 220 de la Era Común. Si se considera que después de su muerte todavía se hicieron algunas enmiendas, arribamos al año 240, que completa el segundo período de 2 milenios. De tal manera que el año 2240 de la era común señalará la finalización del tercer período: los días del Mashíaj.

El Gaón de Vilna sostenía que las 10 Sidrot de Devarim representan los últimos 10 siglos de la Humanidad, y en cada una de estas secciones se puede encontrar algún mensaje puntual sobre el siglo específico. De alguna manera, la Torá vaticina los sucesos que se desarrollaron en cada etapa. Un ejemplo notable es el hecho de que la Sidrá (usualmente referida como ParasháKi Tavó, que corresponde al siglo comprendido entre 1840 y 1490 de la era común, contiene la Tojajá, que consiste en una serie de advertencias acerca de los desastres que le ocurrirán al pueblo judío si se aleja del sendero de la Torá. Está claro que el siglo aludido incluye numerosos pogromos y el inicio del período nazi, que produjo el genocidio: la mayor destrucción de la historia de la Humanidad.

Los capítulos contenidos en Nitsavim y Vayélej mencionan la próxima conquista de la Tierra Prometida, la necesidad de la Teshuvá: el retorno a las raíces ancestrales y la Mitsvá de escribir el texto de la Torá. Al tomar en cuenta el establecimiento del Estado de Israel en 1948, el fenómeno intensivo de los Baalei teshuvá, los miles de jóvenes que retornan día a día a la tradición de sus antepasados, y el vigoroso resurgimiento del estudio de la Torá en nuestros días, se puede apreciar una directa correspondencia entre el texto bíblico y los sucesos actuales.

Personajes excepcionales como el Gaón de Vilna, poseedores de un intelecto privilegiado y de profunda espiritualidad, pueden ver con mayor claridad la correspondencia entre las Escrituras Sagradas y el desarrollo de la Historia. No obstante es un ejercicio intelectual aleccionador que invita a leer la Torá con mayor atención a los mensajes que no son obvios en el transcurso de una lectura ligera.

NITSAVIM

DEUTERONOMY XXIX:9-XXX:20

HIDDEN LEVELS OF THE TORAH

Hershel SchachterRosh Kolel of Yeshiva University, quotes a writing by Rabbi Chaim of Volozhin, one of the most distinguished disciples of the Vilna Gaon. According to Rabbi Chaim, the Gaon held that the Chumash Devarim, the fifth of the five books of the Torah, consists of ten Sidrotdetermined by the weekly reading and that the sections of Nitsavim and Vayelech should be considered as a single unit.

According to the Talmud, the world will last for 6 millennia, which will then give way to a  universal Shabbat. These six millennia are divided into 3 stages. The first of these is called tohu, because it refers to the disorder and anarchy that characterized it. The second stage, which began with the appearance of the three patriarchs, is based on the Torah received at Mount Sinai, a document in which God manifested His Will to Humanity through the Jewish people and specified the path that must be traveled to conquer and eliminate the tohu, the chaos that reigned in the beginning. 

Today we are in the third stage: redemption, the messianic moment. The calculation is as follows. Patriarch Avraham was born in 1948 after the creation of the universe (we start from the reference that we are currently in the year 5763, according to Jewish tradition) and began his mission to propagate the monotheistic ideal at the age of 52. 

According to the Talmud, the nomenclature used for the document that Moses wrote in accordance with the express Will of God is the TorahShebichtav, the Written Torah, although simultaneously the ShebealpehTorah, the Oral Torah that collects the different explanations of the Mitsvot, was developed, ordinances and stories contained in the written document. The Torah Shebealpeh was finally formulated in written form in the text that is called the Mishnah. The author of this Mishnah was Rabbi Yehuda Hanasi, who passed away in 220 C.E. If we consider that after his death some amendments were still made, we arrive at the year 240, which completes the second period of 2 millennia. So the year 2240 of the Common Era will mark the end of the third period: the days of Moshiach.

The Vilna Gaon held that the 10 Sidrot of Devarim represent the last 10 centuries of humanity, and in each of these sections you can find some specific message about the specific century. In a way, the Torah foretells the events that unfolded at each stage. A notable example is the fact that the Sidra (usually referred to as ParshahKi Tavo, which corresponds to the century between 1840 and 1490 CE, contains the Tochacha, which consists of a series of warnings about the disasters that will befall the Jewish people if they stray from the path of Torah . The century in question includes numerous pogroms and the beginning of the Naziperiod, which produced genocide: the greatest destruction in the history of humanity.

The chapters contained in Nitsavim and Vayelech mention the coming conquest of the Promised Land, the necessity of teshuvah: the return to ancestral roots, and the Mitzvah to write the text of the Torah. By taking into account the establishment of the State of Israel in 1948, the intensive phenomenon of the Baalei teshuvah, the thousands of young people who return day by day to the tradition of their ancestors, and the vigorous resurgence of Torah study  in our day, one can see a direct correspondence between the biblical text and current events.

Exceptional figures such as the Vilna Gaon, possessors of a privileged intellect and profound spirituality, can see more clearly the correspondence between the Sacred Scriptures and the development of history. Nonetheless, it is a sobering intellectual exercise that invites one to read the Torah with greater attention to the messages that are not obvious during a light reading.

KI TAVO

DEUTERONOMY XXVI:1-XXIX:8

THE CHOSEN PEOPLE

Our biblical text includes the divine affirmation that the Hebrew people are ASegulah: a “nation that is a treasure,” fulfilling its obligation and therefore a people consecrated to the Lord. This text, which highlights the uniqueness of the Hebrew people, served to enable the Jew to tolerate and resist the adversities that history presented to him. While a large part of humanity viewed the Jew with contempt, the Bible considered him a “treasure” people, chosen by God. 

Sholem Aleichem, a literate man of the last century who wrote in the Yiddish vernacular and on whose work, Tevye der milchiger, “Fiddler on the Roof” is based, puts on the lips of his hero Tevye: “Why don’t you choose another people for a while?” in one of his frequent conversations with God. If the “choice” produced the persecution, Tevye is willing to give up this distinction, at least for a while. 

There are those who maintain that this “choice” created a feeling of superiority in the Jew, a fact that in turn produced general rejection, because no people is willing to recognize the superiority, intellectual or spiritual, of another nation. A superficial review of the history of humanity prevents us from concluding that the Jewish people would have been privileged; on the contrary, this people was persecuted in an typical manner. However, it cannot be denied that they are a stubborn people; In biblical language it is AKesheh Oreph, a people with an unbeatable neck, who do not bow to adversity. This people wasbeaten and wounded by different armies and bandits, but has survived to the present, while Medinat Israel (State of Israel) secures its future.

The biblical narrative in Bereshit (Genesis) about the creation of a single man, Adam, father of mankind, prevents the Jew from claiming descent from more illustrious ancestors. The “choice” obviously cannot have a biological or genetic root. It is becauseAvraham (Abraham), the Patriarch and father of the Jewish people, conceived the existence of a single God, which is the most powerful idea that has had the greatest influence on humanity in all fields, including the scientific one, which assumes the existence of universal norms that are not governed according to the whims of some deity of the world of idolatry. “God does not play dice with the universe,” Albert Einstein said. The idea of the existence of only one God produces the corollary that there must be some reason for every phenomenon of nature.

To be a member of this “chosen” group one must be born from a Jewish womb. The Jewish condition is transmitted through chromosomes. But there is a second way: conversion. The person who considers that the principles enunciated by Judaism respond to his personal spiritual concerns and manifests the disposition to govern his life according to the principles and instructions of Judaism, can choose conversion and demand to belong to that people “chosen” by God. The choice is not racial, because if that were the case, there would be no conversion.

Belonging is open to those who wish to enroll in a brotherhood that has a cardinal mission: the dissemination of the idea of the existence of one God and, above all, what this ideal implies for human behavior. It is not only an intellectual or theological act of faith: it has a clear and definite implication for man. Faith in one God requires a behavior of solidarity with one’s neighbor, of assistance to the needy and the persecuted. At the same time, Judaism imposes a strict regime of personal conduct, the purpose of which is also self-discipline: “For man does not live by bread alone, but through the word of God man lives.”

When President Kennedy suggested to the American people “Don’t say what the country can do for you, but what you can do for the country,” he was enunciating a basic tenet of Judaism. Because being Jewish involves a series of obligations and duties, tasks and not privileges. Privileges and prerogatives weaken the individual and the nation. Tasks and commitments strengthen the character of the individual and the collective.

The challenges and tests tempered the character of the Jewish people and allowed them not to bow to the adversity, persecution and even genocide of one-third of their people a little more than half a century ago. The Jew was not created in the image and likeness of God: Adam, the first man and father of mankind, was infused with the spirit of the Creator. This implies that every human being can return to the roots of his creation and that no one can consider that for some reason he is superior to his neighbor. Superiority, if such a concept exists, can only be a function of moral and ethical behavior that follows from the teachings of the Holy Scriptures, of the Torah (Pentateuch).

Our chapters condition the conquest of the Promised Land by the Jewish people with their behavior in accordance with the Mitzvot (duties instructed in the Torah). The fact that distinguishes the Jew and transforms him into a “treasure” is a life ruled by Mitzvah, which transforms what is mundane and everyday into a spiritual act, it alters even the indispensable bread that man eats to exist, because what gives content and meaning to existence is a life in accordance with the word of God.

MITZVAH: ORDINANCE OF THE TORAH IN THIS PARSHA

CONTAINS 3  POSITIVE MITSVOT AND 3 PROHIBITIONS

606. Deuteronomy 26:5 Recite a declaration when bringing the first fruits to the Temple

607. Deuteronomy 26:13 Recite a statement when bringing tithing to the Temple

608. Deuteronomy 26:13 Do not eat the Second Tithe in a state of mourning

609. Deuteronomy 26:14 Do not ingest the Second Tithe while in a state of ritual uncleanness

610. Deuteronomy 26:14 Not spending the money for food and drink for which the Second Tithe has been redeemed

611. Deuteronomy 28:9 Imitating God’s Ways by keeping His Commandments

KI TAVÓ

DEUTERONOMIO XXVI:1-XXIX:8

EL PUEBLO ELEGIDO

Nuestro texto bíblico incluye la afirmación divina de que el pueblo hebreo es am segulá: una “nación que es un tesoro”, que cumple sus instructivos y, por ello, será un pueblo consagrado al Señor. Este texto que destaca la singularidad del pueblo hebreo sirvió para que el judío pudiera tolerar y resistir las adversidades que la historia le presentó. Mientrasque gran parte de la Humanidad veía con sentimientos de´desprecio al judío, la Biblia lo consideraba un pueblo “tesoro”, elegido por Dios. 

Sholem Aleijem, hombre letrado del siglo pasado que escribió en el vernáculo yídish y en cuya obra, Toivie der mílijiguer, se basa “El violinista sobre el tejado”, pone en los labios de su héroe Tevye: “¿Por qué no escoges por un tiempo a otro pueblo?”, en una de sus frecuentes conversaciones con Dios. Si la “elección” produjo la persecución, Tevye está dispuesto a renunciar a esta distinción, al menos por un tiempo. 

Hay quienes sostienen que esta “elección” produjo un sentimiento de superioridad en el judío, hecho que a su vez produjo el rechazo general, porque ningún pueblo está dispuesto a reconocer la superioridad, intelectual o espiritual, de otra nación. Una revisión superficial de la historia de la Humanidad impide concluir que el pueblo judío hubiera sido privilegiado; al contrario, fue perseguido de manera ejemplar. Sin embargo, no se puede negar que es un pueblo testarudo; en el lenguaje bíblico es am keshé óref, un pueblo con un cuello invencible, no se doblega ante la adversidad. Fue golpeado y herido por diferentes ejércitos y bandoleros, pero ha sobrevivido hasta el presente, mientras que Medinat Israel asegura su futuro.

La narración bíblica en Bereshit acerca de la creación de un solo hombre, Adam, padre de la Humanidad, impide que el judío alegue que desciende de ancestros más ilustres. La “elección” obviamente no puede tener una raíz biológica o genética. Se basa en el hecho de que Avraham, padre del pueblo judío, concibió la existencia de un solo Dios, que es la idea más poderosa y que ha tenido la mayor influencia sobre la Humanidad en todos los campos, incluso el científico, que asume la existencia de normas universales que no se rigen de acuerdo con los caprichos de alguna deidad del mundo de la idolatría. “Dios no juega dados con el universo”, sentenció Albert Einstein. La idea de la existencia de un solo Dios produce el corolario de que tiene que haber alguna razón para todo fenómeno de la naturaleza.

Para ser miembro de este grupo “escogido” hay que nacer de un vientre judío. La condición judía se transmite por medio de los cromosomas. Pero hay una segunda vía: la conversión. La persona que considere que los principios que enuncia el judaísmo responden a sus inquietudes espirituales personales y manifiesta la disposición de regir su vida de acuerdo con los principios e instructivos del judaísmo, puede optar por la conversión y exigir pertenencia a ese pueblo “escogido” por Dios. Está claro que la escogencia no es racial, porque si tal fuera el caso no existiría la conversión. 

La pertenencia está abierta a quien desea inscribirse en una hermandad que tiene una misión cardinal: la diseminación de la idea de la existencia de un solo Dios y, sobre todo, lo que este ideal implica para el comportamiento humano. No es sólo un acto de fe de orden intelectual o teológico: tiene una clara y definida implicación para el hombre. La fe en un solo Dios exige un comportamiento solidario con el prójimo, de asistencia al necesitado y al perseguido. Al mismo tiempo, el judaísmo impone un régimen estricto de conducta personal, cuyo propósito también es la autodisciplina: “Porque no sólo para el pan vive el hombre, sino a través de la palabra de Dios vive el hombre”.

Cuando el presidente Kennedy le sugirió al pueblo americano “No digas qué es lo que el país puede hacer por ti, sino qué es lo que tú puedes hacer por el país”, estaba enunciando un principio básico del judaísmo. Porque ser judío involucra una serie de obligaciones y deberes, tareas y no privilegios. Los privilegios y las prerrogativas debilitan al individuo y la nación. Las tareas y los compromisos fortalecen el carácter de la persona y del colectivo. 

Los retos y los desafíos templaron el carácter del pueblo judío y permitieron que no se doblegara ante la adversidad, la persecución e incluso el genocidio de la tercera parte de su gente medio siglo atrás. El judío no fue creado a la imagen y semejanza de Dios: Adam, el primer hombre y padre de la Humanidad, fue insuflado con el espíritu del Creador. Esto implica que todo ser humano puede retornar a las raíces de su creación y que nadie puede considerar que por alguna razón es superior al prójimo. La superioridad, si existe tal concepto, sólo puede ser una función de un comportamiento moral y ético que se desprende de las enseñanzas de las Sagradas Escrituras, de la Torá.

Nuestros capítulos condicionan la conquista de la Tierra Prometida por el pueblo judío con un comportamiento acorde con las Mitsvot. El hecho que destaca al judío y lo transforma en un “tesoro” es una vida regida por la Mitsvá, que transforma lo que es mundano y cotidiano en un acto espiritual, transforma incluso el indispensable pan que el hombre ingiere para existir, porque lo que da contenido y sentido a la existencia es una vida acorde con la palabra de Dios.

MITSVÁ: ORDENANZA DE LA TORÁ EN ESTA PARSHÁ

CONTIENE 3 MITSVOT POSITIVAS Y 3 PROHIBICIONES

606. Deuteronomio 26:5 Recitar una declaración al traer los primeros frutos al Templo

607. Deuteronomio 26:13 Recitar una declaración al traer el diezmo al Templo

608. Deuteronomio 26:13 No ingerir el Segundo Diezmo en un estado de luto

609. Deuteronomio 26:14 No ingerir el Segundo Diezmo mientras en estado de impureza ritual

610. Deuteronomio 26:14 No gastar el dinero para alimento y bebida por el cual se ha canjeado el Segundo Diezmo

611. Deuteronomio 28:9 Imitar los caminos de Dios cumpliendo Sus Mandamientos